El juguete que destruye imágenes y prestigio; el severo juez que todo lo mira, el que ha puesto fin a tu vida privada y también el ring de la difamación, acaso por ello bien se dice que tu popularidad en redes se mide por el número de mentadas de madre de recibes.
Hace no más de seis años conocí a Rodrigo Montoya Rivera, un joven lleno de ánimo y mejores deseos de escribir en los medios de comunicación, también de participar en la radio.
Rodrigo pidió a este reportero hablar con Alejandro Montano para que escribir artículos de fondo en Milenio, El Portal. Así fue. También de cuando en vez dialogábamos él en la radio por el 96.9 FM.
Así, Rodrigo fue haciéndose de un cierto prestigio.
El chavo, por cierto muy agradable y caballeroso, estudiaba Derecho. Por ahí tenía una ayudita de Rolando Ortega y de siempre ha sido priista, filiación que lo llevó a conocer y alternar con Américo Zúñiga con fuertes aspiraciones por la alcaldía de Xalapa.
Con el tiempo trabaron amistad.
Luego trabajo partidista conjunto hasta que Américo alcanzó la alcaldía recibiendo como premio a su convocatoria juvenil la secretaría particular, principio de los problemas que hoy vive.
Rodrigo Montoya, desde esa posición tan sustantiva tejió alianzas en favor de su jefe, correspondió favores y compromisos del mismo y tejió un entramado que en paralelo le permitieron crecer, siempre bajo la mirada severa y envidiosa de algunos de los colaboradores del ayuntamiento merecedores de más afecto del alcalde, según ellos.
Fue así como en su azaroso camino de la política se encontró feroces perros de ataque en los líderes de las colonias no dispuestos a ceder un ápice en sus prebendas que el alcalde ordenó limitar; en sus compañeros de trabajo que le gestaron un diferendo con su tío, el brillante periodista Paco Rivera; a su madre la despidieron del DIF y él mismo perdió el trabajo al pretender buscar otro escalón de ascenso por la vía de la diputación local.
Conservó, sin embargo, la amistad con Américo y la sólida alianza en Pepe Yunes, quienes le tendieron el camino de la organización para la participación de las juventudes priistas, trabajo en el que se despeña para de nuevo incrustarse en el aparato municipal por la vía de la Regiduría propuesta por el mismo edil a su partido, decisión que no tendría nada de malo dada su alianza y participación partidista.
Esa es la historia de Rodrigo hasta hace un par de días cuando las redes desataron primero un supuesto amasiato Américo/Rodrigo, por demás deleznable por la cobarde difamación que ha ofendido hasta las mismas organizaciones lésbico-gay; luego una pretendida ofensa a los trabajadores de limpia municipal que derramó el vaso.
Sería el propio alcalde quien saliera en defensa del amigo y, por supuesto, del respeto a los derechos humanos de los colaboradores supuestamente violentados, según manos aviesas, por Rodrigo y compinches.
En una breve declaración el presidente municipal fue contundente.
“Mi administración no concibe trabajar en un equipo donde se discrimine a cualquier persona y donde se ataque” enfatizó el alcalde al negar que su ex secretario particular hubiera ofendido a los trabajadores de Limpia Pública.
“Mis compañeros de Limpia Pública se merecen todos mi más absoluto respeto y jamás permitiría que una persona ofenda a un compañero de servicio”, aseguró.
Al defender a su colaborador y militantes de su partido, el alcalde Zúñiga Martínez dijo además que esas conversaciones son “falsas, irreales y fabricadas” propias de la jornada electoral que vive ya la capital del estado, pues se sabe que Rodrigo Montoya busca una regiduría.
El alcalde Zúñiga Martínez dijo que conoce a los jóvenes exhibidos mediante la supuesta conversación e insistió en que fue manipulada.
“Los conozco y puedo avalar su calidad moral de las y los jóvenes, lo que mucho lamento es que hayan sido objeto de un ataque tan cobarde y además tan estúpido. Ahora con las nuevas aplicaciones de celular hacen muy fácil fabricar una conversación falsa”.
En la supuesta conversación, Rodrigo habría escrito: “No me parece que se burlen simplemente porque tiene que pararse a las 4:30 de la mañana a trabajar, agarrar 2 camiones, ponerse unos guantes rotos, subirse a la caja del camión e irse resbalando entre desperdicio y excremento humano para juntar unas cuantas latas de refresco y regresar a su casa donde su esposa lo espera amorosamente con un platito de frijoles y un café negro”.
La supuesta conversación aludía a un trabajador de Limpia Pública de nombre Pedro.
El mismo Rodrigo también salió a defender su palmito señalando como truqueados los diálogos e imágenes en donde incluso “se observa un logotipo de Iusacell, empresa que ya no existe en México”.
Como cabeza de playa de este chismarajo mediático aparece un extraño portal “noticioso” denominado “Xalapa Times”.
Hasta ahí pues, la historia. No cabe duda que Xalapa es una vecindad, chismosos incluidas.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |