Hay, en efecto, una gran alegría por el final de la pesadilla yunista que será celebrada en horas de la noche del último día de su mandato, con verbenas y bailes populares; ya incluso se tiene listo el detergente para lavar a conciencia el Palacio de Gobierno para desterrar todo el azufre ahí acumulado en los dos últimos años.
Hay pues, un buen ánimo ciudadano para recibir al ganador del efecto Peje en Veracruz, pero…
Cuitláhuac García Jiménez es un chavo ruco que deja serias dudas por su carrera política, por su vida personal, por su carácter ausente, por su escaso lenguaje político y por sus paniaguados que ha escogido como colaboradores que siembran más dudas que ánimo.
Un inminente Secretario de Gobierno, Eric Cisneros, que no conoce ni Coatepec, que está más ocupado en pleitos de cantina con los de enfrente o cuidar la vialidad de la ciudad capital, que adentrarse en los temas de la gobernabilidad tan ausente de Veracruz en los últimos tres lustros.
Luego, un próximo secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, que deja serias sospechas sobre su vida privada conjugada con la pública… de pena ajena.
Y qué decir de su tímido responsable de presa Iván Josheph Luna Landa, quien por su novatez y falta de conocimientos sobre los medios, será devorado por el leonero que ya lo espera en las puertas de Palacio.
¡O la de Cultura..!
La de cultura señoras y señores, será Silvia Prado, su gran amiga que no lo ha de ser tanto, ya que la va a mandar a despachar a ¡Tlacotalpan!.. Sí, a Tlacotalpan. No a Papantla, asiento Totonaca; tampoco a Veracruz, a 500 años de su fundación; menos en Xalapa, sede de la Atenas Veracruzana y raíz de la cultura de Mesoamérica, será ¡Tlacotalpan!
Y ya viene el nombramiento para la Secretaría del Mar porque ¡que chingaos!.. De pronto descubrimos que Veracruz tiene 745 kilómetros de litoral que en cinco siglos atrás no vimos que ahí estaban, solitos, mojados, sin que nadie los atendiera.
Otros ilustres desconocidos, parientes de Cuitláhuac, recomendados del Peje –Waltraud Martínez será la Jefa de la Oficina de Gobierno- y pago de cuotas a priistas que le entregaron carretillas de votos a Morena el primero del julio por el miedo a que ganara Yunes, son los equiperos que atenderán las más importantes carteras del gobierno.
Bienvenidas pues, las buenas intenciones.
De lo mismo está empedrado el camino al infierno, el tema, sin embargo, es cómo echar andar el aparato de gobierno con más de 110 mil millones de pesos en la cartera y una riqueza natural por atender y explotar, amén de todo el apoyo federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, si no se sabe cómo pilotear la nave.
Cómo hacerlo, si el Comandante en Jefe no sabe qué hace un Comandante en Jefe.
Cuitláhuac García como que quiere y no puede; como que le busca sin encontrar; como que se atreve y no le sale… Un gobierno es un aparato de poder que puede ser echado a perder por los improvisados del poder.
Ello a menos de que se rodee de gente que le ayude, que le ayude de verdad, a bien gobernar. En Veracruz hay talento, hay capacidad, hay experiencia y hay deseos de trabajar no con Morena, sino con la institución.
Cuitláhuac ha dedicado su vida, aparte de estudiar o estar en Alemania unos años, a militar en la izquierda, a vivir en las calles, en la protesta, en la exigencia del cambio, sustentado en la honestidad y la lucha por el fin a la corrupción.
Lidió con autoridades que lo reprimieron, pasó hambre, no paró por plantones, ni se arredró cuando lo desalojaron por la fuerza. Esa fue su vida.
Un día, sin embargo, la vida le cambió.
El Dios Peje le tendió la diestra y le dijo “¡Levántate y anda!”… y anduvo, pero se atarantó y no supo para dónde ya que su referente era la protesta, la calle, la marcha, la manifestación, los mueras al mal gobierno.
“¡Pero ya eres gobierno!”… le dijeron los perdedores luego de entregarle las llaves de Palacio.
El problema es que ahora no sabe cómo abrir las puertas del poder y qué hacer atrás del escritorio del hombre más poderoso de Veracruz.
¡Que Dios nos agarre confesados!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |