Las precampañas, las campañitas, las encuestas patito y no patito, las cajas china de denostación y descrédito, las gacetillas y difusión de percepciones estadísticas sesgadas están chocando con la realidad.
Al aproximarse el primero de julio la ciudadanía –en Veracruz 5.7 millones de votantes- ya empezó a reflexionar y a comparar.
Cuando el voto del enojo empieza a bajar. Cuando el balance de lo hecho por el gobierno vigente entra al escrutinio público… y cuando las comparaciones entre un candidato y otro dejan de ser odiosas para convertirse en realistas, es justamente cuando entra lo que se llama el voto razonado.
Así cuando, según los números, nadie apostaba por Pepe para gobernador, Pepe se acerca peligrosamente y pone en serio riesgo el afán de sus adversarios para colocarse como finalista indiscutible.
Y no es para menos.
Permea en el electorado el convencimiento de que es inadmisible para Veracruz una sucesión dinástica al no caber en el espíritu libertario y liberal herencias de poder de padre a hijo, máxime cuando el padre es un mal gobernante, un mandatario que para no pocos resultó peor que el del pasado reciente.
Entró asimismo en la conciencia ciudadana que para Veracruz es inadmisible la imposición del líder mesiánico, el de Morena, en favor de impreparado para gobernar.
Veracruz se apresta pues a votar con la cabeza fría y el corazón caliente en favor de quien garantice un cambio con paz social, en favor de quien continúe con lo que empezó hace casi seis años como Senador de la República en favor de los que menos tienen.
Pepe Yunes, a fuerza de no ser panfletario, muy seguramente tendrá el respaldo de los más de los 130 municipios a quienes llevó recursos por más de cuatro mil millones de pesos en obras y apoyos al desarrollo social y agropecuario.
Será respaldado por quien reconocen que cambio la fisonomía de sus pueblos y les generó empleo y muy seguramente porque ven en él seriedad, honestidad y respeto a sus empleos.
Hoy por lo pronto los números lo posicionan en una escalera de ascenso irreversible.
Al darse a conocer la encuesta sobre preferencias electorales en el estado de Veracruz (1070 entrevistas de vivienda, 13 al 15 de abril de 2018) los resultados arrojan los siguientes indicadores:
De Pepe Yunes y Yunes Márquez (29%) se tiene una opinión positiva entre el electorado, mientras Cuitláhuac García está abajo (25%)
ISA, Investigaciones Sociales Aplicadas, da cuenta además que el 65% de la población sabe quién es Pepe y que en la misma proporción e independiente de por quién votará, se identifica con el PRI (Pepe Yunes) y con el PAN (Yunes Márquez).
Mientras Morena está llegando a su techo (12%).
La conclusión es que a nueve semanas de las elecciones el del tricolor está a ocho puntos del líder (PAN) y a cuatro puntos de Morena.
Una carrera muy pareja, cerrada, en donde habrán de salir a relucir las mejores armas –que son las peores-, pero que sin duda darán lugar a la reflexión ciudadana de que es lo mejor y que es lo que se quiere para Veracruz.
Listas las despensas azules; ya se tienen las talegas para la compra masiva de votos; se percibe asimismo una elección de estado por la vía de las amenazas y agresiones físicas; el voto corporativo será el sustento de la presunta victoria opositora.
Pero hay un elemento que escapa de las manos de quien van por el arrebato electoral, el voto masivo en favor de quien es el mejor candidato independientemente de las siglas.
Ahí están en el escenario electoral Pepe Yunes, Cuitláhuac García y el hijo del gobernador.
Por quién votar está dejando de ser el dilema.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |