A escasos 137 días de la trasmisión de poderes Veracruz transita en un limbo resultante de la incertidumbre que arrojan nuevas definiciones políticas crípticas que vienen del centro.
El nuevo mandato federal, al más puro centralismo echeverrista, señala líneas de acción federal que en mucho evocan, tal como los describe el analista David Augusto Sotelo, a los “jefes políticos” de 1812.
Son nuevas “Coordinaciones Federales”, que someterán a los gobernadores.
Que lesionan al mismo tiempo no solo al 115 constitucional que refiere al municipio libre, sino a los preceptos de la carta magna 26, 40, 74, 116 y 134 que aluden a nuestro sistema federalista.
Para la opinión pública algo ya no cuadro después del primero de julio cuando se empezaron a trazar las líneas del nuevo gobierno federal que si bien arranca el uno de diciembre ya muestra por dónde transitará.
De pronto la brutal realidad.
Los ejércitos de “ninis” siempre seguirán en las mismas ya que una cosa es la promesa de campaña y otra muy distinta, cuando se es gobierno.
Los gasolinazos continuarán, el perdón y olvido para políticos, empresarios y corruptos será ley, una ley matizada para taparle el ojo al macho.
Y el “don” Peje –así se le dice desde que ganó con 30 millones de votos- ya desde endenantes dicta líneas al poder legislativo para nombramientos en comisiones senatoriales y quién será del futuro líder de la bancada en la cámara baja, esto es una invasión al poder legislativo.
Ello sin contar que de manera categórica en días pasados atajó la autonomía en el nombramiento de un Fiscal Anticorrupción.
Aun no llega a sentarse a la silla del águila y ya desapareció al Estado Mayor Presidencial. No habrá más Cisen y ya entregó cargos a panistas conversos como Germán Martínez Cáceres, quien será el nuevo titular del IMSS.
Peña Nieto al igual que Miguel Angel Yunes, dejaron de existir. El Peje ya está en funciones.
En Veracruz algo parecido sucede.
De entrada, faltan largos cuatro meses y medio para que se vaya Miguel Angel Yunes, quien se la vive refugiado en su soledad y aisladas acciones de gobierno. Es sensible su desgano. Evidente su ausencia de ánimo social y como que ya no quiere seguir luchando a tambor batiente persiguiendo duartistas.
Como que se le nota que va a dejar por la paz a Karime al igual que a los diputados locales y federales fieles a don Javier de quien ya se especula saldrá libre en diciembre luego de un sentido ¡Usted disculpe, respetable gordo!
Y en los hechos no se vislumbran nuevas incautaciones, ni recuperación de centavos. Tampoco nuevos viajes a Woodland y todo indica que se acabó la guerra contra los priistas disfrazados de morenos.
Como que todo se derrumbó luego del primero de julio.
Y para el mandatario entrante las cosas tampoco pintan nada bien. La borrachera del triunfo electoral de Cuitláhuac García de pronto paró. La fiesta sufrió un repentino infarto al enterarse el gobernador electo que el poder si se comparte.
Que por mandato de López Obrador, los gobernadores de la república, entre ellos obviamente el jarocho, tendrán que estar tutelados por coordinadores federales que aglutinen en su oficinas en cada entidad a las 17 secretarias de estado, organismos descentralizados, empresas de gobierno, presupuestos y programas y toda la marmaja que entre a los estados a sus respectivas oficinas de finanzas.
Igual que en el Porfirismo que mandaba a sus compadres a vigilar a los gobernadores, así el Peje ha dispuesto de policías políticos.
A partir del primero de diciembre bastará un pestañeo del nuevo Coordinador de Planes de Desarrollo, Manuel Ladrón de Guevara para que paren o avancen los programas federales de beneficio social, los correspondientes a la gobernabilidad, salud, educación, atención infantil, medio ambiente y seguridad pública.
Habrá de concentrarse el poder en una sola persona, en Manuel Huerta tras la inminente desaparición de las 25 delegaciones federales con ejércitos de burócratas por honorarios que albergaban refugiados políticos, los grupos arcoíris, las recomendadas del gober, los jugosos enlaces de prensa y los operadores de recursos federales que a cada gestión de dinero federal se levantaban un buen de dinero para sí y para el delegado.
El representante de la Coordinación de los Programas de Desarrollo del Gobierno Federal, es decir, Manuel Huerta también asumirá la función de centinela del gobierno de Cuitláhuac García.
Nada de ocurrencias, cero favoritismos. Nada de recomendados con privilegios. Nada de nepotismo, ello a menos que se pongan de acuerdo sobre como gobernar Cuitláhuac y Manuel, cada quien en su territorio.
Consecuentemente se avizora una lucha frontal de poderes fácticos en donde la réferi Rocío Nahle, más que buscar la mediación entrará en la puja por el poder. Manuel la quiere para sí mismo. Cuitláhuac va en favor de Hipólito y la Nahle, quiere ser la primera gobernadora de Veracruz.
¿Qué si es una lucha prematura?
Tal vez si, tal vez no. Lo que sí, es que en los hechos se observan dos gobernantes para la segunda entidad más rica de la república. Dos mandatarios con poderes supremos, uno constitucional otro metaconstitucional.
Y como ambos vienen del barrio tal vez con un volado podrían decidir su suerte.
¡Pobre Veracruz!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |