Aparte de la inseguridad pública y del saqueo a las arcas estatales por parte de la administración del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, en la sucesión gubernamental de 2016 el PRI fue castigado en las urnas por la burocracia que no sólo padeció la voracidad sino también los abusos de poder de sus jefes de todos los niveles.
El problema para el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien en 2018 pretende heredarle la gubernatura a su primogénito, es que a casi un año del relevo en el gobierno estatal la inseguridad en Veracruz ha empeorado y el grueso de los burócratas no distingue todavía ninguna diferencia favorable.
Para empezar, muchos fueron cesados de mala manera, por lo que promovieron juicios laborales. Según declaró el abogado Juan José Llanes Gil del Ángel al portal informativo alcalorpolitico.com, de diciembre de 2016 a febrero de este año habrían sido despedidos alrededor de 6 mil empleados.
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En el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), a cargo de Enrique Manuel Márquez Almazán –un destacado violinista que fue el director fundador de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río invitado por el alcalde Miguel Ángel Yunes Márquez–, los trabajadores están que trinan en contra del subdirector administrativo Alejandro Toledo Utrera; del jefe de Nómina y Fiscalización, Sergio Cuazozon Albañil, y de María del Rocío López Guzmán, jefa del Departamento de Recursos Humanos, porque, según acusan, desde el día 13 de octubre recibieron la notificación del depósito del Bono del Empleado Estatal por un importe neto de $3,569.41 pesos, pero hasta la fecha no han visto reflejado ese dinero en sus respectivas cuentas.
Con justa razón, los empleados del IVEC se quejan de que mientras Márquez Almazán se va a Japón, “sus ratones hacen fiesta”. Y es que denuncian que no es la primera vez que los vejan y fastidian, pues refieren que el día 12 de septiembre pasado fueron notificados del depósito de su quincena, pero que hasta 6 días después recibieron el dinero en sus cuentas de nómina. Posteriormente, el viernes 29 de ese mismo mes, encerraron a cerca de 20 trabajadores para que firmaran sus renuncias, a los cuales despidieron sin pagarles su sueldo ni finiquito, como en su momento lo difundieron varios medios de comunicación.
A Márquez Almazán lo consideran un pelele de este grupito colaboradores, quienes presuntamente se aprovechan de las frecuentes ausencias del director. Por ello es que los empleados especulan si acaso sus achichincles estarán jineteando el dinero de sus bonos o si tal vez decidieron usarlos para sufragar los gastos del viaje de su jefe al país del sol naciente, donde el titular del IVEC programó una ridícula gira con 6 cuadros del pintor Diego Rivera, piezas que forman parte de la colección del Gobierno del Estado de Veracruz.
Pero el malestar no sólo es en el IVEC. También en el Sistema Estatal del DIF. Y, desde hace varias semanas, medios digitales han venido publicando cartas de policías ministeriales, del IPAX y de la Secretaría de Seguridad Pública que se quejan de extorsión, maltratos, bajos salarios y horarios inhumanos. Igual situación acusan trabajadores del Seguro Popular, quienes por temor a represalias y no ser recontratados mantienen en el anonimato sus nombres y jurisdicciones, los cuales denuncian que los hacen laborar de lunes a domingo sin contar con un solo día de descanso, además de sobrepasar las horas diarias de jornada laboral. Exigen al gobierno federal que intervenga ante el gobernador panista Yunes Linares para que éste, a su vez, gire indicaciones a los encargados del ramo en la entidad.
IGLESIA TOCA EL PUNTO
Por cierto, en su comunicado dominical, la Arquidiócesis de Xalapa se refirió precisamente ayer a la situación de angustia que padecen muchas personas ante el temor de perder sus plazas laborales, pues señaló que las nuevas administraciones no sólo no han generado más y mejores empleos, sino que “han traído también nuevas formas injustas de tratar a los trabajadores”.
En su comunicado, la Iglesia católica critica que muchas oficinas públicas están llenas de “recomendados” que no cuentan con el perfil profesional que se requiere, y que en cambio han corrido de manera prepotente a los trabajadores de más experiencia.
“En otras palabras se quiso barrer parejo y pagaron justos por pecadores. Hay gente que ha trabajado por años con mucha dedicación y que ha sido tratada en forma injusta y hasta grosera, eso es inmoral e indebido”, se expone en el mensaje, añadiendo, además, que es muy lamentable que haya gente trabajando de manera eficiente y que aun así su futuro no esté asegurado, lo que “les genera angustia que está matando su dignidad y envenena su entorno, afecta su salud, lo mantiene en una angustia permanente que se proyecta en el hogar y el ambiente donde vive”.
La Iglesia precisa que esta situación prevalece no sólo en las oficinas de gobierno y en la ciudad, sino también en el campo, en los ambientes industriales y hasta entre los universitarios. |