Javier Duarte tenía entre su círculo cercano amigos, socios y subordinados. Cada uno de ellos recibía un trato diferente, un trato que se desprendía de la calidad, la cercanía y la complicidad. Por supuesto había quienes además de amigos eran sus socios. Uno de ellos, quizá el más cercano era Moisés Mansur, a quien Duarte hasta le encargaba a la esposa. Era Moisés Mansur quien pagaba las tarjetas de crédito de Karime Macías, quien llegó a gastar hasta 80 millones de pesos al año en compras en las tiendas más lujosas de Nueva York, Miami y la Ciudad de México.
José Juan Janeiro, Jaime Porres Fernández-Cavada y José Antonio Bandín Ruiz eran socios de Javier Duarte y como socios tenían un trato preferencial. En raras ocasiones Javier los invitaba a la inauguración de algo, a la presentación de cualquier cosa. Para este tipo de socios el bajo perfil era lo que importaba. Ellos no estaban buscando reflectores, tampoco es que alguna vez fuesen jodidos como Gabriel Deantes, que de vender celulares pasó a tener una inmensa fortuna. Algunos de ellos nacieron ricos, pero la codicia y la avidez son pecados que ellos se pueden permitir.
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Los subordinados de Duarte; Carlos Aguirre y familia, vida de lujos excesivos
Pero entre este grupo cercano a Javier Duarte también estaban sus subordinados, esos a quienes ponía, o dejaba en un puesto, para que obedecieran sus órdenes. Entre esos estaba Mauricio Audirac, Carlos Aguirre, Tarek Abdalá y Francisco Valencia. Esos tipos, y otros más, fueron operadores de Javier Duarte, fueron el canal por donde fluía el dinero para los negocios particulares del entonces gobernador. Por supuesto Duarte sabía que no se le podía poner bozal al buey cuando trilla, de tal manera que permitió que estos tipos también se enriquecieran.
En el caso de Carlos Aguirre su vida de lujos se volcó hasta la madre patria donde se compró un palco para su familia y amigos en el estadio Santiago Bernabeu. Las fiestas de sus hijas contaban con la actuación de Belinda o Ximena Sariñana; la de los adultos con Magarita “la diosa de la cumbia”. La esposa hacía varios viajes a la semana para ir a la Ciudad de México al salón de belleza o a comprar en las mejores tiendas a la manera de Karime Macías. Los empleados de la casa de Carlos Aguirre estaban en la nómina de Sefiplan, lo mismo que amigos y familiares. Gracias a sujetos como este mucho del dinero que se robaron en Veracruz no podrá ser recuperado, porque ellos lo dilapidaron. Conociendo todo esto, ¿cómo es posible que lo dejaran escapar?
“¡Qué pendejo, burro!”, dicen a Cuitláhuac García por el asunto de la camioneta que señaló de acarreados del gobierno
Un grupo de afiliados del partido Morena, algunos de ellos fundadores, clausuraron simbólicamente las oficinas de Morena en la calle Simón Bolívar de la ciudad de Xalapa, Veracruz. Estos manifestantes acusaron al presidente estatal de Morena, el petista Manuel Huerta como un sujeto que ha vendido las candidaturas de este partido. Asimismo, reprocharon a Andrés Manuel López Obrador que haya puesto como candidato a la alcaldía de Veracruz a un socio de Javier Duarte, Ricardo Exome. En el caso de Cuitláhuac García se burlaron de él por alertar que una camioneta de la Secretaría de Finanzas de Veracruz acarreara agitadores a los mítines de López Obrador. En ese evento se presentó el dueño de la camioneta que en realidad tenía placas del estado de México. El dueño de la camioneta acusada se dijo militante de Morena, ofendido por el señalamiento de llevar acarreados. “¡Qué pendejo, burro!”, le gritaron al diputado por esa confusión, por esa paranoia que se carga que en realidad es una estrategia para evitar que AMLO se dé cuenta de la realidad de Morena en Veracruz.
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com |