Va Montano por Xalapa con el total respaldo. Lleva además la simpatía de Américo Zúñiga, la decisión unánime de su partido, el PRI, y la suma de las corrientes de poder de los más importantes grupos empresariales y sociales de las más de 600 colonias que integran esta urbe de más de un millón de habitantes.
Por lo pronto al conjuro de ir al rescate de la alcaldía, que de hecho está en manos del PRI, se han sumado importantes activos como son los casos de Rolando Ortega Salazar, quien encabeza la más numerosa fuerza sindical del ayuntamiento y Rodrigo Montoya, un chavo que representa a la juventudes priistas, definitorias en cualquier elección.
Para el PRI, en el marco de la sucesión presidencial, Xalapa es el bastión, el símbolo de Veracruz.
Es el trofeo de la percepción nacional y el rescate de una plaza que a nivel diputados ha estado transitando de manera difusa entre opositores, particularmente los de Morena, que tienen en franco enojo a los jalapeños que entregaron su voto a ciegas a omisos y omisas a quienes ha importado un cacahuate la plaza.
Alejandro Montano será el candidato de unidad.
Habrá de regresar a recorrer la plaza que en años pasados caminó. La misma que lo llevó a una votación histórica que le permitiría acceder a la diputación federal.
Alejandro Montano Guzmán es una opción por demás interesante para el electorado azorado ante la escalada de inseguridad que se vive en donde las familias de plano se niegan a salir a la calle ante el estado de guerra que se padece.
Es la experiencia.
Un hombre recio, pero con señalado carisma. De decisiones firmes y con una gran influencia hacia los centros de decisión federal. Su propia extracción castrense lo ha llevado a una señalada solidaridad de sus compañeros de armas.
En lo particular guarda una estrecha amistad con el general de división Salvador Cienfuegos Zepeda, actual Secretario de la Defensa Nacional, un recio cinco estrellas que el pasado 12 de diciembre el tono enérgico sostuvo que “No hay por ahora quien pueda sustituir a las fuerzas armadas en sus actuales tareas de seguridad”.
Para Xalapa, al igual que Veracruz y resto del país, el tema es la seguridad, el fin de la zozobra familiar, la expulsión de las mafias del crimen organizado y el regreso de la paz social.
De ahí la importancia de la presencia de Montano Guzmán, hombre acerado en las lides del poder que guarda en su record de gestión cuando fue secretario de Seguridad Pública cero asaltos bancarios –ahora hasta los cajeros se llevan- cero presencia de organizaciones criminales y bajo control la delincuencia común.
En lo político administrativo va por el fortalecimiento del legado que le deja Américo Zúñiga, a quien el año próximo esperan tareas partidarias de cara a la sucesión gubernamental y otras elecciones más y en lo político electoral habrá de enfrentar a un traidor David Velasco Chedraui PAN-PRD, quien tiene atole en las venas y a un recio opositor, Carlos Luna, protegido de Dante Delgado.
Y por el lado de Morena lleva de contrincante a un perdedor del pasado, Hipólito Rodríguez –una vaca no gana- que entra con calzador a pesar de que ya se había signado un compromiso con Marcos Salas… así es la política.
Ahí está pues, Montano que ha levantado el dedo.
Es el famoso “Capi” que cumple con el rito que marca el libro de la política de dar cuenta de su interés por jugar la alcaldía y así se lo hizo saber al primer priista Enrique Peña Nieto, y a su jefe político y amigo de una vida Miguel Alemán Velasco.
Antes del arranque, se compromete con los jalapeños a gestar un gobierno de transparencia y garantizar el más absoluto respeto a la participación política y, en materia administrativa, regresar al horario de cese de actividades burocráticas a las seis de la tarde.
Alejandro Montano, oriundo de Xalapa, con 58 años de edad y un profundo conocedor de las entrañas del poder, es actualmente un militar en retiro.
En algún momento le preguntaron cuál ha sido su mayor dolor, su mayor tristeza, a lo que evocó que “en 1985 me detectaron cáncer y me desahuciaron, pero curé y si Dios me dio una nueva oportunidad de vida, la quiero aprovechar al máximo todos los días”.
“También me dolió la muerte de mi papá ya que fue intempestiva y a la fecha aún no supero la muerte de mi mamá. Padecía cáncer cerebral. Tratamos de luchar con todo, pero Dios la necesitaba. Y la última, lo de mi hermano Martín, que falleció a la edad de 45 años de una pancreatitis, se le realizaron 36 operaciones; fueron terribles tres meses y días, todo eso me ha marcado, estuve tan cerca de esas muertes y fue tan complicado”.
¿Qué más?
-Pues nada más… en alguna ocasión me preguntaron si tengo más amigos o enemigos a lo que he respondido que al menos a los amigos yo los escogí, los enemigos me escogieron ¡Yo no tengo enemigos!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |