“Desde la fecha de esta publicación, no cambian los políticos, siguen igual o peor de corruptos y de ingratos”.
Este título y artículo lo publicamos en nuestro semanario Espacio 13, de fecha 15 de diciembre de 2003, hace precisamente 15 años, y nada cambia, los alcaldes ineptos siguen más corruptos y soberbios, los diputados más alejados de las necesidades del pueblo y los gobernantes más despistados, robando en carretadas como el divino Javier Duarte…por lo que consideramos necesario publicar nuevamente este valioso artículo tomado de la interesante obra “Los Escándalos”, de don Rafael Loret de Mola, de quien seguimos su valiente trayectoria.
El nombre del libro llevaba el de “Hijos de Perra”, pero la editorial quizás considerándolo fuerte, cambió el título por el de Los Escándalos…he aquí esta realista parte:
-Los días más felices para mí…¡son cuando no salen los periódicos! ¡ Los aborrezco!.
Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México de 1964 a 1970, de corte autoritario según su estereotipo y con gran agilidad mental – de él se decía que cerebralmente iba delante de sus propias decisiones - , despreciaba a la prensa, acaso porque, aun en el apretado espacio al que se reducía a la crítica bajo el control de los censores, significaba el único contrapeso posible.
El presidencialismo mítico, casi omnímodo y pretendidamente simbólico por aglutinar a los mexicanos de acuerdo con la hipótesis de los de arriba, no tiene límites en el campo de la administración pública en México. Ningún otro sistema prevaleciente, no digamos las monarquías europeas que confluyen hacia el parlamentarismo, concentra tanto mando en torno a la figura de un solo hombre, de una suprema voluntad gobernante.
De esta realidad surgen los vicios. Don Adolfo Ruiz Cortines, al frente del Poder Ejecutivo de 1952 a 1958, solía repetir a cuantos lo escuchaban:
¿ Caciques ? Bueno, sí. Como Gonzalo Santos – señor de vidas y haciendas en La Huasteca - , que me presenta problemas resueltos. ¡ Eso espero de mis colaboradores ¡.
El pasado. Una noche , por los caminos de San Luis Potosí, Santos, llamado por todos “El Alazán Tostado”, comentó a su célebre pistolero “Mano Negra”, así sin nombre ni apellido.
Oye, veo una crucecita al pie del camino ¿ Es nuestra ?
-No patroncito. Ningún muerto a menos de 500 metros de la carretera es nuestro. ¡ Nosotros sabemos hacer bien los trabajitos ?.
Y en esa misma jornada, el poderoso señor escuchaba el reclamo de un servidor humilde, valiente:
.Por favor, patroncito. Necesitamos que nos pague un poco más. No nos alcanza, se lo juro.
Santos miró completamente al peticionario y, de reojo, a su matón de cabecera. La orden fue terrible:
“¡ Mano Negra! Dale su aguinaldo a este infeliz…”
Minutos más tarde se escuchó, como si se tratara de petardos festivos, el eco de dos disparos. Problemas resueltos.
El presente. Del otro lado de la línea telefónica, dos agentes de la DEA, Héctor Berreyes y Antonio Gárate. Cada uno en uno en una extensión.
-Los grandes se reunieron para saber qué hacer con ustedes, Rafael. Eran cinco. Los muy poderosos, ¿ entiende ?
-¿ El “preciso” – esto es, el presidente – estaba entre ellos?
-Quizás sí, quizás no. Tenemos una cinta. Y se escucha muy claro que están hablando de usted. Y se preguntan: “¿ Lo matamos ? ¿ No lo matamos ?
-No es muy feliz la perspectiva.
Pensaron en todo. Uno propuso ofrecerle dinero y se descartó porque le conocen bien, otro, que le diera una “madriza” a fondo como escarmiento…pero luego usted podría denunciarlos; y cuando se habló de la solución final temieron convertirlo en mártir.
-Entonces, ¿ me la perdonaron ?
-Van a dejarlo solo. Que nadie hable de usted ni lo secunde. Que sus libros pasen desapercibidos…hasta donde sea posible. Cansarlo, meterse con su familia, destruirlo moralmente. Se lo avisamos, Rafael, para que tome sus preocupaciones.
Y no fue hace mucho corría el régimen de Carlos Salinas de Gortari, implacable en el cenit del poder. Y tocábamos con la mano 1994, al año trágico. Tiempo atrás , casi al finalizar el periodo de Miguel de la Madrid, Arturo Morales Portas, uno de los auxiliares de Emilio Gamboa Patrón, poderoso señor entonces secretario privado, muy privado, del “señor presidente”, me envió un mensaje a través del más cercano de mis amigos:
-Dile a Rafael que se está cerrando todas las puertas. Van a dejarlo solo, gritando en el desierto.
Al correr de los meses aquel mensajero también se alejó. Y el apretado grupo de privilegiados que han usufructuado el poder desde la entronización de la “tecnopolítica” continúan bebiendo de la contaminada fuente del presupuesto sin alterarse siquiera. Dicen que han hecho carrera. ¿ A qué costo ?
Continuaremos? |