Así, hoy el más “honesto”, congruente y de singular capacidad en el servicio público es objeto del escrutinio público, de la mirada severa de la opinión pública, de la censura ciudadana, de la percepción equivocada y, por supuesto, del bulo, esa necia guerra mediática sustentada en la mentira.
Peor si el mandatario, el gobernante resulta un fiasco.
Están por terminar su gestión 212 alcaldes y la guerra de acusaciones se intensifica. Más las que provienen del gobierno panista contra los ediles priistas.
Se los quieren tragar vivos metiéndolos a todos, absolutamente a todos, en el mismo costal de la corrupción.
Un caso llama particularmente la atención.
El alcalde saliente Américo Zúñiga quien como presidente municipal de la ciudad capital siempre guardo la institucionalidad y sana distancia con los dos gobernadores que le ha tocado lidiar, por estos meses ha sido objeto de desmesurados ataques y cuestionamientos.
Que se sepa, con Javier Duarte nunca hubo cabal diálogo por las ordeñas del primero al presupuesto municipal, por sus excesos de poder y ausencia de respeto al municipio libre, mientras que con el actual Miguel Angel Yunes, invariablemente se han sucedido sensible frialdad y distancia. Acaso solo un respeto aparente ya que tampoco hubo apoyo real, ni flujo financiero y sí mucho flujo propagandístico en contra del alcalde priista, mucha guerra sucia y difamaciones en redes.
Y está bien que en política no cuenten los puntos buenos y que los malos se magnifiquen, pero de ahí a que la más mínima acción positiva de gobierno se descalifique, resulta inadmisible.
Hoy que ante el ayuno presupuestal se hizo necesario acudir al auxilio federal para concluir obras sustantivas en la capital con el apoyo del senador Pepe Yunes quien trajo a Xalapa apoyos federales, todo es rechazo, desprecio y críticas.
No se puede ver una calle de concreto hidráulico recién estrenada cuando ya le observan sus opositores que mejor la hubiera construido en otra arteria.
No puede proponer una red de gas doméstico porque la oposición, los morenos, aluden un peligroso gasoducto de extrema volatilidad o, el caso más reciente, la operación del relleno sanitario “El Tronconal” que pisa intereses del alcalde electo Hipólito Rodríguez.
Y por seguidillas.
No puede hacer un magno festival cultural como el de las flores, recién aperturado, porque el desprecio oficial se hace más que patente acompañado de ácidas críticas.
A una parte de la opinión pública no le queda claro si Américo Zúñiga ha sido el mejor alcalde de los últimos tiempos –sobre todo después de observar los desastres dejados por Elizabeth, David y Reynaldo-, pero sin duda es quien mejor lo ha hecho en todos sentidos.
La gobernabilidad por su mandato impuesta ha permitido en casi cuatro años cambiar en buena parte el rostro de la capital, modernizarlo y superar lastres no vistos en décadas.
La resolución al cien por ciento de todos los laudos laborales en ejecución, la eliminación de la categoría de “lista de raya” en beneficio de cientos de trabajadores y el “Premio al Buen Gobierno Municipal” por el Proyecto de modernización de recolección de residuos sólidos, creo que no cuentan para sus críticos.
Tampoco el 98 por ciento de alumbrado alcanzado en la ciudad, las nuevas unidades de limpia pública, la modernización cibernética y que el 97 por ciento de los hogares xalapeños cuenten con el servicio de agua potable, drenaje y alcantarillado.
Son más de 3 mil los trabajadores del Ayuntamiento, hombres y mujeres que trabajan por la capital que pareciera para algunos no merece respeto su tarea con tal de cuestionar a Américo.
Ello a pesar de que Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal evaluó positivamente al ayuntamiento y le ratificaron sus mediciones positivas a la administración por el manejo ordenado y transparente en sus finanzas.
Todo lo descalifican.
Acaso porque es más fácil a sus opositores endilgarle una morbosa y grosera relación con un ex colaborador, Rodrigo Montoya, quien cuando fue su particular llenó de atenciones a localizados personajes de colonias que ya después pretendieron chantajearlo y al no permitirlo su jefe, la andanada se desató.
La campañita fue aprovechada por la oposición para no admitir que Xalapa tiene una economía estable, una sociedad incluyente tras la creación de mil 137 Patronatos Vecinales y 594 Comités de Contraloría Social y que los xalapeños en un hecho sin precedentes, hicieron aportaciones para obra pública que rebasan en 200 por ciento lo aportado en los dos últimos trienios lo que dio lugar a que se hayan invertido más de mil 200 millones de pesos en el centro histórico, en las colonias y en las Congregaciones.
Hoy va a estar complicado borrar con admoniciones y condenas que Xalapa cuenta con más de 250 calles nuevas, avenidas, puentes e incluso, lo que muy pocos ayuntamientos hacen, dos carreteras y 150 kilómetros de obras hidráulicas y sanitarias con una inversión cercana a los 500 millones de pesos.
Para los adversarios va a estar complicado ganar el consenso de quienes le apostaron por la promoción cultural de Xalapa luego de ver construido y rehabilitado el Centro Recreativo Xalapeño, el Museo Casa de Xalapa, el Teatro J. J. Herrera, el Auditorio Salvador Díaz Mirón y el respaldo a la iniciativa del maestro Abraham Oceransky para recuperar su “Teatro la Libertad” en claro apoyo con los artistas independientes.
Son pues hechos que este reportero indagó en el ayuntamiento, sin convenio de por medio.
Números que quizás a quienes no les gusta Américo no digan nada, pero al capitalino sí le dicen y mucho ya que son los directamente beneficiarios.
Pronto nuevas responsabilidades acometerá Américo y el fuego amigo no tendrá más que agachar la testuz y resignarse a seguir ese liderazgo al amparo de Pepe Yunes quien ha reconocido en este joven político, heredero de una reconocida estirpe que encabezó el recordado Guillermo Zúñiga, talento y capacidad para lo que viene.
Solo es cuestión de tiempo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |