Las agresiones sexuales de sacerdotes, seminaristas y religiosos contra niños, niñas, adolescentes y jóvenes totalmente indefensos no deben continuar en la más oscura de las indiferencias de autoridades eclesiásticas y laicas.
El Vaticano mantiene campaña permanente contra el aborto, el divorcio, las relaciones premaritales, los métodos anticonceptivos, la píldora de un día después, el matrimonio de sacerdotes, el sacerdocio de las mujeres, la homosexualidad, el matrimonio igualitario, los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, la fecundación en vitro, el acceso a la eucaristía de personas divorciadas vueltas a casar y el acceso de personas homosexuales al sacerdocio.
También decreta excomunión contra aquellas mujeres que abortan y las ordenadas sacerdotisas, pero no contra los sacerdotes y religiosos pederastas, afirma el profesor emérito de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan José Tamayo en artículo publicado en el diario El País, el cinco de enero del 2019.
Francisco, nombre secular de Jorge Mario Bergoglio Sívori, es el primer pontífice originario de Ámerica, ampliamente identificado con los sectores progresistas de la Iglesia Católica y Apostólica, surgido de la Compañía de Jesús, órden religiosa de clérigos regulares de la iglesia católica, fundada en 1534.
En su abultada agenda de reformas aplicadas a corto, mediano y largo plazo, destacan por su importancia las referentes al Código de Derecho Canónico, la sanidad, la familia, los tribunales eclesiásticas, la economía, las finanzas, la administración, la comunicación social y la lucha abierta en contra de la pedofilia, la pederastía, los abusos, la protección de menores y migrantes.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, el órgano de la iglesia católica encargada de juzgar delitos graves, entre los cuales se encuentran los abusos sexuales cometidos por clérigos contra menores de edad, recibe anualmente más de 500 casos de pederastía enviados de las diversas arquidiócesis y diócesis a nivel mundial.
La dimensión del tema obligó a la curia romana a convocar a los 113 presidentes de las conferencias episcopales en el Vaticano, para remediar el descrédito de los múltiples escándalos de encubrimiento, del 21 al 24 de febrero del 2019.
El sumo pontífice reconoció los abusos sexuales de sacerdotes y obispos con monjas, de acuerdo al servicio de información www.vaticannews.va, del cinco de febrero en curso.
Cinco días después, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, Nuevo León, denunció en su mensaje dominical, sin profundizar en el tema, que 152 sacerdotes de la iglesia católica han sido retirados del servicio y otros consignados a las autoridades por abusar sexualmente a menores de edad, del 2010 al 2019.
El llamado del máximo jerarca católico, todavía no es bien asimilado por el ala conservadora de la iglesia mexicana, como lo confirma el enfrentamiento entre el arzobispo primado de la Ciudad de México, cardenal Carlos Aguiar Retes y el arzobispo emérito, cardenal Norberto Rivera Carrera.
El papa Francisco recomendó al inicio de su mandato a cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, párrocos y laicos, buscar a víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
El hecho de que Aguiar Retes mantenga contacto con la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), con el Centro de Investigación y Formación Interdisciplinaria para la Protección del Menor (CEPRODEME, por
sus siglas en español) y con la organización Acabar con los Abusos del Clero (ECA, por sus siglas en inglés), molesta a Rivera Carrera, señalado de proteger en su momento al sacerdote Marcial Maciel Degollado, fundador en Veracruz de las congregaciones Misioneros del Sagrado Corazón y de la Virgen de los Dolores, antecedentes de la Legión de Cristo y del Movimiento Regnus Christi en enero de 1941.
Maciel Degollado, fue denunciado por pederastía y pedofilia en 1941 y las primeras investigaciones iniciaron en el 2006, reveló el cardenal brasileño Joan Braz de Aviz, prefecto para los Institutos de Vida Consagrada del Vaticano.
La iglesia católica cuenta con 18 arquidiócesis y 95 diócesis, cubiertas por más de siete mil 165 parroquias en el país, para atender cerca de 110 millones de fieles, los cuales representan el 98 por ciento de la población, de acuerdo a datos del portal www.vaticannews.va.
Mientras que la provincia eclesiástica del Estado de Papantla, Veracruz, Córdoba, Orizaba, San Andrés Tuxtla y Coatzacoalcos).
Resulta difícil creer que de las 18 arquidiócesis y 95 diócesis, solo la de Matamoros, Tamaulipas, denunciara a tres sacerdotes por abuso sexual contra menores y las restantes guardan
el más cómplice y encubridor de los silencios, al argumentar la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), carecer de facultades para exigir este tipo de información “ruidosamente” confidencial.
Para muestra un botón.
El portal www.bishop-accountability.org, documenta más de siete mil sacerdotes denunciados por pederastía en los Estados Unidos de Norteámerica, de los cuales cuatro mil 500 tienen nombres y apellidos, aunque podrían ser más de once mil clérigos, desde 1950.
El exdirector general de los Legionarios de Cristo, Silvester Heereman, aceptó que el tres por ciento de los sacerdotes de la congregación “habían sido acusados de prácticas sexuales con menores en el 2013, similar al registro de los Estados Unidos de Norteámerica que es del cuatro por ciento”.
La Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), atiende a más de 550 casos documentados en México del 2008 al 2019, consigna en su portal www.snapnetwork.org.
Más de 190 líderes religiosos se han reunido en torno a la cumbre de Roma sobre la pederastía de la comunidad católica sacerdotal.
Llevan bajo el brazo una serie de propuestas sujetas al análisis del sumo pontífice, de las que sobresalen nueve: tolerancia nula hacia los abusadores, expulsión de los culpables, definir el abuso sexual de un menor, apertura de los archivos del Vaticano, trasladar las denuncias a la justicia civil, cuestionar el celibato, publicar el nombre y los apellidos de sacerdotes pederastas, el número de casos denunciados y calificar el encubrimiento como delito canónico.
Las cartas de la feligresía ofendida están echadas sobre la mesa del cuestionamiento mundial.
Ya no es hora de pedir perdón ni el momento de ofrecer disculpas y menos de invocar errores.
Los que acudieron al llamado papal, demandas respuestas justas, acciones confiables y sanciones creíbles.
El liderazgo de Francisco está en juego.
Sólo para tus ojos . . .
¿Por qué la arquidiócesis de Xalapa no movió los testimonios relativos a la parroquia de San Pedro Apóstol y de la Casa Hogar Manuel Pío López?
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