Hipólito salió de su oficina, dialogó con ellos y reiteró que hay zonas de Xalapa en las que no va a permitir vendedores.
Pero aprovechó el viaje para arrimarle la lámina a la anterior administración municipal, al señalar que en la tesorería se reportaron solo el pago por derecho de piso de 250 vendedores, cuando a decir del presidente municipal, son muchos más.
Así que esta manifestación le da a Hipólito el pretexto ideal para apuntar el dedo a quien hoy dirige el PRI estatal.
Y en política no hay coincidencias.
Menos aún cuando de procesos electorales se trata.
Es la oportunidad de iniciar una guerra en contra de lo que queda del PRI en Xalapa, de paso, darle al presidente del tricolor, para tratar de restarle credibilidad e intentar amedrentarlo para que le baje al discurso frontal.
Habrá que ver si Américo se deja. Habrá que esperar la respuesta.
Por lo pronto Hipólito fue calado, como ha sucedido siempre que llega un nuevo presidente municipal.
También habrá que ver si Hipólito se deja.
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