La pulverización de la coalición lopezobradorista fue todavía más allá. Otros dos diputados del PES –entre ellos, su dirigente estatal Gonzalo Guízar Valladares-, uno del PT y una perredista integrarán otra minibancada, que asumirá el harto fantoche nombre de “El lado correcto de la historia”. Quizás por aquello que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.
Lo que está de fondo en este diferendo es quién será el Presidente de la Junta de Coordinación Política, el órgano máximo de dirección del Congreso del Estado, que controla y dispone de los millonarios recursos presupuestales que recibe el Poder Legislativo. Y a pesar de que Amado Cruz Malpica tiene mucho mayores credenciales políticas que Juan Javier Gómez Cazarín, lo más seguro es que éste último, al ser respaldado por un mayor número de legisladores, se quede con la posición.
Lo que resulta obvio es que las luchas intestinas por el poder entre los morenistas y quienes fungieron (¿o fingieron?) como sus aliados en los pasados comicios en el estado de Veracruz comienzan a hacer estragos en la que ha resultado ser una muy frágil alianza política, y amenazan la hegemonía del movimiento lopezobradorista en el Congreso local, lo cual, adicionalmente, le causará muy seguramente serios dolores de cabeza al próximo gobernador, Cuitláhuac García Jiménez.
He ahí las primeras consecuencias del pragmatismo a ultranza por el que optó el lopezobradorismo para hacerse del poder, con aliados que no lo son en realidad y que van a comenzar a cobrar carísimo el precio de haber vendido su “amor”.
Decía el filósofo alemán Carlos Marx, en cuyos postulados se basan muchas de las ideas de los sectores más radicales de Morena, que el capitalismo contiene dentro de sí las semillas de su propia destrucción.
Pues parece que el lopezobradorismo también.
El asesinato y las dudas
Abominable resulta el asesinato a mansalva de la joven Valeria Cruz Medel –hija de la diputada federal de Morena Carmen Medel- en Ciudad Mendoza, dentro del violentísimo corredor de la zona de Orizaba, secuestrado desde hace años por una mafia criminal contra la que ningún nivel de gobierno actúa.
Dudosa, por decir lo menos, la versión del gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares de que fue acribillada al haber sido “confundida” con una presunta integrante del crimen organizado. Más aún, cuando su presunto asesino material “apareció” ejecutado horas más tarde.
Veracruz no está para más salidas fáciles en casos como éstos. La sociedad urge, demanda que haya justicia y no más simulaciones.
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