–Es el desperdicio que dejan de una taquería…
–La de Rosie– les respondo…
–Deberían de poner un candado– me recomiendan, mientras a nuestros pies, un ejército de gusanos acompañan al olor de carne descompuesta.
Hace tres días pusimos el candado. La primera noche, un vecino sorprendió a los de la taquería, ubicada a dos cuadras del contenedor, intentando depositar sus restos pero se les impidió. Al menos hasta el momento, la estrategia de poner un candado funciona.
II
Un sujeto es atropellado metros adelante a la altura de los arcos de Jardines de Xalapa. Atraviesa de manera intempestiva ¡por la carretera! No sé si lo sepa, pero mínimo, los vehículos alcanzan una velocidad de 80 km mínima y lo que usted quiera meterla a la pata para arriba.
Algunas personas aseguran que dicha persona, que estaba en el hospital en calidad de desconocida, salió corriendo del andador que conduce a la unidad habitacional en que vivo…
Curioso, pero momentos antes de que me enterara de esta noticia, recibía un mensaje vía whatsapp por parte de un condómino del módulo contiguo al mío que decía así: “Buenas tardes vecinos, sólo para comentarles que anoche vaciaron el tanque de gasolina de mi carro. Les comento para que tengan sus precauciones”.
De inmediato, otra vecina adereza la información: “Al mediodía de hoy jueves, un chico (fue) atropellado en la avenida Lázaro Cárdenas. Este joven junto con otro acababan de robar artículos en el módulo de Nogal, y fue cuando corría huyendo que fue atropellado”.
III
¿Conocen a los personajes de “Las Lavanderas”? Bueno, pues mi esposa a veces se parece a ellas cuando por equis o ye, le toca salir sola a darle la vuelta a Nina y Harry. Se pone sus tenis, uno de mis pantalones cortos que siendo sinceros, para ella son largos (por chaparrita), una sudadera mía y si puede, una gorra. ¡El disfraz perfecto! ¿Para qué? Para evitar insultos, entre otras cosas. ¡Qué pena! porque la verdad, si hay algo que disfruto de esa Mujer, es su vestir… bueno… realmente disfruto más el desvestir.
La regla de oro para Brenda y mis hijos es Batmaniana… de Batman, pues: Vigilen su entorno. Y la regla de oro en nuestro caso cuando paseamos a los perrhijos: No ir clavado en el celular. Me ha tocado ver el llanto de una jovencita a la que le robaron su cel cuando iba con su novio y a un joven padre, con bebé en cangurera, al que le bajaron el cel a punta de navaja, cuando cruzaba el parque… nunca vieron venir a sus agresores por tener la mirada clavada en la pantalla. Espero que eso no haya sido el motivo cuando a la hija de un amigo igual intentaron arrebatarle el cel y hasta salió a relucir un arma y un disparo sin que pasara a mayores.
IV
Chepe es un señor que tiene todos los años encima; se encarga de podar por módica cantidad, áreas verdes de los condóminos. A veces le gusta pegarle a “la mula”... ¡tranquilo mi fiscal Andrés de la Parra! la “mula” a la que me refiero, es a una botella de alcohol que por 20 pesos se compra Chepe y combinada con un “chesco” mata el hambre en el parque de Jardines de Xalapa. Antes, se juntaba con otro viejo (sin tinte peyorativo), un pepenador, hasta que una tarde discutieron, se liaron a palabras y empujones, Chepe cayó al suelo y el otro tomó su machete y pretendía agarrarlo a planazos. Ahí está el imbécil de Salvador interponiéndose para calmar los ánimos.
El asunto es que Chepe se cruzó en mi camino y le dije: “¿A la casa?” Chepe se rió y machacó entre dientes unas palabras. Di la vuelta al edificio y me encuentro a Chepe de vuelta. Lo saludo y me devuelve el saludo del mismo modo, machacando las palabras y con una sonrisa entre dientes. Total que empiezo a subir al departamento con Harry y Nina acarreándolos cuando desde el primer piso, enfrente de mi edificio, veo a Chepe internándose en un prado lleno de maleza… “va a cortar el pasto…” pienso… “¿pero a esta hora?”, casi las siete de la noche. En el segundo piso veo a Chepe pero su cabeza llega a la altura de los matorrales y en mi mente se dibuja la figura clásica de “El Tigre de Santa Julia” más si va acompañada con ese movimiento de cabeza de gallina, rápidos de un lado a otro… ¡se está cagando el cabrón en el patio del vecino! Bueno… para qué no lo manda a podar.
En el tercer piso, ya se enderezó el Chepe y se ajusta el cinturón… siendo francos, no es la primera vez que lo sorprendo… aunque la verdad, la cagamos los vecinos por no mantener cortados nuestros prados.
IV
Bueno, a qué voy con todo esto… en el primer punto, los vecinos pusimos una solución con un candado; en el segundo y tercer puntos, requerimos igual mayor vigilancia, tanto de Seguridad Pública, como la nuestra, de los propios vecinos, digo si Chepe es capaz de cagarse frente a nuestras narices, cuantimás un ladrón nos puede bajar hasta los calzones.
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