Si Yunes Linares hubiera utilizado la palabra “barbarie” para calificar lo que sucedió en esos años, nadie se lo habría recriminado porque se vivía una situación inédita; algo nunca imaginado.
Pero sin pretender minimizar esos hechos cruentos, sangrientos y brutales, son otro rollo comparados con lo que sucede de trece meses a la fecha.
El domingo 14 de enero fueron encontrados nueve cuerpos desmembrados en un fraccionamiento de Xalapa. Esto orilló a Yunes Linares a pedir el auxilio de la Policía Militar que llegó a mediados de semana a la ciudad.
Sin embargo, este el sábado unos sicarios entraron a un antro llamado La Bartola y dispararon contra los parroquianos asesinando a dos personas e hiriendo a otras cuatro.
Uno de los asesinados era estudiante de la Universidad Veracruzana, lo que motivó una airada reclamación de la rectora Sara Ladrón de Guevara, que en un comunicado manifestó su indignación por este acto de “barbarie”.
Esta palabra utilizada por la rectora no ha sido desmentida por ninguna autoridad estatal y menos por el Gobernador. Quizá porque la violencia ya se convirtió en barbarie.
Lo sucedido en ese antro xalapeño ha ocurrido en Pánuco, Poza Rica, Tuxpan, Veracruz, Boca del Río, Córdoba, Orizaba, Coatzacoalcos y Minatitlán. Pero también en municipios pequeños.
Ya no son crímenes con violencia sino actos de barbarie.
Y es que asesinar a personas indefensas es un acto de barbarie. Cercenar y echarlas en bolsas de plástico, también. Lo mismo que secuestrar y decapitar.
Este domingo en el sur de la entidad una reportera le preguntó a Yunes Linares sobre el comunicado de la rectora y si Veracruz vive en la barbarie.
Hábil el Gobernador, contestó con otra cosa y no a los cuestionamientos de la reportera. Ésta cometió el error de no insistir y se contentó con el choro que Yunes le dio como respuesta.
Pero por elemental sentido del decoro, bueno sería que el mandatario estatal diga si la violencia ya fue rebasada por la barbarie o son puras elucubraciones de los veracruzanos.
El joven asesinado en La Bartola tenía 28 años y era estudiante de la Facultad de Música de la UV. Además, era padre de dos pequeños y para llevar el sustento a su hogar, tocaba en ese bar hasta donde llegaron unos sicarios que lo ultimaron a balazos junto con un elemento de seguridad e hirieron a cuatro personas más.
Este lunes fue asesinado un hombre en Coatzacoalcos. La víctima fue interceptada por unos sujetos que tras cometer el crimen huyeron con rumbo desconocido.
Esto es de todos los días en algún punto de la entidad y, reitero, ya no es violencia común.
A menos que el señor Gobernador diga otra cosa, estos son actos propios de la barbarie.
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