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Cuatro babys |
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2017-07-05 |
Los jóvenes son, por ahora, grandes consumidores de reggaetón. Los chavos, pegados a sus audífonos, se la pasan escuchando a Shakira, Kevin Roldán, Carlos Vives, J. Balvin y muchos otros. Uno que ha tenido éxito especial es el colombiano Maluma y no sólo entre adolescentes y jóvenes, sino que muchos adultos andan cantando sus canciones, las comparten en Facebook o las citan.
Debo admitir que los coros son muy pegajosos. Mis hijos escuchan una y otra vez una canción que parece ser favorita “Felices los cuatro”, y yo, como los fumadores pasivos, me reviento la cancioncita cada vez que nos subimos al coche porque se apoderan del equipo de sonido; en casa, lo escuchan con suficiente volumen como para que también allí sea oyente pasiva. Como sólo entendía el coro, busqué la canción para escucharla y saber al menos lo que están oyendo no sólo mis hijos sino mis estudiantes y las nuevas generaciones, esas en las que se deposita “la esperanza de México”, como gustan de decir los políticos..
Debo confesar que me sorprendió descubrir detrás de la pegajosísima y exitosa canción la historia, no de un triángulo amoroso que es un tema que ha alimentado boleros, baladas, rancheras y a varios otros géneros, sino del amor múltiple. La infidelidad normalizada. Dos hombres que comparten el amor de una mujer, pero sin tragedia y sin lamentos. Ya no más el tema del desamor. El hombre admite, sin drama, que la mujer a la que desea, no a la que ama (una diferencia con el abordaje tradicional de las relaciones amorosas) pueda elegir a otro, pero si acepta al narrador de la canción, este no tiene problema, al contrario, entonces serán “felices los cuatro”, lo cual implica que la aceptación de la presencia de otra pareja sexual debe ser recíproca. Lo que ahora han dado en llamar el “poliamor”. Las parejas múltiples que logran una convivencia amorosa y sexual civilizada.
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El benjamín de la familia me hizo favor conducirme por los gustos musicales reggaetoneros de los jóvenes. Marc Anthony, Nicky Jam, Ricky Martin, Zion y Lennox, Enrique Iglesias, Daddy Yankee, Wisin y, por supuesto, y de nuevo, Maluma. Parece ser el favorito.
Pero la felicidad de los cuatro no es todo, resulta que el tema de la infidelidad, del cambio de parejas, de los triángulos felices y las canciones desde el punto de vista del amante varón son una constante en el reggaetón. Lo inusual de los temas sorprende no desde un punto de vista moral sino social. Si las relaciones entre dos no han dejado de ser complejas, pretender que las relaciones múltiples son una opción para ser más felices parece poco creíble, por decir lo menos.
En este viaje temático me encontré con “Cuatro babys” otra canción de Maluma y descubrí que detrás de esa aparente normalidad de las relaciones múltiples está la banalización de las relaciones personales y amorosas, pues la mayoría enaltece las relaciones pasajeras, pero “Cuatro babys” definitivamente es una oda al machismo: “Estoy enamorado de cuatro babys / siempre me dan lo que quiero / chingan cuando yo les digo / ninguna me pone pero / Dos son casadas / Hay una soltera / La otra medio psycho y si no la llamo se desespera” y no es lo más machista y sexista de la letra. Son los mensajes que festejan nuestros jóvenes, las canciones que repiten hombres y mujeres. “Lo importante es que tiene buen ritmo” dice mi hijo universitario y yo me pregunto si he gastado en lo que los padres llamamos “su educación”, porque en la casa no le hemos puesto nunca a Maluma ni nada parecido a sus rítmicas afirmaciones sexistas y de mal gusto. Si lo duda, escuche “Cuatro babys”.
No me gusta pero no se me ocurriría intentar prohibir a los reggaetoneros. Prefiero correr el riesgo de que escuchen esos contenidos de tan mala calidad, esperando que prevalezcan las enseñanzas familiares acerca de las relaciones personales y los derechos de las personas.
Lo que me parece inaudito es que el “Autobús de la libertad”, con su tour evangelizador en contra del matrimonio igualitario no se pronuncie acerca de lo que escuchan y celebran nuestros jóvenes. Eso sí me parece aberrante, tanto como “Cuatro babys”, no el derecho de una persona a elegir con quién vivir y hacerlo de cara a la sociedad. Sólo son dos ejemplos que nos muestran el misterio de las prioridades morales de la ultraderecha.
ramirezmorales.pilar@gmail.com
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