Números Rojos.
Brenda Caballero.
 

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Duarte: la culposa omisión
2016-10-26

“¡Los políticos están espantados, dicen que no se vale robar tanto!” Es el comentario de un buen amigo mío al ver toda la corrupción, lavado de dinero y blanqueo que ha salido a la luz pública en el caso del gobernador con licencia Javier Duarte de Ochoa. Entonces… ¿se vale robar poquito?


He seguido todas las notas relativas al gobernador Javier Duarte después de su licencia, y de verdad, la última publicada en el periódico Reforma me pone los pelos de punta. Aunque lo que más me indigna es ver el gasto en joyas. ¿De verdad era necesario que Duarte le regalara a Karime en un aniversario un collar y unos aretes por varios millones de pesos equivalentes a una residencia? ¿Desde cuándo el amor tiene un precio tan alto? Entre amigas la broma surge: “Es que le hacían daño a sus orejitas”. “Más bien con ese costo tenía blindadas las orejas y hasta el cuello”.


Pero… ¿Puede una persona adquirir tantos bienes y joyas sin que nadie se dé cuenta? ¿Y más con dinero público? Al parecer, todo indica que sí. O al menos así lo está demostrando Alfonso Ortega López, el abogado fiscalista que prestó su nombre para llevar a cabo las operaciones financieras de Javier Duarte de Ochoa y comprar más de 50 bienes inmuebles en diferentes partes de México, Estados Unidos y España.


No puedo evitar la pregunta ¿Y si él no se hubiera presentado por “iniciativa propia” a declarar ante la PGR? ¿Sabríamos todo esto que ahora nos indigna? ¿Se habría girado orden de aprehensión contra Javier Duarte de Ocho y Moisés Mansur Cysneiros?


Todo este escenario que estamos viviendo los mexicanos en materia de corrupción pudiese parecer algo extraordinario, pues pocas veces se logra destapar la cloaca de la clase gobernante; sin embargo, ¿por qué sale a la luz después de que Javier Duarte se ha pelado? ¿Por qué Ortega López se presenta a declarar el mismo día de la solicitud de la licencia? No sé usted, pero a mí me cuesta creer que ahora venga a decir que “lo utilizaron” y soltar toda “la sopa”.


Seguramente nunca sabremos las verdaderas respuestas, pero todo indica que hay algo más en el fondo, algo que posiblemente tenga que ver con la DEA y hasta la Interpol, pues recordemos que hubo operaciones financieras con dinero ilícito en Estados Unidos, y allá no es como acá, que nadie se da cuenta.


¿Pero de verdad nadie se dio cuenta?


Es chistoso ver que las primeras investigaciones fueron de periodistas, pues recordemos que el portal Animal Político sacó el caso de las empresas fantasma en Veracruz. Una y otra vez publicaron artículos hasta que no le quedó de otra al Servicio de Administración Tributaria (SAT) que entrarle a las auditorías y hacer las observaciones pertinentes para que la SHCP hiciera la denuncia correspondiente.


Después de ver el actuar del SAT, me queda claro que sólo sirve para fiscalizar a la clase media y media baja, pues si usted tiene la obligación de declarar y no lo ha hecho, de inmediato le mandan mensaje hasta a su celular para que cumpla con su obligación tributaria, mientras que los que manejan millones no presentan sus declaraciones por años y no pasa nada.


Hay que recordar que hasta el mismo Javier Duarte, en la última entrevista que tuvo con Loret de Mola en su programa, le echó la culpa al SAT por los casos de las “empresas fantasma” de manera irónica.


Y de verdad ¿nadie se dio cuenta? ¿Ni las contralorías internas, ni el Orfis?


Así parece ser, al grado que hasta los mismos diputados locales ahora se lavan las manos y aseguran no haber sido cómplices en el daño patrimonial del estado, después de que aprobaron un sinnúmero de barrabasadas que en su momento les turnó Duarte de Ochoa. Híjole, ¡han de haber estado de marionetas!


Del mismo modo seguramente actuarán los  diputados federales, pues muchos de ellos fueron impuestos por el entonces gobernador del estado. ¿Y los senadores? Tristemente también son responsables.


Todo esto me recuerda la canción de Vicente Fernández “La Ley del Monte”: Ahora dices que ya no te acuerdas, que nada es cierto, que son palabras…


Bueno, incluso todos los veracruzanos somos responsables, aunque en diferente dimensión, por lo que es absurdo que ahora nos lavemos las manos.


Todos sabíamos lo que pasaba en el estado, con las pensiones, los maestros, la quiebra financiera, la corrupción, la deuda ¿Y qué hicimos?


Algunos trabajadores de gobierno al percatarse del robo de sus jefes, iniciaron el suyo, aunque en menor dimensión, haciéndose también mini-millonarios.


Otros cuantos levantaron la voz, sin embargo no fue suficiente ir contra el aparato gubernamental. Hoy me queda clara una cosa, para que un gobernante caiga, necesitamos todo el peso de los ciudadanos a través de su voz y ya no más quedarnos callados…dejar de ser una sociedad indiferente.


Y volviendo a las propiedades y joyas adquiridas: “Dicen que los bienes son para remediar los males”; sin embargo, a Javier y Karime no creo que les alcance…


 


caballero_brenda@hotmail.com


@NumerosRojos_BC


 

 
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