“Es increíble hasta dónde puede llegar el periodismo amarillista y sensacionalista con tal de producir escándalos y tratar de manipular a la opinión pública sin importar lastimar y pasar por encima de los derechos de terceros… Debo confesar que esta misiva la escribo desobedeciendo las recomendaciones de mi abogado defensor. Sin embargo, la rabia y el coraje que me producen estas publicaciones falsas y mi estado de vulnerabilidad, no le permiten a mi conciencia quedarse sin dar contestación a estas infamias”, finalizó el ex gobernador.
Si Duarte no tiene propiedades, si su familia se sostiene gracias a la generosidad de sus amigos (según dijo en misiva anterior) y si su mujer tiene que viajar en el metro londinense rozándose con la chusma, infiero que tanto él como su esposa son pobres.
Y si esto es verdad, entonces ¿quién carajos se robó 44 mil millones de pesos de las arcas veracruzanas entre el 1 de diciembre del 2010 y el 12 de octubre del 2016?
Al parecer la PGR tampoco lo sabe porque de otra manera no estaría citando a más de seis decenas de personas a que la ayuden a resolver el margallate.
La dependencia pidió a un juez federal que cite a 72 personas para que sirvan de testigos en el proceso contra Javier. En la lista aparecen desde una amante supuesta o real y el joyero favorito de karime, hasta ex diputados, empresarios, inversionistas en bienes raíces y ex colaboradores que están en prisión.
Pero la PGR debió agregar en la lista a 3 millones de pobres y 800 mil miserables que dejó el duartismo. A más de medio millón de campesinos que se quedaron sin apoyos; a los estudiantes que no recibieron becas; a niños escamoteados con desayunos escolares; a las viudas de policías que quedaron en el desamparo; a los enfermos sin medicinas y a los empresarios que se quedaron sin sus pagos.
Los problemas económicos de unos, más la pobreza y miseria de otros, pueden aportar luces sobre una parte del desfalco a Veracruz.
En relación a las propiedades, no creo a Duarte tan bruto como para atesorar noventa en seis años. Ni Santa Anna se atrevió a tanto. En sus años como presidente intermitente de México, el xalapeño apenas se hizo de una mansión en Tacubaya y siete hacienditas en Veracruz. Bueno… sin contar Manga del Clavo, El Lencero, Turbaco y Santo Domingo.
Volviendo a Duarte, una investigación seria le hará ver a este ladrón que sí se gastó una parte de lo robado en residencias, ranchos y terrenos y que no es un pobre sujeto que vive de la conmiseración de los amigos.
Una cosa es que se sienta vulnerable en prisión y otra muy distinta, que quiera vernos la cara de sus pendejos apelando a una pobreza y una inocencia que está muy lejos de tener.
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