A Javier Duarte, se le acabó la suerte, por más que se diga que la podrá librar, el significa para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto la última tabla de salvamento, de un gobierno plagado de hierros, que lo han colocado literalmente al borde de perder la oportunidad de refrendarle a su partido la continuidad en el poder.
Retorna el Lobo con piel de Oveja, como bien apunta el periodista Edgar Hernández en su columna de este lunes, pero a Duarte le sobrarán los porque para permanecer guardado en una celda, aun cuando mucho se especula que la PGR hará todo lo posible para brindarle las facilidades para que enfrente el proceso en libertad.
Duarte es un lastre, un peligro para el sistema, una piedra el zapato y, por ende, habrá de tener un solo destino, la prisión, desde donde recluido habrán de buscar por todos los medios desmoralizarlo y eliminar, cualquier resquicio o intento porque hable de más.
La misión se le ha encomendado a Alberto Elías Beltrán, subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la Procuraduría General de la República (PGR), quien por instrucciones directas del procurador Raúl Cervantes Andrade, se encargó de transmitirle el mensaje al reo de no buscarle tres pies al gato, sabiendo que tiene cuatro.
Fuentes bien informadas al interior de la PRG, nos han confirmado, que pisando Javier Duarte tierras mexicanas la política de Comunicación Institucional habría de dar un vuelco o un giro de 180 grados.
Cerrados a declarar la PGR cumplirá con entregar al ex reo de Guatemala, al juez que giro su orden de aprehensión a fin de que se dé curso al procedimiento correspondiente, y así el Ministerio Público Federal se encargue de integrar con pulcritud la carpeta de investigación.
Nada de errores, mucho menos filtraciones, Duarte deberá ser aislado, a efecto de garantizar que su proceso se siga en correcto orden, sin que pueda, argumentar violación al debido proceso, y, por ende, encontrar una ventana por donde sus abogados, pudieran concederle el beneficio de la libertad bajo caución.
Si esto resulta ser cierto, como nos lo mencionan en la PGR, lo que se le espera a Duarte no habrá de ser nada agradable, confinado en una prisión, en donde otros de los internos estarán purgando delitos de toda índole, cabría la posibilidad de llegado el momento, acallarán su voz, eso claro, hasta que al estado le sirva su presencia por demás incomoda.
Duarte vuelve con un dos únicos objetivos, servir al aparato de estado atajando a Morena y su líder Andrés Manuel López Obrador, que desde hace semanas se mantiene en el ostracismo y el silencio absoluto, y por supuesto a pagar sus deslealtades, y llegado este último momento, ser silenciado para nunca más volver.
El sistema es implacable, por una que Duarte le haga, el sistema tiene 30 más.
Solo le queda a la PGR… ¡salvar la honra!
Al tiempo.
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