Este martes se dio a conocer que un juez de distrito declaró sobreseída la solicitud de amparo de la ex presidenta del DIF de Veracruz en contra del proceso de extradición que se le sigue a solicitud de la Fiscalía General del Estado, y cuya ampliación fue solicitada por la Fiscalía General de la República esta misma semana.
Así que Duarte lo que busca es ganar tiempo y desviar la atención sobre el verdadero tema, que es la extradición de Macías Tubilla, apelando a la lástima. Aunque en realidad, lo que único que provoca es mayor indignación en su contra.
Resulta irrisorio el planteamiento de que con 180 mil pesos mensuales una familia de cuatro personas viva en uno de los barrios más exclusivos de Londres y tres de ellos, además, asistan a la escuela –que tampoco es barata y mucho menos gratuita-. Pero concediéndole que así fuera, ¿de dónde sale el dinero que Javier Duarte les envía, si está preso desde hace más de dos años y con sus propiedades incautadas por el gobierno?
La pista la da él mismo cuando hace referencia a los “entrañables amigos” que lo apoyan en esa tarea, uno de los cuales sería su operador financiero y presunto prestanombres, Moisés Mansur Cysneiros, refugiado en Canadá y quien se encargaría de realizar las maniobras financieras con el dinero -y nunca será tarde para decirlo- robado a los ciudadanos veracruzanos y del cual aún disponen los Duarte Macías para pagarse un exilio de oro en Europa y al mismo tiempo sufragar los carísimos servicios de su defensa legal en México.
Sin duda, llamó la atención que, aparentemente sin venir al caso, luego de afirmar que la PGR de Enrique Peña Nieto le puso “una pistola en la cabeza” para aceptar el procedimiento abreviado y declararse culpable de delitos menores por los que recibió una sentencia ridícula, Javier Duarte se refiriera al gobierno de Andrés Manuel López Obrador en términos más que halagadores.
Duarte calificó a López Obrador como “un presidente muy sólido, con una base muy fuerte, con apoyo ciudadano”, así como respetuoso de las instituciones, por lo cual, agregó “no veo riesgo de que México se convierta en Venezuela”.
Viniendo de Javier Duarte, cualquier lisonja es sinónimo de vituperio y vergüenza. ¿Todavía creerá el Presidente que es un “chivo expiatorio”?
Capaz que sí.
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