Creo que sacó de contexto o malinterpretó (me niego a creer que lo hizo deliberadamente) lo que dijo el legislador priista, pues al contrario, lo que declaró fue que las denuncias de corrupción entre Duarte y Miguel Ángel –eso sí lo incluyó, porque uno y otro se han denunciado penalmente– “deben llevarse hasta sus últimas consecuencias y hacer valer la ley”.
Si alguien ha sido congruente en su postura personal con respecto a Javier Duarte ese ha sido Yunes Zorrilla, a diferencia de su homólogo en el Senado Héctor Yunes Landa, quien antes del pasado proceso electoral y durante el mismo dio bandazos acusando al gobernador pero también conviniendo con él según su conveniencia.
Desde diciembre de 2014 cuando se inconformó por la iniciativa de Duarte de que la próxima gubernatura fuera de sólo dos años, Pepe no sólo ha enderezado severas críticas contra la actual administración por su mal manejo sino que a toda costa ha evitado incluso aparecer en público con el mandatario estatal, en clara señal de reprobación a su persona y a su gobierno.
El 27 de abril de 2015, Noemí Valdez, en una entrevista para Notiver le preguntó: “Si hablamos de ese ideal que usted trae en la cabeza, ¿de llegar (a la gubernatura), barrería para atrás?, hablamos de auditorías, denuncias por desvíos de recursos…”.
La respuesta de Pepe fue puntual, directa: “Sin ninguna duda. El mal del país es la impunidad. Quien tenga responsabilidades, quien haya incurrido en desvíos traicionando a los ciudadanos y confundido el interés público con el privado, merece cárcel. No va a haber, bajo ninguna circunstancia, tolerancia a ex funcionarios”. Incluía a Duarte y a todo su grupo.
Por eso no tiene la razón el Gobernador electo cuando ayer boletinó que Yunes Zorrilla “nunca ha levantado la voz para demandar castigo a los responsables del saqueo, ni en la tribuna del Senado ni en sus declaraciones cotidianas”, como tampoco cuando dijo que: “Hoy llama a que no se presenten más denuncias contra Duarte y sus cómplices, es decir, pide impunidad”.
Lo que Pepe pretendía con su declaración-llamado –queda muy claro en la nota que se publicó– era dejar que “sean los órganos jurisdiccionales”, esto es, la PGR y la FGE, las que resuelvan sobre las denuncias de uno y otro –Duarte y Miguel Ángel– y que “Veracruz (se entiende los gobernantes) atiendan los temas “que realmente son prioritarios, como el desarrollo económico y social”, algo que en este espacio he planteado también porque los problemas nos abruman.
El presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Senadores lo que pidió fue privilegiar los temas de la agenda productiva de la entidad por sobre los de la agenda mediática, en otras palabras, pasar del escándalo de las ocho columnas a la atención de los problemas que afectan a los veracruzanos.
Preocupa que Yunes Linares no haya dimensionado en su justo valor las palabras del senador, pues no sólo habló como priista de ser una “oposición responsable”, sino también de que estará atento “a generar las condiciones de gobernabilidad en Veracruz”.
Pero esa gobernabilidad no se puede lograr si no es con el concurso y la participación de todos los veracruzanos por encima de colores, siglas o ideologías, y cuando Pepe Yunes ofrece generar las condiciones para ello, es obvio que está enviando un mensaje de participar con el próximo gobierno para lograrlo. La respuesta que obtuvo no fue nada cortés.
¿Qué le pasó, qué le pasa al Gobernador electo? ¿Acaso le molestó que el senador haya pedido llevar las denuncias de Duarte contra Miguel Ángel y de éste contra aquél hasta sus últimas consecuencias? Es lo justo. Sería lo justo y conveniente. Que se esclarezca todo en forma debida y que a cada quien, como pedía Ulpiano, se le dé lo suyo, lo que le corresponda y que se supere la etapa de pleitos y entremos a la del trabajo conjunto para rescatar Veracruz.
Pepe no fue quien acusó a Yunes Linares y éste niega ser responsable de lo que se le acusa. Que la PGR y la FGE resuelvan y lo absuelvan sería lo mejor para él. Eso será posible cuando se lleguen con las investigaciones hasta las últimas consecuencias.
Ante la difícil circunstancia por la que atraviesa Veracruz, ante lo complicada que está resultando la etapa de transición para llegar a la transmisión del poder, a juicio mío el gobernador Yunes Linares necesita y necesitará interlocutores válidos, puentes de acuerdo y entendimiento con el priismo, una fuerza política real e inocultable, fuerte a pesar de todo, y qué mejor que ese interlocutor, que ese puente fuera Pepe, tanto por la ascendencia que tiene sobre el priismo veracruzano como por su relación con el Gobierno Federal.
Si a Pepe lo caracteriza algo es su mesura, su capacidad de diálogo y entendimiento, su respeto al otro, que honra su palabra y que busca el bien de Veracruz y de los veracruzanos por encima de cualquier otro interés, pero es obvio que como ser humano y como político también es sensible y seguramente no estará dispuesto a parlamentar con quien públicamente lo trata de desacreditar.
Tal pareciera que Miguel Ángel quiere sumar otro adversario más, aparte de Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte de Ochoa y Héctor Yunes Landa, ahora a José Francisco Yunes Zorrilla (ya se peleó también con Juan Nicolás Callejas Arroyo). Pepe no se va a subir al ring, y hará bien. Será lamentable que el Gobernador electo se empiece a pelear con todos y termine peleado con todos como lo hizo a su paso por la Secretaría General de Gobierno en el chirinato.
¿Es que acaso sólo lo que él diga y haga es lo cierto y lo correcto? ¿Entonces nadie más va a poder dar su opinión abiertamente porque será objeto de reprobación? ¿Es que si no estás conmigo entonces necesaria y obligadamente estás contra mí? ¿Por qué no aceptar que el otro tiene la razón en su llamado, porque le asista la razón?
Me extraña de un político profesional como lo es Miguel Ángel Yunes Linares. Me pregunto dónde dejó las buenas maneras políticas, porque nada le hubiera costado llamar por teléfono a Pepe para hablar o para invitarlo a que se reuniera con él, máxime la buena relación amistosa y hasta familiar que tienen (¿o tenían?), para precisar el alcance de la declaración de Yunes Zorrilla si es que hubiera sentido alguna alusión personal o alguna ofensa, o hubiera habido algún asomo, algún indicio de alguna acción encubierta en contra del próximo gobierno.
Lo que menos necesita Veracruz es más división, más pleito. Sería lamentable que se optara por ese derrotero. |