Línea Caliente.
Edgar Hernández.
 

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El decoro de los indecentes
2017-01-27

¡Veracruz regresa al medioevo con una visión trasnochada, rancia y decimonónica al imponer el “decoro” en la vestimenta de la burocracia!


 A Lucia N. muy seguramente nunca le enseñó su mamá que el vestido debía ir hasta el huesito.


La muy descarada se presenta todos los días en la oficina luciendo coqueta blusa, pantalón ajustado y tremendos tacones olvidando lo que dice el manual de Carreño, que toda mujer de Dios debe vestir de manera decente  limpia, apropiada y de buena apariencia que demuestre respeto.


Pero no.


La muy atrevida de Lucy, como le dicen sus compañeras todas igual de indecorosas, hasta se pone colorete a sus cachetes y sus labios los trae de un rojo mata pasiones que espérate.


Excuso decir que en la cola –perdón donde empieza la raya de sus glúteos- trae escondido un tatuaje… y ¡vaya usted a saber que otras perversiones guarda en su mente!


Es madre soltera ¡por eso!..


Le gusta salir a la muy descarada al antro cada viernes, le encanta chatear todo el méndigo día y como buena porteña –está bien buena- la salsa se le da, así que no para todo el día con su molesta alegría.


A Lucia N., empleada de la Secretaría de Educación de Veracruz se le cayeron hasta los ánimos cuando leyó el memo que la sentencia por el resto de su vida burocrática –solo le faltan 28 años para jubilarse- a vestir con “decoro” cada vez que se presente a trabajar.


¿Pero cómo?, preguntó a sus compañeras tiradas en el piso abatidas por el llanto.


Fácil.


La mujer de Dios –que seguramente no lo es Lucy- no debe estar sujeta a las modas, ni usar ropas provocativas o estilos sensuales como mini-faldas, vestidos ceñidos o escotados, pues no corresponde a mujeres que visten con decoro (que entre paréntesis, todavía no se ha encontrado a una sola de las decorosas).  


Así pues, para Lucy va a estar muy cañona la transformación ya que de arriba tiene 90, en la cintura 60 y en su sinuosa cadera 90 ¡Horror!.. ¿Cómo cubres tanto pecado?


Lucy gana netos seis mil. Lleva dos años en la chamba. Dicen sus maledicentes que es Duartista de hueso colorado, que es aviadora, que solapó a Vicente Benítez y a Edgar Spinoso, que un día vio de lejos a Gabriel Deantes y que además nunca va a misa. 


¡Ni cómo ayudarla!


Es por ello es que su santidad interna no se refleja en su conducta, menos en su comportamiento, modo de hablar y hasta en el vestir de esa mujer. Hay incluso quien la ha visto con tamaño chicle que nomás no suelta toda la mañana.


El “Señor” –no el de los cielos, por favor- sino el titular de la SEV, Enrique Pérez Rodríguez, quien ha trabajado en reclusorios y dejó fugar al “Chapo” Guzmán la primera ocasión, fue bien claro advirtiendo que todo empleado de la dependencia que encabeza debe vestir con decoro.


Y fue ahí donde le dieron en toditita la face a Lucy N.


Pero eso no fue todo, a los hombres también se los pasó a llevar ya que como dicen las santas escrituras que “el varón no debe codiciar a la mujer con la mirada, diciendo: Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón (Mateo.5:27-28)”.


Así que también: a vestir con decoro.


Pero no nos desviemos de tan trascendental medida de los educadores oficiales de la SEV donde ya mismo se quedaron con los mejores empleados después del despido de miles de aviadores e hijos de su… duartistas y fidelistas y la incorporación de puro poblano mochilón, Lucy está devastada.


Renta casa, mantiene a su crio que le cuida su mamá, todo el santo día se la pasa en la oficina atendiendo gente en la planta baja, soportando a los manifestantes un día sí y el otro también y en el acoso constante porque ha de saber usted que Lucy no es de malos bigotes –cara, pecho, posaderas, pierna-… es de las de Benítez.


A Lucy le tiraron su esquema de vida. La próxima quincena tendrá que ir a un convento a conseguir ropa decorosa.


Todo ello a fin de que en lo sucesivo se concentre en su trabajo, para que quienes atienden no la miren con otros ojos, no conversen con ella de otra cosa que no sea de trámites y que nadie, absolutamente nadie le entregue una mirada prolongada y sensual para codiciarla, lo cual significa excitar pa­siones para cometer en el pensamiento el acto de adulterio con ella, es decir, llevar a cabo el acto de adulterio en su imaginación.


A final de cuentas tiene razón el distinguido caballero Enrique Pérez Rodríguez, quien ni veracruzano es, pero ¿qué tal el legado que nos deja, eh?


Esas inolvidables enseñanzas que son la mismísima palabra de Dios que le exige, le demanda a la mujer el vestir piadosamente, de lo contrario, ella sería en parte culpable de hacer caer en adulterio del corazón a los varones: "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar (Mateo.8:6).


De ese tamaño es la salvación de Lucia N. y la de 120 mil burócratas que deberán de manera necesaria entrar al aro del decoro que reclama el nuevo gobierno al que le resulta inadmisible que alguien se presente en traje de baño a trabajar, por favor.


Olvidan los nuevos moralistas, sin embargo, que el concepto de decoro responde a otra época. Además, resulta doblemente ofensivo por cuanto no se le exige lo mismo a los colaboradores cercanos a Miguel Angel Yunes  que por seguir a la “moda” andan con calcetines coloreados y en cada facha como si ellos estuvieran por encima del bien y del mal, diría la Biblia.


A partir del decreto hecho ley por Enrique Pérez Rodríguez el debate queda planteado. ¿Se puede imponer el decoro por ley? ¿Quién juzga la frontera entre lo decoroso e indecoroso?..


Y lo más importante ¿Los indecentes tienen la calidad moral para imponer la decencia y el decoro en el vestir?


Tiempo al tiempo.


 


*Premio Nacional de Periodismo

 
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