Serán verdaderos muertos políticos priistas en vida, a quienes les tocará la ingrata tarea de entregar el gobierno a sus históricos enemigos panistas, sin ninguna expectativa de brincar y reacomodarse en la administración que viene como lo vinieron haciendo sexenio tras sexenio.
Lo poco que se va sabiendo es que habrá limpia total, que será un cambio radical y que la mano firme para poner orden se va a ver y se va a sentir en todo el estado, con el plus de que todos los veracruzanos serán atendidos y escuchados por sus gobernantes.
Adentro del equipo que viene hay mucho hermetismo cuidando de que no se filtre nada, aunque no deja de trascender que se innovará todo, que habrá total transparencia de tal forma que se acabará con la opacidad reinante, lo que verán y vivirán los veracruzanos de tal forma que es posible que nunca más vuelvan a permitir que regresen los arreglos en lo oscurito para beneficio de unos cuantos.
Los panistas están trabajando en forma muy callada, discreta, pero con toda intensidad, preparándose lo mejor que pueden para responder a la confianza de los veracruzanos que votaron por ellos y a los que no también, además porque saben que tienen que aprovechar al máximo los dos años que estarán al frente tanto del Ejecutivo como del Legislativo.
En la primera quincena del mes que acaba hicimos varios intentos para encontrarnos y platicar con el líder de la bancada panista de la LXIV Legislatura que entrará en funciones en noviembre, Sergio Hernández, lo que no fue fácil porque comprobé cómo está entregado en recibir a agrupaciones, a comisiones, a representativos del estado preparando una agenda para entrarle de frente y lleno a los problemas de Veracruz.
Pensamos que finalmente el 15 de septiembre sería posible, pero no fue sino hasta el 16 cuando lo esperé a que terminara de atender por la noche –había empezado desde las nueve de la mañana– a personas que querían plantearle sus inquietudes cuando pudimos dialogar ampliamente.
En la sede estatal del PAN, en la calle Zamora del centro histórico de Xalapa, lo que me llamó la atención fue ver y saludar a muchos conocidos simpatizantes o militantes priistas en plenas fiestas patrias siendo recibidos en audiencias de trabajo, personas que nunca antes se hubieran atrevido a poner un pie en la casa de “los de enfrente” como ellos mismos les decían.
Para el PRI debe ser preocupante –pensé– que sus otroras fieles militantes hayan perdido el miedo de ir al edificio del partido al que vieron como enemigo toda la vida, así como de encontrarse con sus dirigentes y dialogar con ellos. No cabe duda que Veracruz está ya viviendo el cambio.
Pero viendo las horas que demoraban las reuniones y la paciencia de Sergio para escuchar a todos uno a uno, la única explicación que hallé fue la desatención en que cayeron los gobiernos priistas para con sus representados y la necesidad de éstos de que alguien los escuche, que es a lo que se está dedicando el próximo presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local.
Si los priistas no se corrigen y no corrigen el rumbo, será difícil su vuelta al poder. Muchos veracruzanos priistas están comprobando ahora que los panistas no comen y que están dispuestos a hacer suyos sus problemas. Si los blanquiazules hacen bien las cosas se fortalecerán entre el electorado y se afianzarán en el gobierno.
En el equipo del nuevo Ejecutivo, igual trabajan con mucha dedicación aunque de la forma más discreta.
La administración duartista ya está agonizante. Cuatro semanas, las de octubre, ya son prácticamente nada. En noviembre se concretarán a ir entregando y en el PRI no se sabe que sus diputados locales electos estén trabajando y atendiendo a quienes votaron por ellos como lo están haciendo los panistas. Falta conducción entre los tricolores. Les urge que alguien se ponga al frente y a la cabeza, máxime cuando están a días de quedarse huérfanos política y económicamente porque ya no habrá gobernador que los cobije.
Pero en política cada quien se labra el camino que quiere.
Los veracruzanos quieren solución a sus problemas, que se atenúe o que cese la inseguridad, que les construyan la obra pública necesaria, que haya buena administración de los recursos para que se estimule el crecimiento y haya empleos y pan en la mesa de todas las familias, que los atiendan, que los escuchen, que les abran las puertas del Palacio de Gobierno, que los visiten los funcionarios en donde viven para que conozcan sus carencias y programen las mejores soluciones. En fin.
La competencia siempre es buena. En Veracruz el electorado se quedará con quien mejor haga las cosas y responda a sus expectativas y cumpla sus esperanzas. A nivel federal los panistas ganaron primero la Presidencia y 16 años después han logrado la gubernatura. Por sus errores y los vicios en que cayeron labraron su salida de Los Pinos. De los albiazules locales dependerá ahora su permanencia en el poder y por cuánto tiempo.
“Lo van a extrañar”, dice el secretario de Duarte; lo abuchearon
Luego de que fue abucheado por los propios músicos de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado cuando gritó “¡Viva Javier Duarte!” al hacer guardia de honor ante la estatua a Miguel Hidalgo en el parque de Los Berros, José Ramón Cárdeno Shaadi, secretario particular del gobernador Javier Duarte, dijo ayer que cuando éste se vaya “lo van a extrañar”.
Acusado de acoso sexual a trabajadoras de su oficina así como de tratar con despotismo y prepotencia al personal de la Secretaría Particular, había gritado primero “¡Viva México!”, ¡Viva Veracruz!” y luego elevó a su jefe al rango de un héroe de la patria y se desgañitó con un “¡Viva Javier Duarte!” que provocó silbidos de reprobación y abucheo.
Ya encarrerado dijo que su jefe no va a pedir licencia para separarse del cargo porque los veracruzanos “lo contrataron por seis años” y que en dos meses cuando se vaya “se darán cuenta de quién es el gobernador y lo van a extrañar”.
“Por supuesto que no va a renunciar ni lo tiene contemplado, es un gran gobernador”, respondió a los reporteros quienes le preguntaron sobre las versiones que hablan de que Duarte dejará el cargo antes de concluir su periodo constitucional.
Con qué imagen terminan y se van los prósperos que hasta sus propios trabajadores los abuchean en público. |