“Se debe combatir la corrupción en la Fiscalía, llegar a su fin la supeditación del poder ejecutivo, reordenar la institución y hacer realidad la procuración de la justicia”.
Abogado serio, ético y con más de 45 años dedicado a un solo tema, responde sin ambages:
“Soy apartidista, un abogado de prestigio, un servidor público jamás acusado de corrupción y acaso el más experimentado aspirante a la Fiscalía General del Estado”.
¿Cómo se encuentra en estos momentos la Fiscalía?, se le pregunta.
“Mire. En su tránsito de la Procuraduría General a Fiscalía General se perdieron objetivos sustantivos. El Primer fiscal, Luis Angel Bravo, un
acreditado abogado postulante carecía de experiencia en la función pública y ya para el segundo, el actual, el señor Jorge Winckler, su sumisión trastocó la procuración de Justicia”.
¿Y la corrupción, como ha dañado a la institución?
“La corrupción se volvió natural. Se acabó pudor. Buena parte de la gente que trabaja al servicio de la Fiscalía está metida hasta el tuétano en la dádiva y el moche. Le piden dinero hasta a la gente de más escasos recursos. Hoy, con este nuevo impulso, en el marco de lo que se ha dado por llamar la Cuarta Transformación, se requiere meter la mano en serio en la procuración de justicia, en el servicio público”.
¿Entonces, de nada sirvió el cambio de Procuraduría a Fiscalía?
“En nada. La Fiscalía sigue funcionando como Procuraduría. No se ha hecho nada en favor de la creación de nuevos perfiles. El 80 por ciento del personal nada sabe de juicios orales, los esquemas de procuración de justicia son verdaderamente anacrónicos y se debe mejorar el desempeño de las fiscalías regionales”.
¿El tema de los colectivos, qué tan grave es?
“Grave, gravísimo. Para aparentar soluciones se tomaron medidas equivocadas. Por tapar a la policía de la Secretaría de Seguridad Pública e intereses personales de grupos y entes de poder, se solapó; se alteró el régimen legal y se hizo a un lado la evaluación que debería ser permanente”.
Oriundo de Temapache, municipio de Alamo Temapache, al norte del estado, quien también fuera Presidente de la Sala de lo Familiar del Tribunal Superior de Justicia, sostiene que en el imaginario colectivo hay una confusión sobre la aplicación de la ley.
“Hay que deslindar. La Fiscalía es la que procura justicia sobre hechos consumados y la Secretaría de Seguridad Pública es la que debe ocuparse de la prevención del delito. Es muy importante la ciudadanía lo sepa para exigir a cada institución el cumplimiento de sus atribuciones. Ello es
relevante en la lucha contra la criminalidad y en el resultado en la atención integral y reparación del daño a las víctimas.
¿Una verdadera autonomía también va en función del presupuesto, no es así?
“Una verdadera autonomía en la procuración de la justicia consiste justamente en eso, en una libertad presupuestaria. La Fiscalía debe estar colocada como la Universidad Veracruzana, como el Poder Judicial, que tienen presupuesto porcentual propio anualizado, sin estar sujeto a las decisiones del ejecutivo o legislativo. Actualmente la Fiscalía recibe un equivalente al 2 por ciento del presupuesto del Estado; ello habría que evaluarlo, someterlo a revisión y asignar un presupuesto porcentual anual”.
Usted guarda el perfil… pero puede no ser ¿No es así?
“Por supuesto, mi amigo. Mire, cuando salga la convocatoria para ser Fiscal yo me apuntaré. Voy a recorrer el estado para charlar con quienes se dedican a este importante ministerio. Voy a platicar con las organizaciones de abogados, asociaciones, federaciones, barras, colectivos y organizaciones relacionadas con el tema y, en lo general, con aquellos preocupados por este tema en el convencimiento de que tengo los pies en la tierra. No olvido mi origen. A mí me enseñaron que tengo que cuidar a los de abajo, sin descuidar a los de arriba”.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo
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