En fechas muy recientes, en nuestro querido Veracruz también nos cayó un “Little Boy”, acompañado de una plaga de “Little Boys” (niñitos de la fidelidad) y el daño que juntos ocasionaron representan una devastación semejante a Hiroshima y Nagasaki.
Los delitos cometidos han sido de magnitud impresionante y sus efectos se van apenas descubriendo.
Veracruz tuvo una reacción en las pasadas elecciones dando un golpe definitivo para que hoy se sepa la forma en que se cometieron esos ataques y los montos del saqueo que ocasionó el quebranto de las finanzas, la ausente obra pública y el enorme endeudamiento que llevará a nuestro estado a una pesada carga de pagos y a un obligado adelgazamiento de su estructura, además de la mínima oportunidad de crecimiento por tener un presupuesto de ingresos severamente comprometido.
El margen de maniobra del nuevo gobierno es tan reducido que forzosamente tendrá que instrumentar acciones drásticas para contener el impacto de esas bombas. Deberá utilizar el talento, experiencia, capacidad y sobre todo la madurez de los funcionarios para asegurar los mejores resultados en tan corto tiempo de su gestión.
Deberá también actuar de manera frontal en la impartición de justicia al perseguir a quienes agraviaron a los veracruzanos para que devuelvan todo lo robado y paguen en la cárcel por sus malas acciones.
Mientras tanto la sociedad veracruzana tendrá que hacer su parte en el trabajo de rescate de Veracruz, donde la iniciativa privada deberá participar de forma más activa en la recuperación económica, al representar ésta la célula que genera la riqueza y la redistribución a través del empleo.
No será fácil regresar a Veracruz a la normalidad y mucho menos con los efectos directos de los malos resultados del gobierno federal (otro Little Boy) y sus reformas que no han dado los resultados prometidos, con los incrementos constantes en los energéticos e hidrocarburos que golpean severamente la economía popular y ocasionan efectos inflacionarios.
Hiroshima y Nagasaki se levantaron de los escombros y a 71 años de aquellos ataques, hoy son grandes ciudades con un alto nivel en la calidad de vida en sus habitantes. Cómo lo lograron??
Los veracruzanos también podremos hacerlo, para lo cual es necesario organizarnos, juntar las manos y disponernos al trabajo de equipo; como un solo hombre y con un sólo propósito: reconstruir a Veracruz y limpiarlo completamente de plagas nocivas, para que nuestros hijos y nietos tengan un mejor Veracruz y un mejor México. Ese es mi pienso.
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