No deja de llamar la atención que con excepción de Mejía de la Merced, son tres personajes identificados con el gobierno alemanista los responsables de traspasar el gobierno: el propio Flavino, Gómez Pelegrín y García Guzmán, puntales desde sus respectivas responsabilidades de entregar el Estado en el mayor orden posible dentro de todo el desastre y desorden que generó el ex gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Cada día que pasa me pregunto por qué Flavino sí y Javier no. En apenas 13 días (si se descuenta la medianoche en que rindió protesta) el minatitleco logró calmar las aguas, ha pagado lo que ha podido, en especial al magisterio, despacha y atiende a veracruzanos de toda la geografía todos los días en Palacio de Gobierno cuando no sale de gira por todo el estado, acabó de un tajo con el pleito que sostuvieron Fidel Herrera Beltrán y Duarte con el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares, entrega apoyos y obras, asiste a todos los actos oficiales que puede, ha logrado la visita al Estado de varios funcionarios federales, mantiene contacto personal con representantes de la prensa, responde personalmente al teléfono y se conduce con toda austeridad.
Un día después de que empezó a ejercer, el 14 de octubre me invitó a una gira de trabajo en una colonia popular de la ciudad de Veracruz y de ahí a la Sierra de Chicontepec, al poblado Ahuatitla Abajo, a más de 45 minutos de la cabecera municipal, con menos de mil habitantes y cuando mucho 200 viviendas, donde más del 60 por ciento de la población habla una lengua indígena.
En realidad, no era nada nuevo para nosotros, que durante el gobierno de Dante Delgado Rannauro viajamos acompañándolo (la cuarta persona era Gonzalo Morgado Huesca) en forma permanente por toda la geografía estatal y recorrimos todas las sierras de Veracruz, aunque a Chicontepec habíamos ido ya en 1974 cuando Rafael Hernández Ochoa era candidato al gobierno del Estado y regresamos ya siendo gobernador, cuando Flavino fue director del entonces Departamento de Acción Social y yo era reportero del Diario de Xalapa.
Durante el largo recorrido coincidíamos en que es tan fácil y sencilla la tarea de gobernar cuando se tiene ganas de hacerlo, cuando hay compromiso social y deseos de servir, cuando el objetivo es el bien común (y cuando no se llega al poder sólo pensando qué y cuánto robar o qué y cuánto provecho personal sacar, le dije).
Y me llamó la atención y me gustó la forma austera en que se conduce ya como gobernador, en la plenitud del pinche poder diría el innombrable cónsul de Barcelona, así sea por unos días, que es en el poder y en su ejercicio donde verdaderamente se conoce al hombre, al político en toda su dimensión. Fuimos y venimos sin ningún aparato de seguridad, en la misma camioneta que ocupaba como Secretario de Gobierno, sólo él, el Secretario de Gobierno, Genaro Mejía de la Merced, chicontepecano; la Secretaria de Protección Civil, Yolanda Gutiérrez Carlín; y el diputado local por aquel distrito, Édgar Díaz Fuentes.
Ese viernes, luego de que regresamos todavía fue a comer a su casa y luego regresó a su oficina de Palacio de Gobierno, donde despachó hasta buena hora de la noche, lo que hizo que algunas secretarias comentaran que estaban extenuadas por todo el trabajo que habían tenido, pero que qué bueno porque tenía tiempo que no tenían nada que hacer y se aburrían.
¿Por qué, por qué, me preguntaba una y otra vez, Javier Duarte de Ochoa nunca hizo nada similar? ¿Por qué tenía tanto tiempo en que prácticamente había abandonado el gobierno, el trabajo que implica, si hay tanto qué hacer, si sí hay con qué hacerlo o existen formas de hacerlo? ¿Por qué ni como candidato ni como gobernador visitó todos los municipios? (a finales de 2015, de acuerdo a la bitácora de los boletines oficiales de prensa de la Coordinación General de Comunicación Social, sólo había visitado 47% de ellos, ignorando a los de las regiones indígenas como Chiconamel, Chalma, Tamalín, Tantima, Citlaltépetl, Chontla, Ixcatepec, Tepetzintla, Tancoco, Chinampa, Huayacocotla, Ilamatlán, Texcatepec, Zacualpan, Tlachichilco, Benito Juárez, Castillo de Teayo, Coyutla, Coahuitlán, Chumatlán y Coxquihui, que se fue sin conocer) ¿Por qué tampoco su esposa Karime Macías Tubilla en su calidad de presidente del DIF-Estatal y para cubrirlo?
Duarte, por toda la porquería que se ventila a diario en la prensa nacional, a la que se advierte que le están filtrando toda la información del SAT, de la PGR y de Gobernación, desde que llegó al gobierno arribó ya con la patente de corsario en busca del botín, pues sus tropelías datan de 2011 o antes, y nunca cobró conciencia de la oportunidad histórica en la que lo había colocado la vida, Dios, la suerte, el destino, en que lo había impuesto su tutor político y gran corresponsable del desastre en que está sumido Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, y optó por el peor camino que lo ha llevado ya al basurero de la historia.
En mi opinión muy personal, al mostrar oficio político y experiencia lo está haciendo bien (para nada permite la injerencia de Fidel, al que ha proscrito de Veracruz) a partir del diálogo con todos, de su cercanía con los veracruzanos de todas las regiones, y de su conducta alejada del abuso que marcó a su antecesor, que son características que también posee el nuevo gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, lo que es esperanzador para los veracruzanos.
Ayer aclaró que la gestión que ha hecho para que el Gobierno Federal adelante parte de las participaciones federales para enfrentar los retos económicos de fin de año contempla que una parte, menor de la mitad, la ejerza él, y el resto, el gobernador entrante. Lo mejor de todo es que trajo alivio a toda la burocracia estatal, a los pensionados y jubilados, y acaba con la incertidumbre que los invadía: habrá pago puntual de sueldos y de aguinaldos, lo que, de paso, reactivará la economía: habrá dinero para el Buen Fin, para los regalos navideños, para las piñatas, para la cena de Navidad y de fin de año, los restauranteros y sus trabajadores tendrán ingresos, los hoteleros también, el de la panadería, el de la lechería, etcétera.
Reacciona el Contralor
Pues sí, el Contralor General del Estado, Ricardo García Guzmán, adelantó ayer que sí se “jalaron” recursos federales que debieron haberse ejercido en el estado, aunque no soltó prenda. Dijo que se analiza el grado de responsabilidad que hayan tenido los funcionarios que resultaran responsables, que dará información precisa antes de que entregue el cargo y que si se tienen que presentar denuncias penales lo hará. Yo voy a esperar y, como Santo Tomás, hasta no ver, no creer. |