En una carta abierta que han hecho circular, se quejan del jefe de la Unidad Jurídica, José de Jesús Rosales, a quien señalan de malos tratos. “No podemos pensar que este señor se manda solo”. Tienen razón. Por como se manejan las cosas en la burocracia estatal y por el estilo de la actual administración, indudablemente que ese señor está cumpliendo órdenes. Mal que lo haga en la forma que señalan.
Para una administración insensible, cuyos titulares no se tocan el corazón para dañar, lastimar a cualquier familia, los trabajadores piden un imposible: quieren irse “de una manera digna, decorosa, justa y con pleno respeto a quienes entregaron una vida al servicio del Poder Ejecutivo… pero como deben ser las cosas: derechas y bajo la legalidad laboral”.
A buena parte de los trabajadores los conozco porque pasé por la dependencia. No se me olvida el entusiasmo con el que me anunciaron que iban a votar por el cambio, por Yunes Linares (una buena cantidad de los ahora maltratados y en riesgo de que sean despedidos trabajaron también para el gobernador Patricio Chirinos), aunque no eran panistas. Me apena hoy su situación. Entiendo su desencanto, su coraje, su frustración, su impotencia. Sin falsa modestia, si alguien conoce la trayectoria de muchos, su entrega al trabajo, su profesionalismo, su sacrificio (esa fue siempre un área sin horarios y de estar viajando siempre por la cobertura que requerían los actos oficiales, con el consiguiente sacrificio de la familia) soy yo. Fuimos compañeros muchos, pero muchos años. Los vi llegar y formarse ahí. No se merecen ni el trato indigno que reciben ni la expulsión que están sufriendo. A todos les expreso mi solidaridad y les envío mi abrazo.
¿Ya pasó la emergencia financiera?
Fue el 12 de diciembre de 2016 cuando el recién estrenado gobernador Yunes Linares proclamó: “Veracruz se declara en emergencia financiera”. En el World Trade Center de Boca del Río dijo que la deuda pública del Estado ascendía a más de 56 mil millones de pesos, sin incluir la bancaria ni la bursátil.
Destacó que se trataba de una “crisis inédita”. “No hay registro histórico de algo similar ni en Veracruz, ni en el país; en 12 años llevaron a Veracruz a la quiebra. La crisis financiera del Gobierno del Estado tiene dimensiones que superan todo lo imaginado”. No paró en dimensionar el panorama: “La crisis del Estado no sólo es una crisis financiera, hoy tenemos una situación de desastre social”.
Y entre cinco puntos que enumeró entonces, el tercero decía: “Garantizo a los trabajadores del Gobierno del Estado y a los pensionados que cumpliremos con nuestros compromisos. Convendré con sus representantes un programa que nos permita pagar sus sueldos y prestaciones y en paralelo mantener operando funciones básicas…” (hoy cientos, miles, están en la calle, despedidos y sin que se les liquide conforme a la ley).
No hay para lo prioritario sí para lo superfluo
Diez meses después, al menos yo ignoraba que ya se había superado esa situación. Todo indicaría que ya nadamos en la abundancia, que hay recursos económicos hasta para obras no prioritarias, prácticamente de relumbrón. Seguramente ya se cubrió lo básico, ya no hay carencias ni necesidades urgentes que atender.
Digo lo anterior porque el miércoles pasado, con bombo y platillo el propio gobernador anunció la remodelación integral del bulevar Manuel Ávila Camacho del puerto de Veracruz, y cuatro días después, el domingo dio el banderazo de arranque. Se dijo que la inversión será de 150 millones de pesos (aunque también se manejó la cifra de 170) y que habrá una “atracción” de mil millones de pesos de inversión. Y, claro, se habló de la creación de empleos, de inversiones privadas, del turismo, etcétera.
Puede que sea una obra necesaria, pero no es prioritaria. ¿Ya se superó la emergencia financiera? Me temo que no, porque ni siquiera se ha podido reestructurar la deuda pública y es el momento en que no se ha aprobado el presupuesto de 2017 que está por terminar. El propio Ejecutivo se niega a rendir cuentas al Congreso y decir a los veracruzanos cuál es la situación real que se tiene al momento.
El puerto de Veracruz, sus habitantes y en general todos los veracruzanos creo que merecemos un paseo como el que se pretende y más, pero hay de prioridades a prioridades.
Si hay dinero suficiente y de sobra, ¿por qué entonces despedir a cientos, a miles de trabajadores?, ¿por qué mejor no se le paga lo que se debe a los empresarios para que reactiven las economías regionales y se genere mano de obra, contratación de trabajadores?, ¿por qué mejor no se le paga a tiempo a los burócratas a los que no se ha despedido y viven en la incertidumbre?, ¿por qué no se abona a lo que se debe a la Universidad Veracruzana?, ¿por qué no se invierte en obras hidráulicas para evitar las inundaciones que año con año afectan a los vecinos del fraccionamiento Floresta en el puerto jarocho?
La opinión de un porteño
En “La columna de hierro” firmada por Cicerón, que se publica en el diario Notiver, su autor dijo ayer: “LA OBRA DEL BULE. Nuestro comentario es meramente constructivo, porque amamos a Veracruz y nos apasiona todo aquello que más allá de sólo embellecerla en una parte, sea una contribución al desarrollo de quienes aquí viven y que vaya acorde a cubrir las necesidades del crecimiento de la población que año con año tiene. Celebramos que se vaya a destinar recursos a nuestra ciudad, pero no compartimos el hecho de que tantos millones sean para echar concreto donde ya lo hay y donde más allá de beneficiar a los vecinos que ahí viven, sea más bien para enriquecer a quienes por décadas han sacado beneficios para sus empresas personales”.
Agregó: “Podríamos mencionar muchísimas colonias que necesitan drenaje y pavimentación (porque las conocemos todas, a nosotros no nos van a cuentear), entre otros servicios”, puso ejemplos de muchas obras prioritarias que se podrían hacer y no dejó de apuntar: “… cuando alguno de los otros niveles de gobierno anuncia que invertirá recursos en el municipio, se espera que sea en algo que beneficie realmente a sus habitantes y no sólo a unos cuantos empresarios y socios de quien los promueve”.
La protesta
El domingo, durante el banderazo de inicio, un vecino del Floresta se plantó frente al gobernador con una manta que decía: “Gobernador Yunez vas a remodelar el boulevard y hay obras más prioritarias como es evitar que cuando llueve nos inundemos en el Fracc. Floresta y otras partes de Veracruz. Tu sueldo lo recibes de nuestros impuestos… Te ordeno canceles la obra del boulevard y hagas las obras hidraúlicas que se requieren…”.
No hubo atención para él, no se le dijo al menos una mentira piadosa, no se le escuchó, igual como Javier Duarte no escuchó el 23 de octubre de 2015 en Orizaba a la señora Araceli Salcedo quien le reclamó que las autoridades no hicieran nada para buscar a su hija Fernanda desaparecida desde 2012, de lo que quedó un video que se hizo viral. Creo que es un mal de gobernadores.
El nuevo bulevar va. Se dijo que estará en nueve meses. ¿Para que lo inaugure el otro hijo, Fernando, nuevo alcalde de Veracruz, como una forma de irle preparando el terreno para que sea el candidato a la gubernatura en 2024 en caso de que su hermano Miguel Ángel la gane en 2018 y mientras se da tiempo a que crezcan los nietos y no se rompa el linaje en la línea de la herencia sucesoria? |