Y allá mismo, en la capital del país, más de 60 alcaldes veracruzanos marcharon por la avenida Reforma, desde el Senado hasta Gobernación, en Bucareli, para exigir que se castigue a los responsables del desfalco en Veracruz.
Américo Zúñiga Martínez, alcalde de Xalapa y presidente de la Federación de Municipios de México, encabezó al grupo, que pidió la intervención de la Federación para que los recursos se transfieran de manera directa a los ayuntamientos.
Se reunieron con el senador José Francisco Yunes Zorrilla, a quien le pidieron gestione un interlocutor para que los recursos que sean dispersados a los ayuntamientos lleguen de manera íntegra y puntual.
Solicitaron que dentro del Presupuesto de Egresos para el 2017 se asigne una partida especial para los municipios de Veracruz, con el fin de darles viabilidad financiera. En Bucareli, los alcaldes fueron atendidos por René Juárez Cisneros, Subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación.
Pero a final de cuentas todo recae en la sugerencia de Flavino Ríos: Es momento de apretarse el cinturón.
Y es que nadie hasta hoy (ni el gobernador electo, ni los nuevos diputados locales) ha hablado de los ajustes que deberá hacer el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares para sacar adelante a un estado que es rico y generoso, pero que no aguanta un gasto operativo tan alto.
Pepe Yunes fue el primero en hacer un llamado de alerta sobre los "problemas estructurales" que afectan a Veracruz. Explicó que la administración estatal opera con un déficit cercano a los 10 mil millones de pesos por año, pues gasta mes con mes 800 millones de pesos más de los que le ingresan.
Este es un problema que se viene arrastrando desde hace unos 15 años, tiempo en el que tres gobernadores (Miguel Alemán, Fidel Herrera y Javier Duarte) nada pudieron -o nada quisieron- hacer para resolverlo.
El gobierno federal va ayudar a Veracruz, pero a todo al que ha acudido a pedir auxilio le han recomendado que no lo diga, que no lo divulgue, pues eso generará que otras entidades federativas pidan rescates similares.
Ese -dicen- fue el pecado de Flavino Ríos, quien agobiado por los interminables reclamos para que pague lo que la administración estatal tiene pendiente, terminó por revelar, de forma imprudente, que había gestionado 11 mil millones de pesos con la Secretaría de Hacienda.
Por supuesto que esa dependencia lo negó y el escándalo provocado obligó a su titular, José Antonio Meade, a declarar que no hay forma jurídica que considere un apoyo especial para ninguna entidad federativa.
El apoyo llegará, pero será "a cuentagotas" y con la firme exigencia de que no trascienda, o se suspenderán las ministraciones.
Mientras eso sucede -o, incluso, aunque eso suceda- como dijo Flavino Ríos, todos tienen que "apretarse el cinturón".
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