Después de que Ken Salazar hablara y desestimara (de manera elegante), la reforma al poder judicial de AMLO (comentando que pondría en riesgo la democracia mexicana), los que rodean a Sheinbaum recomendaron no responder como el mismo presidente lo haría.
Es uno de los momentos en los cuales la electa puede “divorciarse” del tabasqueño, particularmente en la relación con EE. UU. “AMLO será visceral, pero va de salida, mientras que Claudia se quedará con las consecuencias de lo que diga Andrés”, me dijeron en una conversación.
Lo que más está molestando al presidente es contemplar la posibilidad, cosa que no le pasaba por la mente, de negociar o matizar algunos rubros de su reforma al poder judicial, más aún después de la postura gringa.
Veremos qué ocurre, y si de verdad ocurre.
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