Tras la enésima reunión del Grupo de Coordinación Veracruz, dijo que se observó que en algunos actos delictivos recientes “han participado taxis y personas que conducían los taxis, por esa razón se ha dado instrucciones al secretario de Seguridad Pública para que de inmediato se empiece a hacer una inspección de si los taxis, los vehículos, los conductores de taxi corresponden a los conductores que han sido registrados en el Registro Estatal de Conductores de Vehículos de Alquiler”.
Ante eso, en un comunicado difundido en redes sociales a todos los taxistas, se señala: “El Gobernador del Estado de Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares quiere justificar su ineficiencia e ineptitud para manejar la Seguridad buscando en el gremio taxista un chivo espiatorio (sic); desde un principio lo dijimos enfáticamente que este programa era meramente racaudatorio para sacar adelante la campaña del Jr. Hoy lo seguimos confirmando. El problema de la inseguridad no está ni radica en el gremio taxista hay más delincuentes en la misma administración estatal.”
Los emisores del comunicado convocan a un paro estatal del transporte público de pasajeros en la modalidad de taxi “por la dignidad del gremio”, y la primera acción es una marcha sin vehículos para este jueves 18 de octubre, aunque no señalan hora y punto de reunión.
La estrategia recaudatoria es muy clara. No hay una estrategia para combatir los delitos que se cometen en autos particulares, sino que solo buscan atacar a un sector cautivo. Adelantó que se asegurarán las unidades cuyos operadores no sean quienes fueron empadronados ante el Registro Estatal de Conductores, y que la Secretaría de Seguridad Pública iniciará el proceso de cancelación de la concesión en el caso de confirmarse que la unidad era operada por otra persona que no sea la originalmente empadronada.
La medida, además de autoritaria y desproporcionada, afecta a conductores de reciente incorporación al servicio, obligando tanto al conductor como al concesionario a hacer nuevos trámites con los costos altos que debieron pagar por un simple cartón de identidad.
Las benditas redes sociales
“Si las investigaciones periodísticas sobre la corrupción de @Rosario_Robles_ son violencia de género, entonces, ¿las acusaciones contra @EPN serían maltrato animal?” Patricio @Patriciomonero
El 1 de julio, los taxistas lo mandaron al carajo
La historia entre Yunes y el gremio taxista es como la de cualquier pareja codependiente. En cosa de dos años han tenido una serie de encuentros y desencuentros, en que siempre ha privado el interés político-electoral del panista y la necesidad de los ruleteros por castigar a quienes los hundieron en la miseria.
En 2016, el gremio de taxistas fue uno de los principales impulsores del cambio en el gobierno estatal. Los transportistas apoyaron portando la propaganda del candidato blanquiazul en los medallones traseros de sus vehículos, sirvieron de acérrimos críticos del duartismo y, como alegoristas del cambio que debía sobrevenir de la mano del PAN y el PRD, atizaron la pira sobre la que los veracruzanos incinerábamos el cadáver político de Javier Duarte.
En sus viajes, contaron negras historias de la complicidad del gobierno con las bandas criminales y de cómo los altos funcionarios hacían negocio con la multiplicación de las concesiones de taxi que los había llevado a la miseria.
El triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares en las elecciones para gobernador, sin embargo, les significó un periodo casi terrorífico que, por lo visto, persistirá hasta el 30 de noviembre.
Desde el principio de su gobierno, el mandatario calificó al gremio de ser cómplice del crimen organizado, al que muchos de sus integrantes supuestamente se habían incorporado para cometer crímenes de alto impacto o para fungir como halcones.
Aunque el programa de reordenamiento y regularización del transporte fue diseñado para evitar la colusión de taxistas con grupos criminales, en realidad significó una grave sangría para un sector que ya sufría los estragos de la masificación de las concesiones y, en contrapartida, una fuerte recaudación para la hacienda estatal.
De la misma manera en que fueron decisivos a la hora de ganar la gubernatura, los taxistas amenazaron con brindarle a Yunes y su familia la misma receta que le aplicaron a Javier Duarte.
El primer aviso fue en octubre de 2017, en Orizaba, cuando le brindaron una sonora silbatina, con gritos de rechazo, a Miguel Ángel Yunes Márquez, quien había comenzado de manera adelantada su campaña electoral bajo el señuelo de dictar conferencias para presumir su “exitosa gestión” al frente del ayuntamiento de Boca del Río.
El júnior no avanzaba en las preferencias electorales rumbo a la elección de Gobernador. Ante eso, el gobernador Yunes decidió condonar al 100 por ciento los derechos de control vehicular de las unidades de transporte público y reembolsaría el pago del tarjetón de identificación de los conductores, con la esperanza de agenciárselos de vuelta al redil panista y apoyaran la campaña de su primogénito.
No fue estímulo sino marcha atrás en un proceso que había lastimado mucho a los transportistas, quienes tienen un contacto cotidiano con por lo menos 200 personas cada día, a quienes ayudaron a convencer de que volver a votar un Yunes sería pernicioso para los veracruzanos.
La estrategia no funcionó. Los taxistas se la cobraron el 1 de julio en las urnas y, junto con cientos de miles de ciudadanos, le recetaron una dura derrota. Hoy, el jefe del clan ha decidido castigar la afrenta.
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