Tienen razón los Yunes azules en despejarle legalmente el camino a su prospecto para las elecciones de Gobernador, Miguel Ángel Yunes Márquez. Cuando el vecino se pone a cantar, hay que poner la música a mayor volumen e invitar a los amigos para que no se granjee toda la simpatía del barrio.
Y es que los Yunes rojos comenzaron con enorme fuerza, en Pánuco, su andadura para colocar al PRI en la imaginación de los electores, sin importar si es Héctor o es José Francisco el candidato que le dé batalla al aparato estatal que ya ha puesto al servicio de su hijo el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
A diferencia del año pasado, los Yunes panistas tendrán en contra el hecho de utilizar abusivamente los recursos públicos para ganar elecciones y, sobre todo, los malos resultados obtenidos en un tema que fue el que más vendió el hoy gobernador en su campaña, el de la seguridad pública, donde cada vez se hunde más pese a tratar de ocultarlo con los fuegos artificiales de las más de 6 mil cámaras de videovigilancia.
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Lo de detener a los exduartistas corruptos puede que les sirva un poquito, aunque deberán prolongar la permanencia en Pacho Viejo de quienes fueron encarcelados, no sabemos si con elementos de acusación sólidos o con tan malos expedientes que muy pronto estén caminando libremente por las calles del país o el extranjero.
El Fiscal General del Estado, Jorge Winckler Ortiz, ha ido añadiendo nuevas acusaciones a los procesos que se siguen a los célebres reos. Si el asunto legal es llevado con más inteligencia por parte de la defensa y hacen que los casos caigan pronto, como ha sucedido con aquellos que dieron base a las solicitudes de desafuero de los diputados federales Tarek Abdalá y Alberto Silva Ramos, Yunes Linares habrá perdido otro de los fuertes argumentos que convencieron a miles de votantes para darle el triunfo.
Y entonces habrá una seria emergencia en el búnker panista.
POLVO DE GIS
No solo se matan entre delincuentes. El secuestro y posterior asesinato del doctor David Casanova López, neurocirujano dedicado a salvar vidas en el IMSS del Puerto de Veracruz que, como premio, fue ejecutado con extrema violencia y su cuerpo abandonado en la zona de Córdoba, al igual que el asesinato de menores de edad y de personas con reconocida solvencia moral, ponen en entredicho las justificaciones del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien ha tratado de separar los homicidios dolosos ubicándolos en el exclusivo segmento de la confrontación entre diversos cárteles del narcotráfico. Por desgracia, esos delitos están logrando víctimas inocentes mientras Yunes se parapeta tras cámaras de videovigilancia.
Hay precandidatos, solo falta nuevo dirigente del PRI
Para desgracia de los Yunes priistas, aunque la estructura partidista se mantiene en pie en términos generales y hay cientos de dirigentes regionales dispuestos a poner lo suyo para que su partido triunfe, al PRI le hace falta un golpe de timón, el cambio inmediato de su dirigente estatal, Renato Alarcón Guevara, quien ha mostrado un torpe pragmatismo para quedar bien con todos y, al final, ganarse la rechifla generalizada.
Si el PRI quiere recuperar el poder en Veracruz, y no solo eso, aspirar a lograr el mayor número de escaños en el poder legislativo local y federal, y mantener su bandera en Los Pinos, le urge un dirigente con mayor inteligencia política, un peso significativo en los grupos internos y una determinación para evitar que, parafraseando a Luis Echeverría, los “emisarios del pasado” quieran arrebatar el control para continuar con su secuela de actos corruptos, algo que no puede hacer Renato ni yendo a bailar al edificio del CEN en Insurgentes.
Si esto va en serio y los dos senadores priistas tuvieron la bendición presidencial para que comenzaran a moverse y, de esa manera, sea quien sea de ellos el candidato, al final ya hayan recorrido un buen tramo y armado escándalo, lo que debe ocurrir de inmediato es el cambio en la dirigencia estatal, un cargo que parece pintado ex profeso para el actual alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, poseedor de una estatura política inmensamente mayor a la mostrada por el exdelegado del ISSSTE, a quien le iría de maravilla si logra ser candidato plurinominal a la diputación federal, y tendrá que ser por esa vía, porque en elección directa es posible que se vaya incluso al tercero o cuarto lugar en el distrito de Xalapa.
Todos han tratado de apresurar la hipótesis de que, en el inicio de la denominada marcha por la victoria, que encabezan Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrilla, uno ha decidido cederle el don de mando al otro, y los más avispados señalan que quien lo cedió fue Héctor, quien el año pasado perdió la batalla por la gubernatura.
Lo cierto es que no hay definición en el PRI y si esta la debe dar el candidato presidencial, será Héctor Yunes si el elegido es el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, o José Francisco Yunes si, como todo parece indicar, el ganador es el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, quien por cierto va muy deprisa para resolver sus compromisos de fin de año y ya ha superado la prueba del presupuesto de ingresos.
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