El interesante y leído libro Los Escándalos, o sea Hijos de Perra, del valiente periodista Rafael Loret de Mola, dice así en una de sus claridosas partes:
Al correr de los meses aquel mensajero también se alejó. Y el apretado grupo de privilegiados que han usufructuado el poder desde la entronización de la “tecnopolítica”, continúan bebiendo de la contaminada fuente del presupuesto sin alterarse siquiera. Dicen que han hecho carrera. ¿ A qué costo?.
El momento clave para Víctor Cervera Pacheco, quien no terminó la preparatoria –de acuerdo con su expediente escolar nunca aprobó dos materias claves: Historia de México e Historia de Yucatán, y esto no es broma-, diferencia notable con los niños de Harvard y Yale que usufructúan el poder, se dio cuenta en las lides pandilleriles y en su condición de “porro” sobresaliente-hay abundantes testimonios de sus hazañas-, conoció al proxeneta yucateco Lorenzo Piña Cuevas, entonces con cierta influencia en el gobierno y quien llegó incluso a ser secretario del gobernador Agustín Franco Aguilar (1958-1964):
-¿Te interesa la política “chavito””?. Yo voy a enseñarte el camino.
Y se lo enseñó desde luego. Cervera llamado “el balo”, como decir el “narco” –ahora hay quienes agregan tan solo una consonante para actualizar el apodo: “el narco”-, fue compañero inseparable del sujeto cuya mayor presea consistía en alcoholizar a los campesinos para luego utilizarlos como carne de mítines. Víctor llegó así, de la mano de Piña, a su primera diputación local. Y ya no se detuvo, medrando y agitando, hasta que cruzó el umbral del Palacio de Gobierno de Yucatán, tras la caída, por él provocada claro, del general Graciliano Alpuche Pinzón, un mílite desarraigado quien sólo pudo sostenerse dos años al frente de la gubernatura.
Cuando Cervera entró a la sede del Ejecutivo para cubrir su primer interinato –febrero de 1984-, el avejentado y vicioso Piña Cuevas, ya muy enfermo, lo esperó a las puertas del palacio. Y al verlo llegar, sin contenerse, le gritó:
-¿Ya te olvidaste de mí?. Pues yo no.
Cervera detuvo su apresurado andar, sorprendido, mientras su antiguo mecenas continuó gritando ante el azoro de todos:
-¡Pues yo te conozco muy bien! ¡ Conozco tu cosita…¡
-El flamante mandatario, avalado por el centralismo y por Miguel de la Madrid, quien aseveraba despreciarlo hasta que cambió de opinión acaso por la insistencia y fogosidad del supuesto “líder campesino”, no soportó más, apretó la mandíbula y, apresuardo, comenzó a alejarse. Pero no pudo evitar escuchar el remate terrible del enfebrecido sujeto:
-¡Tú eres Víctor, Victoria!. ¿ No te acuerdas?
Piña Cuevas fue sacado en vilo del lugar. Meses más tarde, abandonado por todos cuantos habían desfilado ante él en busca de un padrinazgo, quedó en estado vegetativo. Alguien se lo comunicó al gobernador Cervera, tratando de encontrar en él algún rasgo de conmiseración:
-¡Fue tu amigo, Víctor ¡
-¿ Ese ? ¡Que se pudra!
Y se pudrió, desde luego. Murió deshecho, convertido en un guiñapo humano, solo y sin asistencia médica de ningún tipo. Víctor mientras tanto, el “niño” que con tanta ambición se le acercó para usarlo como peldaño, comenzó a librar su larga estadía como gobernador: reelecto dos veces, la primera por una segunda designación del Congreso Local al extinguirse la primera licencia del defenestrado general Alpuche y después gracias a la generosidad de su amigo, estrecho amigo, Ernesto Zedillo, es el primer mexicano que gobierna por más de seis años desde el porfiriato…
ESTAMOS elaborando las Tradicionales Calaveras de Espacio 13…todos los amigos y conocidos, alcaldes del distrito, síndicos y regidores, mamertos y tontejos, estarán en esta edición 2018…realistas, con la broma y el chascarrillo, pero respetuosas…espérelas… |