Línea Caliente.
Edgar Hernández.
 

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Las muertas de Río Blanco
2018-03-15

¡A mi apreciado Jacobo Domínguez!


Por estos tiempos en que en el día a día lloramos por nuestros muertos y desaparecidos, los feminicidios y la histórica matanza cuyo testimonio guarda celosamente el subsuelo de la Academia de Policía de El lencero, pareciera que el signo de la muerte sigue presente.


Las mismas prácticas, la misma policía corrupta y asesina y la misma dolencia familiar que nos desgarra y colma de dolor, sigue marcando nuestro destino.


Sucedió el pasado 10 de marzo.


Nefertiti y Grecia de 16 y 14, iban al cine, a la función de las 4:20 pm, dicen sus padres. Sin malicia y brincando en las orillas de las banquetas de la Benito Juárez, allá en Río Blanco, apresuraban el paso. No querían perderse de la función moda. 


Ella, Nefer –como le decían sus compañeras de colegio- de jeans y entallada playera marrón, Grecia tan solo de short y blusa blanca. El sol les atajaba la visibilidad. Tan solo un fuerte ruido en la bocacalle les hizo pegarse a la acera.


Hasta allí llegó la policía de la SSP, en cuyo boletín asegura que les marcó el alto. No era tal. Estaban tan aterradas que temblaban abrazadas. Jaloneos, insultos, manoseos, imputaciones, el nerviosismo característico de los polis drogados y las armas que vaciaban el plomo sobre las jóvenes.


Y como estas “pirujas delincuentes” eran del crimen organizado, obligado el tiro de gracia.


Hubo, sin embargo, quien tomó las fotos del antes y después echando por tierra la versión de la policía de que tuvieron un enfrentamiento cerca de la Plaza Comercial de Río Blanco y tras marcar el alto a un vehículo marca Honda, desde donde les respondieron con R-15, se vieron obligados a responder dando lugar a una balacera donde abatieron a las jóvenes antes citadas.


Nefertiti y Grecia fueron ayer sepultadas. Los policías responsables concentrados en San José y aquí, pues aquí no pasa nada.


Eso es lo que sucede todos los días en algún punto de nuestra dolida tierra; como dicen las crónicas periodísticas, en el Veracruz de Miguel Angel Yunes Linares, la entidad que según el propio gobernador panista –ayer en Perote ante el Presidente Peña, en ardiente defensa de Ricardo Anaya, señalado de corrupto- tendría resultados en seis meses.


Ha pasado más de un año.


Un año en donde el mundo bizarro nos ha atrapado ante el clamor de los Colectivos, que andan a la búsqueda de sus padres y madres, de sus hermanos e hijos, de su familia toda.


Son esas organizaciones civiles que como respuesta solo han recibido el desprecio de la Fiscalía General del estado y la criminalización de parte del gobernador Yunes Linares.


Es el mismo viejo cuento de siempre: personas ligadas a los criminales que se ajustician entre ellos.


Acaso por ello resulta hasta lógica y justificable el informe del propio Fiscal Jorge Winkler quien ha reconocido que en tan solo en el 2017 se encontraron 343 fosas clandestinas en la geografía veracruzana.


Y que en todas ellas, “nosotros no tenemos nada que ver, fue Duarte”.


Ni parpadean cuando gritan voz en cuello que han sido localizados 225 cadáveres, 335 cráneos y 30,600 restos humanos, y hasta el momento han sido identificados 111 cuerpos y 114 están en proceso de análisis.


Las 343 fosas están ubicadas en 102 lugares en 44 de los 212 municipios con que cuenta la entidad. El municipio de Veracruz tiene 173 fosas, seguido de Agua Dulce, Misantla-Pueblo Viejo, Tres Valles y Alvarado, con 16 cada uno.


No hay rubor. De todas formas los responsables Duarte y Bermúdez ya están en la cárcel.


Y si la cuenta sigue ¡Bah!, que importa. 


Vamos a seguir achacándole el problema, dice el gobierno, a la delincuencia organizada que está depurando su institución. Se están purgando entre ellos.


Hoy al gobierno se le olvidan los muertos. A las familias de los muertos y desaparecidos no.


En Veracruz, al igual que en Argentina y Bosnia se han cometido genocidios, delitos de lesa humanidad que pertenecen al pasado reciente, pero también al presente que carga con los mismos cuerpos policiacos, emanados muchos de ellos de la delincuencia.


Algo grave está pasando en Veracruz.


Por lo pronto pasan a formar parte de la estadística Nefertiti y Grecia que por más que apresuraron el paso, no pudieron llegar a la ver la función moda el pasado sábado.


Tiempo al tiempo.


*Premio Nacional de Periodismo

 
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