Exhibido un falso rompimiento al interior de Acción Nacional, tras la renuncia de Margarita Zavala, el factor distractor que desarrolla el presidente nacional de este instituto político, Ricardo Anaya, abrió el abanico para que el equipo presidencial de Enrique Peña Nieto, evidenciarán un soterrado plan para catapultar el proyecto de José Antonio Meade como la única vía confiable para dicha tarea.
El silencio inexplicable de Andrés Manuel López Obrador en la ecuación, continúa confirmando que muy posiblemente sus aspiraciones presidenciales pasarán a segundo plano, pues la misión para la que fue encomendado se cumplió, al fracturar evidentemente a un segmento de la sociedad no identificado con la política priista y mucho menos panista, o perredista.
Las declaraciones vertidas este miércoles 11 de octubre por parte del propietario del Grupo Carso, son sumamente interesantes bajo el contexto que enfrenta nuestro país.
Carlos Slim Helú, afirma “la verdad yo he visto ausencia de líderes políticos de partidos y mucha presencia del gobierno” tras encabezar una conferencia de prensa para hablar del recuento de acciones realizadas tras los sismos del 7 y 19 de septiembre en nuestro país.
Slim remarcó “se tiene vocación empresarial o política” al opinar que “los empresarios que quieren ser políticos o les gusta la política son más políticos que empresarios, los empresarios son una cosa y los políticos otra”.
El que llegará a ser el hombre más rico del mundo afirmó “creo que los que se meten a la política deben tener una gran vocación y un gran compromiso por la función que representan cuando llegan”.
Ahora bien, lo invito a observar el entorno global en el que México se encuentra inmerso, a nivel internacional, el país mantiene una estabilidad macroeconómica resultado de una importante propensión al cuidado del crecimiento de la inflación por parte de Banxico, aunado a ello, en el horizonte, la inminente cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte colocará a nuestro país en una condicionante.
El hartazgo social hacia la corrupción generada por los partidos políticos, una burocracia sumamente obesa, un gasto gubernamental elevado, reflejado en un excesivo gasto a partidos y procesos políticos que hasta hoy no abonan en nada, el riesgo latente de caer en la demagógica visión de líderes mesiánicos que jamás explican el cómo resolver todos los conflictos del país, elevan las posibilidades para que un personaje de su calibre pudiera ser llamado por la sociedad atender el mayor de los retos al que todo mexicano puede aspirar, que es dirigir los destinos de esta nación.
Sumado a ello, el encono con que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump se conduce con respecto a México, obligaría a que en nuestro gobierno sea dirigido por un personaje que con su simple presencia lo acalambre, y ese rol, ya lo ha juagado Slim Helú, a quien solo con el hecho de mencionarlo hace temblar al presidente Trump, a pesar de ser el líder de la potencia más poderosa de la tierra.
La capacidad empresarial de Slim llevada al gobierno, harían de México un país con francas posibilidades de crecimiento y desarrollo, su visión permitiría la atracción de millones de pesos en inversiones, una mayor posibilidad de pasar de ser un país dependiente económica, alimentaria y de servicios, a ser una potencia de todo ello.
La capacidad negociadora y su reconocimiento empresarial a nivel global generarían en nuestro país la mayor posibilidad de pasar de nación tercer mundista, a país de primer orden, misma que no se ve desde el crecimiento estabilizador de mediados de los años 40’s del siglo pasado, tras la post guerra.
Personajes como el mismo José Antonio Meade, Margarita Zavala, Andrés Manuel López Obrador, no tendrían absolutamente nada que hacer ante la presencia del dueño de Telmex, en caso de ser llamado por la sociedad a encabezar dicho reto.
Quizá sea por ello, que el gobierno de Enrique Peña Nieto se estremece ante la imposibilidad de saber que “as” trae bajo la manga el joven Ricardo Anaya, para colocarlo sobre la mesa del Frente Ciudadano por México y convertirlo a la postre en candidato presidencial, y quizá por ello, personajes como Alejandra Barrales y Dante Alfonso Delgado, dirigentes de PRD y MC, se unen sabedores que el “Golden Boy” de la política mexicana pudiera consumar lo que tanto temen, que es sacar al PRI de Los Pinos.
¿A caso usted no votaría por un personaje de ese calibre?
Al tiempo.
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