Decidido a que no lo siguieran llamando “espurio”, dio un manotazo de legitimidad a su deslegitimada presidencia al encarcelar al líder petrolero Joaquín Hernández Galicia “La Quina” y a varios de sus secuaces, en un golpe maestro que casi todo mundo aplaudió.
Esto bastó para que los mexicanos, tan susceptibles a olvidar fraudes electorales, lo aclamaran como el presidente que acabaría con la corrupción y la tranza en el país.
A partir de aquel 10 de enero de 1989 (fecha en que entambó a La Quina) todo fue coser y cantar para Salinas que renegoció la deuda externa, privatizó la Banca, Telmex y llevó a México al Primer Mundo al firmar con Estados Unidos y Canadá el Tratado de Libre Comercio.
Carlos Salinas fue durante su mandato uno de los presidentes más populares del mundo, además de que se le consideró autor del “Milagro Mexicano”, el “Estadista de América” y el uyuyuy nanita de los chaparros.
Pero faltando unos meses para dejar el poder el mundo se le vino abajo; primero le estalló en la cara el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, luego le mataron a su candidato a la presidencia y más adelante le asesinaron a su ex cuñado que además era Secretario General del PRI.
Aun así salió de la presidencia con elevados índices de popularidad y como segurísimo candidato a presidir la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Pero nada, a las pocas semanas los mexicanos nos dimos cuenta del engaño. La economía no era tan sólida como nos lo hizo creer. Estaba prendida con alfileres y éstos se cayeron cuando les dio el aire. Vino el error de diciembre y tras él una de las devaluaciones más perronas que ha sufrido el país. De golpe y porrazo nos convertimos en una de las sociedades más fregadas del planeta donde escaseaba todo y lo único que subía era la inflación.
Ernesto Zedillo lo culpó de aquel error y Salinas contestó con una huelga de hambre entre comidas. Ambos se reunieron y pactaron. Zedillo no metería al bote a su hermano Raúl y dejaría en paz a la familia Salinas siempre y cuando Carlos saliera del país.
Carlos se fue a Irlanda y Zedillo metió a la cárcel a Raúl al que acusó de enriquecimiento bárbaro y de autoría intelectual en la muerte de Francisco Ruiz Massieu.
Acosado y perseguido por sus propios demonios, Carlos guardó silencio durante casi seis años tiempo en el que escribió un mamotreto llamado “México: Un paso difícil a la modernidad” que vino a presentar al país y donde pone verde a Zedillo.
Éste contestó dando a conocer un audio donde Raúl Salinas, desde la cárcel, habla por teléfono con su hermana Adriana y amenaza con “decir toda la verdad” sobre el dinero que presuntamente le achacaban a él y que, según el propio Raúl, se agenció Carlos.
Total que de héroe en su sexenio, Carlos Salinas de Gortari se convirtió en el “villano favorito” de los mexicanos y sobre todo de Andrés Manuel López Obrador.
Pero algo tiene este chaparrito astuto como un zorro porque este sábado, cuatro días después de su cumpleaños número 70, estuvieron en su fiesta dilectas personalidades como Enrique Peña Nieto, Carlos Romero Deschamps, Diego Fernández de Cevallos, Emilio Gamboa, Claudia Ruiz Massieu, Raúl Cervantes, Vanessa Rubio en incluso su hermano Raúl.
Pero además, también hicieron acto de presencia el jefe del SAT, Osvaldo Santín; el Secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya; el secretario de Salud, José Narro; la senadora Diva Gastélum y los periodistas Jorge Fernández Menéndez y Pablo Hiriart.
Felicidades don Carlos; qué bueno que después del destrozadero económico que hizo en el país y de habernos visto la cara de sus bueyes, aún hay gente que lo quiere.
Muchos días de éstos.
Fe de erratas
En mi columna del viernes anterior escribí: “El asesinato cruento e inhumano de una joven embarazada de nueve meses, a quien los criminales le abrieron el vientre…” cuando lo correcto era: “El asesinato cruento e inhumano de una joven embarazada de nueve meses, a quien MANOS criminales le abrieron el vientre…”
Ofrezco una disculpa por la pifia.
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