Pero si siguiera gobernando su noticia bomba hubiera sido la “inminente” extradición de Karime Macías de Duarte.
Y es que un medio nacional dio a conocer que la Fiscalía General de la República (antes PGR) habría solicitado al gobierno de Irlanda del Norte la detención con fines de extradición de la mujer.
Falso.
La FGR envió desde el sexenio anterior (cuando gobernaba Peña Nieto), una sola petición de detención con fines de extradición a Gran Bretaña, el País de Gales e Irlanda del Norte. No ha habido otra petición; es la misma de la que habló este martes el rotativo.
Como quiera que sea, esta noticia que hace 15 o 20 meses hubiera llenado de júbilo a la raza jarocha, pasó casi desapercibida. De hecho fue sepultada por 128 homicidios y 33 secuestros en un mes de febrero que se ha hecho eterno.
Que traigan o no a Karime no tiene tanta importancia para una ciudadanía que lo que anhela, es seguridad y paz para un Veracruz ahogado por la violencia e impunidad que contribuyó a solapar su señor marido.
Lo que sí calienta es que desde la cárcel, Javier Duarte haya enviado la enésima carta a Ciro Gómez Leyva donde le confiesa que su esposa e hijos apenas viven con 180 mil pesos al mes. 80 mil pesos de renta; 50 mil de colegiaturas y 50 mil de “gastos varios” según dijo al periodista.
Pobre, cómo debe sufrir Karime. Qué feo debe ser para ella (tan fina y distinguida) rosarse con la raspa londinense al viajar en metro o autobús, en lugar de hacerlo en autos blindados y con un rosario de guaruras abriéndole paso.
Ha de ser hasta ignominioso para una señorona de su categoría sobrevivir con miserables 2 millones 160 mil pesos anuales, cuando eso se lo gastaba en un día de shopping en Polanco.
¿Qué cocinará para sus hijos con 50 mil pesos al mes? ¿Frijoles revueltos con garbanzo?
Ha de sufrir tanto como los menores y sus madres a los que dejó sin 120 millones de pesos cuando fue presidenta del DIF. O como millones de veracruzanos que nunca han visto 180 mil pesos juntos.
Seguramente sufre igual que los familiares de los desaparecidos que han gastado lo que no tienen buscando a sus seres queridos. O como las madres que de tan humildes tienen que recurrir a la solidaridad de los vecinos para comprar un cajón y enterrar al hijo asesinado.
Pobre Karime, qué lástima da. Ojalá pronto regrese por estas tierras para que reciba el afecto y agradecimiento del pueblo que tanto la quiere y tan bien la recuerda.
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