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Desde que asumió el poder, Miguel Ángel Yunes Linares nos ha querido vender la idea de que gracias a sus buenos oficios, a la eficacia y rectitud de sus colaboradores y a la honradez con la que se desempeñan sus nuevos mandos policiacos, Veracruz dejó de ser el “infierno” de violencia que –asegura- se vivió en los tiempos de Javier Duarte.
Esto último quizá sea cierto (que se vivió un infierno en el tema de seguridad en la pasada administración) lo que ahora estamos descubriendo es que hay un nivel aún más profundo que el propio averno. Para los que pensaban que ya se había tocado fondo en materia de violencia e inseguridad, hay que informarles que esta nueva administración ha encontrado la forma de generar un peor panorama.
Y no, no sólo se trata de “percepción”.
En La Estanzuela, comunidad del municipio de Tantoyuca se ha llegado a tal nivel de violencia e impunidad, que los padres de familia han optado por dejar de enviar a sus hijos a la escuela, los sindicatos magisteriales han instruido a sus maestros a que, en caso de percibir algún riesgo para su integridad, no asistan a clases, y las propias autoridades locales han “sugerido” que se muevan los horarios de clases para que alumnos, padres de familia y maestros no se conviertan en blanco seguro de ataques.
Lo que los pobladores escuchan con frecuencia, es la amenaza de que en algún momento aparecerán grupos armados a los centros escolares y “levantarán a todo el que encuentren, sin importar quién sea”.
La comunidad La Estanzuela, en Tantoyuca, se ha visto sometida a severas presiones desde el mes de diciembre, cuando fueron “levantados” una maestra (Dora Luz Torres Ahumada) y su hijo, el joven universitario Bonifacio Díaz Torres.
A los pocos días apareció, primero, la cabeza de la madre, justo al pie de su hogar en la ciudad de Tantoyuca. Horas más tarde, en la comunidad La Estanzuela, en bolsas negras de plástico, fueron encontrados los cuerpos desmembrados de madre e hijo.
Las autoridades acudieron a levantar los cuerpos y prometieron una profunda investigación de los hechos… Pero no sucedió nada. No sólo incumplieron ese compromiso, sino que abandonaron la zona y propiciaron muchos otros actos de violencia.
La gota que derramó el vaso cayó el 7 de abril. Afuera de la escuela primaria “Adolfo López Mateos” (sí, en la Estanzuela) un grupo armado se llevó por la fuerza a cuatro personas, tres adultos y un niño de seis años de edad.
Pocas horas después se ese suceso, fueron encontrados sin vida dos de los secuestrados, el intendente Pedro Rivera Mejía y el maestro Augusto del Ángel Martínez.
Dos semanas más tarde, en una vereda, fueron encontrados sin vida, los cuerpos de la maestra Yaru Misuri Arrieta Fuentes y del niño Luis Ángel Rivera. Los cuatro fueron ejecutados.
El pánico se apoderó de los pobladores. La escuela “López Mateos” ya no está funcionando, se clausuró el curso con anticipación. Ninguno de los niños retornará para el próximo ciclo escolar. Las escuelas que están en la zona han reducido sus horarios de clase y cada que surge un nuevo rumor sobre un eventual ataque, se da la orden inmediata de suspender actividades.
Esto lo sabe el secretario de Educación Enrique Pérez y no ha abierto la boca para demandar seguridad para alumnos, maestros y padres de familia.
Tuvo que ser la diputada federal por Tantoyuca, María del Carmen Pinete Vargas, la que llevara el tema hasta la más alta tribuna del país. En el Congreso federal, la legisladora presentó un punto de acuerdo para exhortar al alcalde de Tantoyuca, al gobierno estatal y al federal, para que salvaguarden la integridad física y material de los veracruzanos.
“Pedimos aplicar la Ley con firmeza, contar con el apoyo y la coordinación de los tres órdenes de gobierno, y no dejar que la violencia e inseguridad continúen apoderándose de Tantoyuca, de Veracruz y de nuestras familias (…) Pido de manera prioritaria, se atienda la zona norte, y de forma urgente Tantoyuca”, demandó la diputada Pinete.
Por lo pronto, en la reunión de evaluación del Grupo de Coordinación Veracruz, celebrada este fin de semana en la sede del 74º Batallón de Infantería del Ejército Mexicano, en el municipio de Tempoal, los alcaldes volvieron a hacer referencia a los “delitos de alto impacto” que se siguen presentando en el norte de la entidad, aunque (según el boletín del gobierno estatal) “reconocieron que las condiciones de seguridad han mejorado”.
Se anunció que “en los próximos días” se habrán de implementar medidas preventivas que serán dadas a conocer a la ciudadanía.
Con discursos como ese, difícilmente la población de Veracruz habrá de cambiar su “percepción”.
Ya estamos en el sexto mes, se está cumpliendo el plazo que el propio gobernador se dio para resolver este delicado tema.
¿No puede?
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Epílogo.
Oportuna, sin duda, la observación del diputado local Fernando Kuri Kuri, coordinador de la fracción Juntos por Veracruz. Dijo que Morena y el PAN utilizan la propuesta de desaparición del fuero “para quedar bien con la gente”, porque la Constitución es clara y dice que no se puede retirar. Son tiempos electorales y siempre suena bien lanzarse contra “esos políticos corruptos” y señalar a quien se oponga de ser parte de “la mafia del poder”. *** A más de uno ha sorprendido el estilo que imprime a su campaña el candidato priista a la alcaldía de Coatzacoalcos, el dirigente obrero Carlos Vasconcelos. Apenas la semana pasada tuvo su primer “roce” con los reporteros, que le cuestionaban que siempre estuviera acompañado de escoltas. Su respuesta fue: “traigo escoltas porque los puedo pagar”, lo que a muchos les sonó a insulto. La verdad es que esa es su forma de hablar. Más tarde explicó que ha recibido amenazas de muerte y por ello busca protegerse, y admitió que debió tomarse más tiempo para responder a la reportera y evitar el sarcasmo. Vasconcelos no ha hecho convenios de publicidad con medios de comunicación. *** Se había anticipado en este espacio: Que la guerra contra los “huachicoleros” en Puebla, tendría impacto en Veracruz. Por lo pronto, la semana pasada elementos de la Policía Federal que interceptaron una pipa con combustible robado, fueron atacados por un comando que portaba armas de alto poder y que pretendió recuperar la carga y a sus cómplices. En el enfrentamiento murió uno de los asaltantes y otro fue capturado.
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