Un alto porcentaje de los mexicanos tiene un mal concepto del presidente en turno, aunque no lo diga; pero quienes si lo dicen, (periodistas, columnistas, articulistas, defensores de Derechos Humanos, etc.), lo hacen de manera abierta y hasta directa.
De modo que no parece necesario establecer una estrategia de espionaje que violente su vida privada, principalmente porque no hay justificación que pueda asociar a éste tipo de personas como terroristas que puedan causar daño a la seguridad nacional.
El software que utilizaron se llama “Pegasus” y es de venta exclusiva para los gobiernos con la intención de uso exclusivo en problemas de seguridad nacional y combate a actos terroristas, según lo establecido en el contrato de la empresa Israelí NSO Group.
“Pegasus” es un malware informático con fines maliciosos y dirigido a teléfonos inteligentes, el cual se propaga a través de un SMS que contiene un vínculo que si es activado por el usuario receptor descarga un programa espía que le da acceso a todos los archivos del teléfono, lista de contactos, mensajes, fotos, videos, correos, así como a la cámara y micrófono del celular y a través de otros sistemas de rastreo puede saber cerca que quien estás y con quien te juntas.
La forma de asegurarse que el usuario haga “click” en el mensaje lo representa una investigación previa de la persona, a fin de utilizar temas que son de su interés.
Una investigación del Citizen Lab reveló que varias dependencias del gobierno mexicano adquirieron ese sistema y no sólo la PGR y la Secretaría de la Defensa Nacional, lo que ubicó a México como el principal cliente de “Pegasus” al adquirir el 45% de las ventas globales.
Si casi la mitad de las ventas de “Pegasus” las hizo a México, eso significa que varios gobiernos estatales también lo están utilizando y no precisamente con fines de “chatear”, mandar “memes” o conseguir “likes”; todo apunta que los avances tecnológicos están ocasionando nuevas formas de invasión a las personas por varios motivos y para diversos fines.
La desaparición de muchos comunicadores podría estar directamente asociada a la información que tenían en sus celulares, fotografías, conversaciones habladas o escritas y sus publicaciones en contra del pinche poder.
El tema no es nuevo, pero se ha minimizado; aún no hemos hecho conciencia sobre los riesgos que hoy se tienen con el acelerado avance de la tecnología. Convivimos con el riesgo y nos acostumbramos ya a ignorarlo. Los alcances que hoy nos permite la tecnología ya no nos sorprenden; ni siquiera el hecho de saber que un usuario de un teléfono de regular capacidad tiene mayor alcance que todo el sistema de la NASA en los primeros lanzamientos espaciales y que ocupaba edificios completos. El computador responsable de las misiones Apolo fue el Apollo Guiding Computer (AGC) (Un procesador de smartphone de 1000 mhz y 512 MB de RAM, tiene 100.000 veces más RAM que el AGC (que corría a alrededor de 1 mhz).
Hoy la tecnología bien utilizada nos representa una extraordinaria herramienta de estudio y de trabajo, pero mal utilizada tiene demasiadas cosas en nuestra contra, tantas que deberíamos de estar preocupados, pero eso no parece ocupar la mente de las nuevas generaciones y las viejas generaciones por su ignorancia no atinan a decir algo coherente como lo declarado por el presidente que todavía se atreve a amenazar a los que están denunciando por el espionaje de su gobierno. Es mi pienso. (continuaremos)
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