Todo se lo han llevado. Todo está invertido en negocios multimillonarios y sociedades anónimas. Todo ubicado en paraísos fiscales –como lo denunciamos años atrás- de Inglaterra e Islas Caimán. Todo en paraísos tropicales vía hoteles y empresas de servicio turístico. Todo en las seis bóvedas de seguridad construidas dentro de las mansiones del lujoso fraccionamiento Las Animas.
Todo en manos de prestanombres.
Así ha sucedido prácticamente con todos los gobiernos entrantes que tienen que acudir a la federación para préstamos en lo inmediato para solventar en lo que llegan los recursos frescos del presupuesto de siguiente año.
Por eso se le llama “Año de Hidalgo” con la agravante para Veracruz que mientras en el pasado se ha dejado cero deuda, como sucedió con el gobierno de Patricio Chirinos, en el presente se heredan pasivos que oscilan entre los 42 mil millones, los 64 mil millones y los 160 mil millones… ¡vaya usted a saber!
Acaso por ello lo menos que se tiene previsto es dejar un guardadito para aguinaldos o compensaciones de fin de año.
Aquí el tema es huir, huir lo más lejos posible en ese afán de más vale aquí corrió.
Antes, las raterías de última hora. Documentados y fotografiados los saqueos a las oficinas públicas donde día a día extraen computadoras, plasmas y mobiliario de oficina, amén de la destrucción tumultuaria de documentación comprometedora.
No hay freno ni medida.
Los mandos superiores ya no están en sus oficinas, los administrativos ya cerraron y el personal –cien mil burócratas al servicio del gobierno- están de guardia, a la espera de la llegada de los nuevos patrones algunos de ellos con la espada desenvainada y muy dispuestos a terminar con compadrazgos, recomendaciones de los de hasta arriba y fin de privilegios para las queridas de los jefes.
En paralelo las instituciones salpicadas por la corrupción buscan lavarse la cara como es el caso de ORFIS omisa los últimos doce años hasta que sospechosamente y de manera intempestiva determina con toda firmeza y “en estricto apego a la ley” revelar la neta del planeta acusando a funcionarios corruptos, gestionando devoluciones millonarias y dando a conocer cuánto debemos los veracruzanos y cómo debemos pagarlo los siguientes 35 años.
Llama la atención la atingencia del “honesto” titular de este organismo de fiscalización estatal, Lorenzo Portilla “yo no me voy con Duarte, mi gestión termina hasta el 2019” al denunciar voz en cuello que funcionarios de primer nivel ha desviado recursos.
¡Vaya novedad!
Asegura además que la deuda pública rebasa los 63 mil millones de pesos desglosados de la siguiente manera:
48 mil se debe a bancos, 12 mil 500 corresponden a pasivo circulante y 3 mil son lo que deben municipios.
No aborda el tema de jubilados y pensionados, olvida a la UV con los 2 mil 500 millones pendientes, pago a proveedores y prestadores de servicios por 17 mil millones, pendientes con empresarios de la construcción 700 millones, los 35 mil millones desviados y denunciados de manera repetida por la Auditoria Superior de la Federal.
Esos 35 mil millones no justificados que impidieron la ejecución de obras sanitarias, pago de programas educativos, de seguridad, medicinas, deudas sin pagar al OPLE, dinero federal no entregado al campo, cero apoyo al empleo y pesca; rezago en los programas sociales que dio lugar al incremento de la pobreza extrema en 500 mil veracruzanos, pago al magisterio y tantos otros pendientes que en el día a día son motivo de manifestaciones, plantones y bloqueos carreteros.
Ese es el saldo.
Ni lavándose la cara ORFIS deja de ser omiso y cómplice de tanto saqueo y eso lo sabe Portilla, quien juega “a ver si pega”, cuando con el advenimiento de las nuevas reglas de juego lo más seguro es que tenga que acudir a una autoridad ministerial para explicar su complicidad, porque la omisión por comisión es delito.
Eso sí, primero debe comprobar por qué dejó pasar a despachos contables a modo recomendados por localizados personajes de ORFIS que permitieron a alcaldes y funcionarios corruptos “comprobar” sin mácula el dinero público desviado.
Y es que en Veracruz sucedió aquello de que “lo que hace la mano hace la trás”.
Tanto año observar de manera repetida los abusos de poder y el saqueo, los crímenes contra los enemigos del régimen y los excesos, la frivolidad y el incumplimiento del deber legal que se hizo una dinámica.
Ser tramposo para la Fidelidad es una virtud… que está por pagar el cárcel.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |