Pachorrudo como es, Hipólito dejó pasar los meses hasta que le dijeron que Xalapa ocupaba los primeros lugares en ejecutados y extorsionados. Fue entonces que anunció que sus policías se capacitarían, pero en Puebla.
El 30 de mayo de este año pidió permiso al Congreso para mandar a los muchachos a la ciudad camotera, pero en el Congreso de mayoría panista no dieron trámite a su petición. Ante esto, el 28 de junio anunció que con la anuencia de los legisladores o sin ella enviaría a sus elementos a Puebla.
¿Por qué Puebla y no El Lencero? “Porque queremos que ingresen a una academia que tiene el mayor prestigio y que no ha pasado por ningún momento de inestabilidad. Nuestros elementos acudirán a un lugar donde sé que hay una excelente trayectoria” contestó.
Y órale, los prospectos partieron a Puebla donde se capacitaron por cinco meses, regresaron y… Pues nada, que a los capacitadores se les olvidó enseñarles a disparar.
Este martes un desencajado alcalde dijo que, con la pena, pero la nueva policía municipal no sabe utilizar el armamento porque no tuvieron prácticas de tiro.
¿Y ora…?
No pues ahora siempre sí se van a capacitar en El Lencero.
Cero y van dos, Hipólito. Cero y van dos…
Antes de dejar la alcaldía, Américo Zúñiga dijo en una entrevista que el relleno sanitario de El Tronconal era el mejor de su tipo en Veracruz. Esto bastó para que Hipólito lo descalificara y lo mandara cerrar.
El problema es que nunca tuvo un plan B; es decir, no buscó otro terreno para un relleno sanitario.
Quiso tirar la basura en Emiliano Zapata y lo mandaron al diablo; lo intentó en Coatepec y también lo batearon. Probó en el puerto de Veracruz (hazme el favor lector, tirar a 110 kilómetros de distancia la basura de los xalapeños con el gasto que eso genera en casetas, gasolina y comidas) y le dijeron “ni se te ocurra”. Se fue a la congregación de El Castillo y lo sacaron casi a patadas.
Ya con la bomba encendida y a punto de estallar, el alcalde reculó y dijo que siempre sí se seguirían depositando los desechos en El Tronconal.
Para esto tuvieron que pasar cuatro días en que los camiones de Limpia Pública anduvieron de un lado a otro con su pestilencia, mientras en Xalapa se formaban cerros de basura en las esquinas.
Con los policías pasó lo mismo. Hipólito descalificó a la academia de El Lencero y ahora, como perro apaleado, toca a sus puertas para que le hagan la caridad de recibir a sus muchachos.
Más ineptitud, imposible. Lo malo es que esas metidas de pata le han costado millones de pesos al erario. Y al no haber vigilancia, también han costado la vida de muchos xalapeños.
Qué vergüenza, chingá; un año en el cargo y ha sido incapaz de crear una policía municipal digna.
A veces pienso que Rodríguez Herrero no tiene amigos. Uno que tuviera le aconsejaría que mejor renuncie y se regrese a Xochimilco.
Y como no tiene a ese amigo, seguirán los desatinos y los costosos disparates de un sujeto que nunca debió ser munícipe de Xalapa.
Ay Hipólito… ay Hipólito, qué vamos a hacer contigo.
bernardogup@hotmail.com
|