En días pasados se adelantó José Luis Lagunes, aunque era egresado de la Universidad Veracruzana, lo comencé a tratar en la Ciudad de México en la época de Don Agustín Acosta, él estaba en el equipo que laboraba en su gobierno, y don Agustín lo apreciaba en verdad,  el martes pasado acudieron a Veracruz Puerto, muchos amigos a despedirlo, a José Luis se le recordará por qué siempre fue leal a sus principios y a sus amigos. Que Descanse en Paz.

Otros maestros que dejaron huella en nuestras vidas fueron: El Lic. Luis Palacios Gorozpe que nos dio Derecho Romano, Víctor Manuel Hernández Flores, fue director de la Facultad y siempre se acercó a sus alumnos, Aureliano Hernández Palacios, Presidente del Tribunal en el gobierno  de don Rafael Murillo Vidal, que tiene mil anécdotas, el maestro Fink, el contador y abogado  Dionisio Pérez Jácome, Piñeiro que recientemente nos dejó, la inolvidable MARTHA Moreno Luce que nos introdujo en el teatro estudiantil, Fernando García Barna, que fuera Rector de la Universidad, toda una institución, y su guapa esposa, que también era nuestra maestra, etc.

Mi amigo Carlos Rodríguez Velasco, ex Presidente Municipal de Xalapa, y muchas cosas más,  héroe de mil batallas, me lo encontré en una comida política y me contó unas anécdotas del maestro Rafael Torres Zepeda:

Gustavo, leí tu columna en donde haces referencia al licenciado Torres Zepeda. El  solía decir al iniciar sus clases -nos contó Carlitos con su inseparable sonrisa: 

Todos los que estamos aquí somos abogados, decía con voz grave, mientras no se demuestre un modo honesto de vivir, y recuerden -continuaba- qué hay un Código del Abogado que solo tiene dos artículos, 

Todos estábamos atentos a sus palabras, 

El primer Artículo de este Código dice: 

Con dinero baila el perro,

Y el Artículo Segundo, para efectos del Artículo primero:

 El perro soy yo.