Un jefe puede nunca ser líder, un líder puede ser jefe o no pero siempre será líder…
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Un jefe, amén de su eficiencia y eficacia en el desempeño de la responsabilidad a su cargo, al margen del sacrificio y talento impuestos para sortear los muchos problemas que la realidad le presenta cada día, en algún momento planifica sus vacaciones y las disfruta; un líder mueve a grupos humanos, los encabeza, piensa en ellos, se inspira en sus problemas y se avoca a buscar las soluciones pertinentes…
Es un sesgo de personalidad natal y también una formación social surgida de determinadas y específicas condiciones…
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Algo en común tienen el jefe y el líder: su condición de seres humanos y por tanto su encuentro –tarde o temprano- con el adiós, el olvido y el error…
La vanidad, como al más brillante de los generales de un ejército o el mejor ideólogo de los subcomandantes de un movimiento que encarna una lucha social, es inherente al jefe y al líder…
Buscar la perfección en cualquiera de estos personajes es como aspirar a escribir el mejor de los poemas de la historia: tremenda estupidez…
Así que, para entender lo que vivimos en un momento determinado de nuestra colectividad, lo mejor es convertirnos en observadores de lo profundo a partir de lo simple…
No conformarnos con ver los toros desde los tendidos sino bajar al ruedo y observar directamente los ojos del astado…
He ahí, y en el análisis de esta condición, donde accederemos a un conocimiento mayor del momento histórico que atravesamos sin leer a los cuentistas, o a los fabulistas, a los cronistas obnubilados por la pasión, o los ciegos de los espejos…
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El estudio monográfico “LIDERAZGO: DESARROLLO DEL CONCEPTO, EVOLUCIÓN Y TENDENCIAS” refiere:
Ø “Confusio en el siglo VI a.C. escribió un manual sobre su gobierno y administración y al cual se le dio características de Constitución, que estableció reglas sobre organización, funciones, procedimiento, labores de rutina, controles, castigos y registros.”
Ø “Sun Tzu escribió el Arte de la Guerra, el tratado militar más antiguo del mundo, que conserva vigencia. Este libro es una valiosa guía para los jefes o líderes militares y administradores ya que posee consideraciones importantes en relación con la planeación, la organización y la dirección.”
Ø “En Grecia se discutieron y analizaron los conceptos de origen y actualización del Estado, lo cual permitió el desarrollo de un gobierno democrático, similar al actual. Adicionalmente, en esta civilización se encuentra el origen del método científico que influyó en la administración, como se reflejan los estudios de Frederic W. Taylor, Frak B. Gilbreth, Henri Fayol y otros.” (1)
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Pueden existir innumerables estilos de liderazgo pero los estudiosos del tema en el ámbito administrativo plantean seis:
Líder autocrático
Líder paternalista
Líder que deja hacer o Laissez-faire
Líder democrático
Líder Transaccional
Líder Transformacional
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En Veracruz Miguel Angel Yunes Linares ha gobernado bajo el perfil del liderazgo autocrático: alguien que se considera autosuficiente, no toma en cuenta a los demás para la toma de decisiones y solo dicta normas y actividades para el grupo.
El resultado de su actitud suele resultar perjudicial y obstaculizar los objetivos buscados…
Cuando Yunes Linares reconoce que su hijo –es decir él- perdió la elección para gobernador el pasado primero de julio y emplea la frase “la lucha sigue” estamos ante un líder autocrático que sangra por la herida; a un toro de Miura herido y a punto de ser rematado por el diestro; a un animal político que va por la vida montado en las entrañadas y desperdiciando el talento político salvo para enriquecerse sin freno…
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¿Qué tipo de liderazgo caracterizó a Andrés Manuel López Obrador durante sus 18 años en la búsqueda demostró ser un líder autocrático, semejante a Miguel Angel Yunes Linares; radical, incapaz de reconocer errores propios, montado en la construcción de estructuras de operación política eficaces porque aprovecharon los vacíos que sus enemigos dejaban a su paso.
Durante su paso por la jefatura de gobierno del Distrito Federal también dio muestras de otro rostro: el del líder democrático; aquel que comparte decisiones y trabajo; ejerce un verdadero liderazgo a partir de procesos de comunicación eficientes y acciones horizontales, no verticales; motiva al grupo y obtiene resultados positivos.
Ahora bien, ya convertido en Presidente de la República ¿Qué tipo de liderazgo caracterizará a López Obrador?
Hay dos estilos de liderazgo moderno que van más allá del ejercicio democrático.
Se apoyan en éste, lo respetan en su esencia pero abonan nuevos elementos a partir de la evolución social, que es por definición una evolución histórica.
El primero es el liderazgo transaccional: pacta con claridad el papel que desempeñará de supervisar, corregir y evaluar el trabajo encargado a los integrantes de su equipo. Es un líder fuerte, que incluye llamar la atención a quienes no entregan un resultado satisfactorio.
Luego está el transformacional: recibe la mejor calificación de los expertos en liderazgos. Transmite confianza y estímulo a su equipo. Mezcla su carisma con las condiciones del líder transaccional, es decir conductista: con estímulos a partir de resultados.
Estos estudios se aplican mayormente en el sector empresarial y una sociedad no es una empresa por lo cual su complejidad es incomparable.
He aquí, no obstante, un pequeño acercamiento a lo que implica ser un Presidente. En primer lugar se requiere ser líder no jefe, o ser líder muy por encima de ser jefe.
Sin la condición de liderazgo el Presidente de un país se condena al ridículo histórico y a jugar el papel de un General derrotado que entrega la plaza, las armas y a su ejército por no haber entendido su rol en lo que Sun Tzu definió en estas palabras: el arte de la guerra es el arte del engaño…
Andrés Manuel López Obrador es un líder, sin duda…
Es también un General de la política, queda claro…
¿Cuál será su papel frente a la historia?
¿Cómo jugará su rol en el ruedo y frente al Miura o más aún dentro del laberinto y frente al Minotauro?
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Una parte de la respuesta a estas dudas se encuentra en el estilo de liderazgo que finalmente asuma el próximo Presidente de México.
Pienso que debe mezclar elementos de por lo menos tres estilos del líder moderno: el democrático, el transaccional y el transformacional.
Debe aprender también de sus errores, de los momentos en que ha operado como un líder autocrático.
Es de humanos equivocarse pero AMLO tiene seis años para demostrarse al país que amor con amor se paga, que no fallará, que no traicionará y sobre todo que está preparado y es capaz de aferrarse al hilo de Ariadna en la meta por la que decidió comprometido su destino.
(Giraldo González, Andrea; Naranjo Agudelo, Jorge André, Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia, 2014, páginas 11, 12)
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