Ya las plumas abolladas con que apenas cuenta la Rectoría han tratado de dar por muerto al movimiento en contra de la prórroga, que sin embargo goza de cabal salud y se disemina entre la sombra y por los corrillos, se consolida, crece, convence.
Los arrebatadores del prestigio universitario son mínimos en el número: un rector, siete consejeros solamente, unos cuantos funcionarios demasiado bien pagados,
algunos directores amenazados en su honra y su base, la entrometida alcaldesa electa de Xalapa… y párele de contar.
Y por el lado de quienes se oponen al rapto de la Rectoría están: los tres exrectores de la autonomía, los más conspicuos exmiembros de la Junta de Gobierno (y con ellos las dos consejeras que renunciaron recientemente), cientos de académicos, miles de alumnos, y muchos miles de egresados de las aulas magníficas de la UV… y con todos ellos, la sociedad veracruzana, el pueblo pues.
Sume usted la opinión en contra de la gobernadora Rocío Nahle García y tendrá la tormenta perfecta enderezada ante la felonía que pretende hacer valer la Junta, montada en la terquedad inenarrable de Martinillo y sus secuaces.
No, cacos, no han ganado nada ni se ha consumado su latrocinio. El dragón está apenas despertando. Habrá mucha historia por delante…
…y muchas marchas más.
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