En las últimas horas hechos violentos por todo el país nos recuerdan que la inseguridad sigue ahí, inamovible. Que el triunfo del próximo presidente de México no ha cambiado en nada ese hecho.
Obviamente le irán dando forma a todos los planteamientos del nuevo gobierno, pero al parecer AMLO no está interesado en una llegada tersa, ni parece importarle que su luna de miel con sus millones de votantes sea breve. Llegará pisando muchos callos, incomodando, y ha puesto el reflector sobre sí a la usanza de los dictadores o al menos los líderes muy controvertidos.
Habrá que estar pendientes de lo que ocurre con el federalismo. El presidente, a partir del primero de diciembre por venir, se propone concentrar el manejo de todos los programas federales en cada uno de los estados de la república, en súper delegados, que podrían hacer las veces de señores feudales o virreyes, dicen algunos. Y es que el tabasqueño cree que sobran delegados federales y que para reducir el gasto y estar más acorde a su plan de austeridad, habrá que prescindir de unos cuantos.
A los enterados del tema les parece que podría ser anticonstitucional, que pasarían sobre la autoridad de gobernadores y alcaldes, así, este tiempo previo a la entrega recepción de la administración de este grande y complejo país, derrocha propuestas preocupantes. Hasta los amigos de López Obrador, como Noroña y Muñoz Ledo, advierten que no pueden caer en el servilismo y decirle a todo que sí a su presidente.
En las redes sociales, quienes saben menos de leyes y administración pública, pero votaron por AMLO y lo consideran el siguiente salvador de la patria, siguen sin ver motivos de preocupación; piden que quienes se atreven a criticarlo, se esperen por lo menos a diciembre que tome posesión para comenzar a hacerlo. Es lamentable que no puedan notar que es su líder quien todos los días le pone el cascabel al gato y da la nota.
Por supuesto que es deseable que de los muchos dichos se pueda pasar a los hechos, y que a México le vaya muy bien, pero aún nadie tiene claro cómo. Andrés Manuel y su equipo están en la etapa de trazar los caminos, al tiempo que se ocupan de las políticas que les permitan mantener el vasto territorio ganado. Gobernar bien un país como este, con una mano, mientras que con la otra sujetas la rienda del caballo que te ha llevado tan lejos para que no se te escape, suena demasiado complicado. Hacer bien ambas cosas no se mira sencillo.
En lo que toca a Veracruz, corren las apuestas sobre quién será el más poderoso. Si Manuel Huerta, el presidente de MORENA en el estado y que será súper delegado federal o el gobernador electo Cuitláhuac García, a quien le tienen que escribir los discursos, dictar los programas de gobierno, y palomear el gabinete, y demás trámites.
Ante el ánimo triunfalista imperante hay muy poco que hacer, con excepción de insistir en señalar lo importante mientras se esquivan las mentadas de madre de los que llevaron a AMLO a la silla del águila. Tienen mi respeto debido a la pasión con la que defienden una causa, que ojalá AMLO de veras haga suya, y no los defraude, o no tan feo.
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