Veracruz está dividido y esto apenas empieza.
Inédito lo que está sucediendo en esta tierra en donde se esperaba que después del cinco de junio cuando se derrumbó la peor estirpe política que ha dado Veracruz, todo debía ser fiesta… pero no.
De su peor enemigo que era Fidel Herrera, Yunes Linares transitó a Javier Duarte, para quedarse con Flavino Ríos, un esperpento de gobernante a quien lo quiere -a la de ya- en Palacio “dando la cara” a los presidentes municipales que hasta hoy se acordaron –a 24 días de la toma de posesión del nuevo rey- que se les debe.
Pobres manipulados, pobres ediles perredistas que años atrás mantuvieron la testuz gacha ante Duarte aceptando la bursatilización y desviando el dinero que les entraba y que hoy, al servicio de su salvador, están en la mejor disposición de irse a tirar a los pasillos de Palacio a reclamar lo que sea con tal de que no los lleven ante un juez.
Porque eso fueron, cómplices de Duarte.
Y eso seguramente lo sabe Flavino quien escondido bajo su escritorio de Casa Veracruz, ha de pensar que de pendejo se presenta a Palacio para que lo vejen, lo obliguen a firmar actas que lo incriminen y quede secuestrado o como trofeo de guerra.
Aún más, difícilmente se le verá el primero de diciembre aguantando el chaparrón que habrá de dedicarle el mandatario entrante dueño del escenario, quien de hecho le ha lanzado repetidas advertencias de llevarlo a prisión.
Flavino pues, seguirá el mismo camino de Duarte… ¡huirá!
Ese es el lastimoso Veracruz que observamos ocho millones de ciudadanos a muchos de los cuales avergüenza la atropellada transición en donde como paso previo a la toma de posesión de Yunes Linares, testificamos esa extraordinaria, rara e incomprensible alianza PAN-PRD y el PRI para atajar a Morena en el Congreso.
Pues ¿No que muy peleados y advertidas todas esas ratas priistas por Yunes? No cabe duda que si Franz Kafka viviera en Veracruz, su obra sería considerada como costumbrista por los críticos literarios locales.
Ya por lo pronto no hubo poder humano para llevar a los operadores financieros de Duarte, Vicente Benítez y Juan Manuel del Castillo al bote ya que desde este sábado gozan de fuero constitucional. Tampoco podrán enchiquerar a Gerardo Buganza, señalado por el panismo de desvío de fondos en su paso por la secretaría de Infraestructura y obra pública.
Ahí están por lo pronto con fuero y gestando una bancada rosa… ¡Vaya gansos!
¿Y Duarte?
Algo pasa con el ex obeso mandatario. La PGR lo deja ir descaradamente luego de pedir licencia. Luego se da a conocer a la opinión pública que ya está ubicado, que ya merito cae, que se va ir a la cárcel hasta con sus parientes de cuarto grado; que hasta ayer ya le descubrieron 48 propiedades por todo el mundo y que lo van a matar para que no eche de cabeza a Peña Nieto.
Pero no, no no…
De pronto los medios nacionales y la acreditada revista Proceso dan cuenta que a 20 días que tome posesión el señor Yunes Linares tiene denuncias por enriquecimiento ilícito y posee tantas propiedades como las de Duarte.
Ahora resulta que de acusador pasa a acusado ni más ni menos que por el propio Javier Duarte, a quien ante la PGR lo señala (PGR. FED/ Seido/ VEIORPIFAM-DF/0000445/2016) que “de tener un local de escobas en el mercado de Soledad de Doblado”, pasó a 26 departamentos, residencias, oficinas de lujo, terrenos, terrenitos y terrenotes por todo Veracruz y propiedades en el extranjero.
¿Es que Peña ya se arrepintió luego de que Yunes Linares censurara públicamente a José Antonio Meade por negarle apoyos a Veracruz, así como de “tecnócrata”?
¿Es que la toma de Palacio y las acciones ilegales como bloqueos de carreteras y asalto a edificios públicos en nombre de una “causa justa” fue interpretada desde el centro como el atrincheramiento de Yunes Linares por si las moscas?
Algo no cuadra.
Para el sistema, el esquema Yunes –igualito al de Fox y contestatario como el de Trump- le da un sensible hándicap político pero solo en tiempos electorales, ya que al centro le resulta inadmisible para la gobernabilidad y buena relación con la Federación, amén de la normalidad democrática.
Tal vez por ello tanta especulación en donde no se sabe que va a pasar el día de mañana.
La zozobra social, sin embargo, debería llegar a su fin y de verdad sentarse al diálogo las partes en conflicto para lograr acuerdos, ya que hay demasiado ruido y una tan sensible como inadmisible división entre veracruzanos que ha dado lugar a que la alegría por la política se convierta en pleito de cantina.
Ya por lo pronto la semana que arranca será de infierno para los veracruzanos que serán obligados a parar toda actividad comercial y de producción en aras de la “justa” lucha de los alcaldes y maestros.
¿Eso mismo habrá que esperarse para el primero de diciembre? ¿Acaso los jubilados y pensionados apechugarán en respaldo a nuevo gobernante, al igual que la UV, los empresarios y constructores? ¿Por la causa y en respaldo al cambio, la burocracia perdonará que no les paguen por esta ocasión los aguinaldos? ¿Y los becarios en el extranjero se la pasarán a pan y agua estas navidades? ¿Vaya los mismos alcaldes a quienes les deben seis mil millones de pesos deberás creen que les pagarán el uno de diciembre en la tardecita?
Algo no cuadra.
Decía Gutiérrez Barrios que en política para llegar a acuerdos es necesario que las partes en conflicto pongan sobre la mesa sus problemas y en una negociación justa y equitativa resuelvan sus diferencias.
Aquí lo equitativo es que Duarte y bandoleros regresen lo que robaron y paguen por sus pillerías. Aquí lo justo es que se respete el pacto federal y la soberanía de Veracruz. Lo justo es que no haya más injerencias del centro a no ser que sean de apoyo político, social y financiero. A cambio seguiremos siendo el granero de la república… ¿Justo, no?
De otra suerte la inercia de la ingobernabilidad seguirá imparable después del uno de diciembre.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |
