Tres Valles, Ver.- Como cada año el Sindicato Nacional Azucarero dirigido por Adrián Sánchez Vargas, envió a la Sección 9 del ingenio Tres Valles, 10 camiones equipados con aparatos y algunos medicamentos, los cuales en su mayoría son sustitutos, baratos y poco efectivos. Todo esto no obstante las recomendaciones de la Secretaría de Salud, la cual ha indicado que en ocasiones estos fármacos son contraproducentes para la salud de muchos pacientes. Pero lamentablemente ante la precaria situación económica y ante la necesidad de medicamentos, los enfermos aceptan cualquier cosa para al menos psicológicamente sentirse mejor.
A pesar de que no hubo la cantidad de personas que se esperaba, durante el desarrollo de la jornada de “salud” fueron varios los inconvenientes que causaron el enfado de muchos obreros, ya que la organización fue pésima, empezando por la higiene, y es que el comité ni tan siquiera barrio el espacio en donde se realizaría el evento, además de que la instalación de los cables de luz para energizar los aparatos se realizó con más de 3 horas de retraso, lo cual mantuvo a los enfermos al borde del desmayo por la tardada espera, ya que no podían desayunar debido a que en algunos casos se les requería en ayuno.
Así mismo en el reparto de las sillas de ruedas un obrero de edad avanzada hasta con mentadas de madre y manotazos de enojo les reclamó a los encumbrados representantes del sindicato local, David Carvallo Cano y del nacional José Ángel Ponce, la falta de criterio que tuvieron al enlistar como beneficiarios a pura gente de su conveniencia sin voltear a ver a quienes realmente lo necesitan y son obreros pertenecientes al sindicato.
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De igual manera sucedió en la entrega de lentes mediante falsos estudios exprés, en donde el desorden prevaleció y fueron decenas de obreros que enfurecidos abandonaron el viejo, descuidado y maltratado salón de usos múltiples del sindicato, argumentando que había demasiado favoritismo para los amigos de la gente del comité, preferentemente familiares del tesorero Eustacio Rodríguez, alias el “CHITO”, de quien hasta los mismos integrantes de la directiva se quejan por su intolerancia y prepotencia, y se dice en los pasillos de la fábrica que su enojo es porque en las últimas semanas todos hablan de un supuesto faltante de más de 400 mil pesos del pasado reparto de utilidades y la pérdida de 25 toneladas de cemento que desaparecieron y nadie del sindicato sabe dónde quedaron.
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