Nadie apuesta que el PRI ganará la elección en curso, a pesar de la masiva concentración que apenas el fin de semana efectuó la “renovada” dirigencia nacional con sus sectores y estructura, para abrigar a su candidato José Antonio Meade. Su desprestigio y la ausencia de empatía con la población votante, es inocultable. La “Casa Blanca” de Peña Nieto, los desaparecidos de Ayotzinapa, los gobernadores saqueadores, la imparable violencia, la corrupción, la inseguridad, la impunidad, y otros lastres no menores, han sentenciado al presidente y a su régimen a la derrota. En esta campaña ni el logotipo aparece en su publicidad del PRI, como también su candidato se ha declarado no priista. Es un alto tecnócrata, anti carismático, anti popular, que sirvió los 6 años en la administración de Felipe Calderón, vestido con el uniforme neoliberal que también porta Ricardo Anaya, candidato del PAN. Ambos candidatos son similares en cuanto a la política económica a desarrollar; el mercado abierto, antes que normar y controlar algunas áreas estratégicas para los mexicanos, cuya responsabilidad es del Estado, pero que por perversa conveniencia, las han dejado libres.
Y justamente por segunda ocasión en estos últimos 20 años, al parecer muchos priistas y sus líderes mutarán de piel, para que se robustezca lo que numerosos panistas resentidos (Anayistas) están llamando la alianza del PRIMOR, (PRI-MORENA). La Virgen de Guadalupe que es prianista, lo más probable que deje de serlo, más no así los magistrados del TEPJF que avalaron la candidatura del “Bronco” y que calificarán la elección federal el primero de julio, es otro escollo, probablemente de los más difíciles a los que se enfrentara AMLO. Por ello, todo lo impostado por el actual sexenio peñanietista, está siendo correspondido, al indemnizar a sus contrapartes con la subvención aplazada, y además prometer que pagaran 10 millones de votos, a razón de 10 mil pesos cada uno. Hoy los dirigentes, con devoción, están lanzando una plegaria al cielo, deseando tener respuesta terrenal, para con estipendio, cumplirle a esa masa votante, que no les creen nada.
No sabemos si con el cambio de la dirigencia nacional (Rene Juárez por Enrique Ochoa), la instrucción es “preparen el último tramo de la campaña para que las bases, despacito” se vayan acercando al ganador. Porque de plano, lo que vemos es una fuga hacia MORENA, aunque lo peor del caso, como cuando el barco se hunde, aquellos (roedores) impostores, que al ver el cataclismo, por instinto buscan salvarse. Pero lo urgente no solo es protegerse, sino también preservar su modo de actuar (todos los vicios y deformaciones), como redentores de vidas, y por supuesto de sus intereses y bienes acumulados, no todos bien habidos. Fijaciones de una conducta torcida, que como están las cosas, será trasladada al futuro. Muchas de las deshonestidades tuteladas por el sistema, incontables, casi todas personalizadas, estarán siendo absorbidas por la inminente “4ª Transformación de la Republica”, como ha llamado Andrés Manuel López Obrador a su movimiento social.
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Al interior de MORENA, muchas voces (Tatiana Clouthier, Elena Poniatowska, Jesusa Rodríguez, entre otras) se han manifestado en contra de personajes impresentables, que hoy, uniformados, cual colegiales redimidos, conforman el gremio de esbirros (nada que ver con los militantes y ciudadanos convencidos), que recorren terreno solicitando el voto morenista. Hordas aleccionadas, tránsfugas, burócratas magisteriales, y otros inconfesables simuladores (que prefieren el anonimato ante el posible linchamiento social), harán que AMLO los cargue hasta el primero de julio.
Hasta ahora las encuestas asientan que Andrés Manuel ganará la elección, aun por encima de la campaña sucia que algunos virulentos empresarios han desatado en su contra. Es maniobra de los Hombres de Negocios y sus corifeos, magnificar el miedo a través de profusas falacias divulgadas, para evitar que llegue a la presidencia. Más aun, ante la justificada crítica interna y externa, por los indiciados desertados del PRI que se han enganchado al imparable tren del tabasqueño, todos los indicadores revelan que triunfará. |