Es preciso dar y darse la oportunidad de conocer lo que se debe respaldar o rechazar, reconocer o criticar. Participación responsable. Ni crítica injustificada, ni exaltación abyecta.
Lo que no espera, ni debe postergarse es la atención a necesidades, problemas y conflictos que padecen esos millones de veracruzanos, saqueados, sacrificados y condenados a soportar lo que no pidieron ni desearon.
Además de seguridad y Justicia para hoy, es también imprescindible corrección y previsión, a partir de la honestidad y efectividad gubernamental, de una mejor política y de una buena administración pública.
INDIGNACIÓN Y MOVILIZACIÓN.
Obligado advertir y alertar, atender y prevenir. Ignorar o minimizar, en muchas formas activa o impulsa un estallido social.
Inocultables inconformidad y protesta surgen y aumentan, motivadas por crecientes limitaciones, sufrimiento y sacrificios.
En este contexto, se debe valorar la importancia que adquieren ideas y propuestas, análisis y estudios académicos. No solo por sus reconocimientos o críticas, o por sus valoraciones y diagnósticos; sino porque además obligan a pensar y reflexionar sobre temas importantes, de indiscutible actualidad local y notoriedad mundial, en particular en el diseño de políticas públicas y actividades gubernamentales.
Entre otros esfuerzos y aportaciones del IIESES, que ahora dirige Darío Fabián Hernández, se promueve el análisis y debate de La Indignación. Un desencanto en lo privado y un descontento en lo público, publicación coordinada por Danú Fabre Platas y Carmen Egea Jiménez, editada por Universidad de Granada y Universidad Veracruzana, 2013.
Acertada recopilación de expresiones sociales notables, de alcance global y trascendencia local, asociada con la aparición del inolvidable texto: Indignaos (2010), de Stéphane Hessel, mismo que da nombre a todo un movimiento mundial, presente no solo en las calles, sino también en los espacios de dialogo y debate públicos; y que ahora incluye una interesante propuesta académica.
Vale la pena adelantar que Gunther Dietz, desde el prólogo, respecto a la indignación social, sostiene importantes aportaciones y motivaciones, sustentadas y oportunas.
”No se trata de un solo “nuevo actor social”, como rápidamente podríamos postular, sino más bien de una gran pluralidad de sujetos, unidos entre sí más por lo que rechazan que por lo que les une…, el hecho de unirse a partir no de una identidad, sino de una alteridad, de otro al que se enfrentan, es constitutivo de los movimientos sociales y por tanto no debería ser percibido como una debilidad del mismo…Las muy variopintas condiciones que dan origen a los indignados en cada contexto local y nacional le dan su aspecto a veces “fantasmagórico”, de ahí las dudas de muchos analistas acerca de su capacidad de sobrevivir, de constituirse en un actor cohesionado, con incidencia en las arenas políticas de sus respectivos estados-naciones. Sin embargo, la búsqueda de este actor colectivo, cohesionado y con potencial de hegemonía tal vez solamente refleje nuestro arraigo en paradigmas del pasado, caducos, cuando contrastábamos “viejos” y (ya notan) “nuevos” movimientos sociales, cuando distinguíamos entre quienes luchan por los medios de producción y los que se enfocan en ámbitos de consumo, cuándo creíamos distinguir nítidamente entre movimientos obreros y populares frente a movimientos “clasemedieros”. (p.12)
Debe señalarse que este innovador enfoque no sólo enfrenta paradigmas, sino también empieza la construcción o reconsideración de otros. Todo a partir de la identificación de movimientos sociales trascendentes o significativos, polifacéticos que se hacen sentir en diferentes lugares del planeta o de una región, en los que en sus expresiones, es notoria la mezcla de factores locales y globales.
Interesante, no solo por su invitación a la renovación teórica, sino también porque Veracruz es, sin duda, un estado lleno de indignados que hay que atender.
Millones de víctimas de deplorable y cuestionada administración estatal; de ineficiente y delictivo manejo de las finanzas públicas; y de gobernantes y políticos beneficiarios de la continuidad de la impunidad.
En fin, la indignación individual y colectiva es ya un hecho cotidiano, sobre todo porque la revolución tecnológica y los nuevos medios de comunicación reducen considerablemente opacidad, secretismo y manipulación gubernamentales, especialmente respecto a viejos y nuevos problemas sociales.
Por su parte, Danú Alberto Fabre P y Carmen Egea Jiménez, en su artículo de contribución al libro, señalan que éste ofrece “un abanico articulado de formas distintas y posiblemente complementarias de abordaje”.
“En este marco, entre los conceptos-herramienta que las ciencias sociales han desarrollado con mayor fuerza en años recientes para conocer la realidad en la que vivimos, el eje analítico de la indignación social se muestra como uno de los más complejos y completos porque contempla cuatro elementos fundamentales en sí mismo: i. Atiende a las inter-subjetividades que pueden ser problematizadas-interrogadas, cuestionadas al focalizar sus miradas hacia las personas, los grupos y las comunidades que se encuentran en una situación desfavorecida; ii. No descuida las condiciones objetivables, los elementos estructurales que muestran a dichas poblaciones desiguales, en condiciones de inequidad y, en algunas ocasiones, de exclusión social; iii. Describe y registra con detalle los niveles de riesgo a los que pueden verse expuestos y afectados por esas situaciones desfavorecidas; iv. Dibuja o diseña con cuidado mecanismos de resistencia con los que potencialmente pudieran minimizar sus efectos”. (p.17y18)
Estas son sólo algunas ideas de una lectura que, sin duda, provoca nuevas y viejas reflexiones, que bien vale la pena contextualizar en el ámbito veracruzano, en donde, para empezar, podría integrarse un amplio catálogo de indignados que se han hecho y harán presentes, hartos del desastre administrativo y financiero gubernamental y político. La indignación tiene continuación.
*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez
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