¿Será que acaba de nacer el señor magistrado?
Mientras en otros países un partido político se crea como verdadera alternativa ciudadana y quienes aspiran a registrarlo saben que deben sudar la gota gorda para lograrlo, en este México nuestro y salvo rarísimas excepciones, un partido político se funda con la única finalidad de sacar de jodidos a los desempleados y zánganos de la política.
Eso de que “Somos una auténtica propuesta democrática”; “No somos mercenarios de la política sino una alternativa honesta”; “Somos una organización abierta a todas las ideas propositivas” y la más pegadora “Jamás seremos comparsa de nadie” es la parte alegórica de un plan cuyo único y verdadero propósito es la lana.
Nada más fácil en México que formar un partido político; unas cuantas asambleas distritales o municipales aderezadas con unas cuantas firmas (el 0.26% de los inscritos en el padrón electoral del distrito correspondiente) y ya estuvo.
Desde el nacimiento del INE (antes IFE) se cuentan por docenas los ejemplos de partidos políticos que nacieron, recibieron sus prerrogativas y murieron de inanición económica mientras sus dueños se convirtieron en nuevos millonarios. Y en ese sentido Veracruz no es la excepción.
Con la crisis de trabajo que hay en la entidad; con los cientos de politicastros vividores que deambulan por ahí causando pena y ayunos de transas y de moches, se me hace hasta poco que sólo 15 organizaciones deseen brincar al status de partidos políticos.
No creo que todas logren su objetivo, pero mientras menos sean mejor les irá a las que consigan el registro porque recibirán más prerrogativas. En lenguaje llano: entre menos burros habrá más olotes.
¿Cuántos de los nuevos partidos sobrevivirán a las elecciones intermedias y cuántos llegarán a las del 2024? Acaso un par, no más.
Ejemplos de longevidad político-parasitaria hay dos en el país: el PT y el PVEM que desde su registro (hace 29 y 28 años respectivamente) han tenido el tino de ser comparsas de los partidos grandes.
¿Qué ha aportado a la democracia mexicana? Nada. Lo único que han conseguido y hasta por sabido se calla, es hacer multimillonarios a sus dueños y más fregados a sus escasos militantes.
En contraparte con esos parásitos nacionales, los partidos-parásitos estatales tienen poca duración; acaso dos elecciones y ya. Pero no desaparecen del todo, sus dueños los reciclan fundando otra organización con otras siglas. Es decir, desaparecen para dar paso a otros, que desaparecerán para que otros nazcan y así hasta el infinito. Y todos con un solo fin: medrar del presupuesto.
Eso de que fortalecen las instituciones y contribuyen a la vida democrática, es puro pinche sobado y relamido cuento.
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