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Mentirosos compulsivos |
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2018-05-29 |
Si a Ricardo Anaya Cortez, candidato de la coalición de “Por México al Frente”, conformado por el PAN, PRD y MC, lo han calificado desde su mismo partido como el gran autócrata, que a pesar de su cortedad, tiene un formidable cálculo para sujetar y/o excluir a quienes se cruzan por su camino. Capacidad histriónica, cleptomancia sistémica (empresas fantasmas, sinónimo de latrocinio del sistema, los moches en el Congreso), labia perpetua (siendo Presidente del Congreso de la Unión, en la LXII Legislatura, comía en el mismo plato que el presidente Peña Nieto), mitómano inescrutable, y así sin más, en un abrir y cerrar de ojos, no solo se apoderó del PAN, sino también del PRD, para hacerse de la candidatura a la presidencia de México. Preeminencia gesticuladora que ni el pragmatismo de Miguel Ángel Mancera pudo contener. Del Movimiento Ciudadano, sin comentarios, basta ver a su dueño levantarle la mano al hijo de su carcelero, para obviar cualquier comentario.
Pero si Ricardo Anaya, canalla, canallin, es inescrupuloso, José Antonio Meade Kuribreña, candidato del PRI, Verde y PANAL y un sotanero inmutable (a no ser por el bronco), que, asesorado por una caterva de priistas, portentos de “integridad y probidad”, mantienen una guerra sucia en contra del puntero Andrés Manuel López Obrador, candidato del PT, PES, MORENA. Tanto Anaya, como Meade han mantenido una propaganda infamante en la televisión comercial, sobre todo en Televisa y Tv Azteca, donde entre otros temas, incriminan al tabasqueño por supuesta ineficiencia en su paso por el Gobierno del entonces Distrito Federal, cuando Verificado 2018, ya lo desmintió. Pero aunado a lo anterior, el gobierno federal copió y aplicó a nivel nacional varios programas sociales que AMLO instauró cuando fue jefe de gobierno del extinto Distrito Federal.
O la imputación de que Nestora Salgado, candidata al Senado por MORENA, y luchadora social del estado de Guerrero, es una secuestradora. Ante estos y otros ataques, quienes no conocen de los asuntos tratados en la publicidad de los “impolutos” candidatos prianistas, y ante tanta reiteración, es posible que cientos acaben creyendo las mentiras divulgadas, en algo que el INE debería limitar, sin menoscabo de la libertad de expresión.
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Cabe reflexionar también sobre el triste papel de Meade como ex secretario de Hacienda en dos ocasiones, y asumirse como honesto, cuando en su estancia, y muy probablemente con su anuencia, más de una docena de gobernadores, sobretodo priistas, desviaron miles de millones de pesos del erario público, para lucro personales. La “Estafa Maestra”, ocurrida en la SEDESOL, documentada a detalle por los periodistas de Animal Político, es la mejor prueba de la corrupción en todo lo alto de la administración pública federal, sin que supuestamente, el “el yo mero” se enterara de nada. Ese es el malestar que millones de mexicanos gritan a los cuatro vientos, y que están dispuestos a refrescarles la memoria el primero de julio a estos olvidadizos operarios de su fetidez, pero beneficiarios de una presumida vida limpia, que nunca han conocido, ni conocerán.
Medallas se cuelga, donde el único virtuosos es él, (Meade) “nm, hombre, un genio”. Dice que es prodigio de transparencia cuando se habla de su experiencia administrativa, pero oculta el lodo, cuando cientos de miles de acarreados asisten a sus actos de campaña, acompañados ya sea por los líderes petroleros, el líder ferrocarrilero, o los Antorchistas, que superviven gracias a que el sistema los favorece. Perdón, corrupción mutuamente favorecida. Las infamias de Meade contra Nestora Salgado, son dirigidas para AMLO, pero indiscutiblemente también para favorecer al narco de Tierra Caliente en Guerrero, donde la colusión con el PRI es inseparable e histórica. Nestora como comandante de la Policía Comunitaria de Olinala, los combatió. Los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, es el mejor ejemplo para asegurar que con un dicho, la impunidad siga siendo la vieja matrona que camina de la mano del perpetuo sistema prianista; corruptor, corrompido.
No es menor que en el fondo, tanto Meade, como Anaya, propalen cientos de mentiras verdaderas, que afortunadamente, como el bumerang, se les revierten. Así lo ha comprobado Verificado 2018, que aseguro en el caso de Nestora, la imputación es falsa. Actuó en conexión con las leyes de Guerrero.
A más mentiras, menos aceptación social y política. No han aprendido que la honestidad es una vianda que se sirve encima de la mesa, donde todos comen de lo mismo, y no se convidan por debajo de ella, en lo “obscurito”, lo selecto del gourmet. Porque tarde que temprano la “servidumbre” se entera, y entonces son juzgados por sus mentiras y acciones deshonestas. Anaya no ha alcanzado el 25%, ni Meade el 15% de aceptación social, lo que habla de sus estrategias y lenguas viperinas, como sus propias enemigas. |
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