Hace un par de semanas, el columnista Ciro Gómez Leyva escribió para El Universal una interesante reseña de la comida que el viernes 24 de junio tuvo el presidente Enrique Peña Nieto con un grupo de periodistas en la residencia oficial de Los Pinos, describiendo que el mandatario “no estaba deprimido por la derrota electoral del PRI, ni decaído por el endurecimiento de las protestas de la CNTE, o abatido por los malos presagios tras el rechazo británico a la Unión Europea”, sino que “al Presidente se le veía animado” y que “estaba de muy buen humor”.
Gómez Leyva refiere que en esa larga plática tocaron varios temas, entre ellos el de la próxima sucesión presidencial, y que Peña se mostró muy seguro de que en 2018 se va a imponer el México sistémico, institucional, porque es más grande que el antisistémico, pero además les hizo una sugerencia que a todos los comensales sorprendió: les pidió que “no nos obsesionáramos con el candidato del PRI, porque una elección nacional es algo tan grande que puede darle oportunidad de ganar a alguien que hoy sólo sea conocido por el 1% de la población”.
–¿Un personaje que hoy es conocido por el 1% de los mexicanos podría ser el candidato del PRI?, le preguntaron estupefactos sus interlocutores.
|
“¿Por qué no?”, relata Gómez Leyva que les reviró con otra sonrisa Peña Nieto, el cual les dijo que eso es posible porque “de que te conocen en una campaña nacional, te conocen.”
Esta semana el mexiquense parece haber pasado de las palabras a los hechos, pues tras la renuncia de Manlio Fabio Beltrones a la presidencia del CEN del PRI por el desastre electoral del pasado 5 de junio, Peña Nieto enfiló sorpresivamente a Enrique Ochoa Reza, un tecnócrata de bajo perfil que estaba a cargo de la Comisión Federal de Electricidad, para que asuma formalmente este martes la dirigencia nacional del partido tricolor, a cuya gestión le tocará preparar la unción del próximo candidato presidencial, aunque la primera prueba de fuego la tendrá el año entrante con la elección del gobernador del Estado de México, aparte de los de Coahuila y Nayarit.
Pero Ochoa Reza no es el as bajo la manga del presidente Peña para sucederlo en 2018. Al ex director de la CFE se le vincula con el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, uno de los “tres académicos excepcionales” que lo apoyaron con su tesis profesional para obtener en 2007 el título de licenciado en Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y al cual le hizo un amplio reconocimiento porque, expuso, “por si esto fuera poco, Luis me ayudó a conseguir mi primer trabajo en la administración pública federal y ha sido un referente de cómo desarrollar con éxito sendas trayectorias en la academia, el sector privado y el servicio público”.
“México gana con funcionarios públicos como Luis Videgaray”, escribió en su tesis titulada “Un acuerdo comparativo del federalismo”, en cuya dedicatoria Ochoa Reza refiere que “el doctor Luis Videgaray Caso ha sido un ejemplo a seguir a lo largo de los últimos veinte años”.
“Luis fue el presidente de su generación estudiantil en la preparatoria y siguiendo su liderazgo me postulé para dos cargos de representación en la secundaria”, dice el virtual presidente del CEN del PRI, quien recuerda que tiempo después siguió su consejo para estudiar simultáneamente las licenciaturas de Derecho, en la UNAM, y Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), lo que ha sido uno de los grandes aciertos de su vida profesional.
“Afortunadamente, pronto uno entiende que la licenciatura es tan solo el inicio de una larga y satisfactoria marcha en el mundo de los principios jurídicos y el intenso debate sobre la teoría y práctica de los derechos fundamentales”, expuso el también doctor en Ciencia Política por la Universidad de Columbia en Nueva York, el cual posee una biblioteca de 5,010 libros que fueron adquiridos a lo largo de su licenciatura, maestría, doctorado y desempeño profesional. Ha declarado que tiene la concesión de 50 placas de taxi en Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, y que es socio en la empresa AOZ Farmacéutica y que cuenta con una colección de obras de arte, entre ellas tres pinturas de Frida Kahlo.
¿El candidato será entonces Videgaray, quien es conocido por mucho más del 1% de los mexicanos pero con muy malas referencias, aunque Peña Nieto haya dicho al grupo de periodistas que “hoy, con todos los problemas y todo lo que se diga, los fundamentos de la economía están sólidos y así los tenemos que entregar”?
A Ochoa Reza se le vincula también con el titular de la SEP, Aurelio Nuño, pues precisamente por recomendación de Videgaray y de Alejandro Murat Hinojosa, actual gobernador electo de Oaxaca, formó parte del equipo de transición del presidente Peña Nieto como asesor de la coordinación de Educación. El ex director de la CFE fue el mentor de la reforma educativa y fue el ideólogo para castigar y premiar a los profesores, quienes se opusieron a todos los cambios aprobados al sector educativo.
Sin embargo, las posibilidades de Nuño se redujeron obviamente a partir del conflicto con el magisterio de la CNTE por su rechazo a la reforma educativa, cuya movilización tiene sitiado al estado de Oaxaca y amenazaba con expandirse a otras entidades más.
¿El “tapado” será entonces José Antonio Meade, muy afín al grupo de Videgaray, a quien hace un año Peña Nieto movió sorpresivamente de la Cancillería a la Secretaría de Desarrollo Social, y en cuyo perfil de Google se consigna que no pertenece a ningún partido político, etiquetándolo como “candidato independiente”?
¿Será cierto, pues, que con la llegada de Ochoa Reza al CEN del PRI el perfil del próximo candidato presidencial que se buscará será destacadamente “ciudadano”? Por lo mientras, este viernes Meade se vino a dar un baño de pueblo a Veracruz y Tamaulipas, dos entidades donde el PRI perdió por primera vez los gobiernos estatales. En Pánuco, por cierto, el titular de la Sedesol se hizo acompañar por el senador priista y aspirante a gobernador para 2018, Pepe Yunes Zorrilla, su gran amigo y ex condiscípulo al igual que de Videgaray. |